Miles de personas llegadas de toda Europa recorrieron este lunes el centro de Berlín para celebrar el vigésimo aniversario de la caída del Muro (ver especial) en la que ha sido bautizada como la Fiesta de la Libertad, un momento histórico que simboliza la reunificación alemana.
A pesar del frío y la lluvia, oriundos y turistas no quisieron perderse esta fecha y salieron a presenciar los actos, que culminaron con el derribo de un muro simbólico hecho con piezas de dominó gigantes y con fuegos artificiales.
El ex presidente de Polonia y Premio Nobel de la Paz, Lech Walesa, puso en marcha la operación de derribo del dominó gigante con el que se simbolizó el fin del Telón de Acero: más de mil piezas que ocupaban un espacio de 1,5 kilómetros y terminaron besando el suelo de las céntricas calles de la capital alemana.
'Fue un hito feliz en la historia de Alemania' , dijo Angela Merkel
Francés, polaco, italiano, inglés o español son algunos de los idiomas que se escuchaban por las calles que rodean la emblemática Puerta de Brandeburgo, convertida en el punto central de la ceremonia: recibió a todos los gobernantes de la Unión Europea y a más de 20 estadistas de todo el mundo.
Allí, Angela Merkel recordó el 9 de noviembre de 1989 como la 'victoria de la libertad', que no debe contemplarse como un bien 'sobreentendido', sino algo por lo que se debe luchar y defender cada día. 'Fue un hito feliz en la historia de Alemania', añadió la canciller alemana, que agradeció la 'ayuda generosa de nuestros aliados'.
Nada pareció minar la atención que la fecha provoca en los ciudadanos extranjeros, que sacaban fotografías desde los rincones más insospechados, ni en los medios de comunicación internacionales, especialmente las televisiones, quienes enviaron equipos especiales.
Los líderes mundiales no se perdieron los actos, que culminaron con la caída de un muro de dominó
Todos pudieron captar el instante en el que un centenar de ciudadanos acompañaron a tres singulares personalidades del mundo de la política —de ayer y de hoy— en un escenario mítico.
Merkel cruzó, al igual que había hecho 20 años atrás, el primer paso fronterizo que levantó la barrera la noche que cayó el Muro de Berlín. Le acompañaron los ex presidentes soviético y polaco, Mijail Gorbachov y Lech Walesa.
Ese paso, en la Bornholmer Strasse, quedó para la historia como el primero que permitió el tránsito libre entre las dos Alemanias. Un hito que tuvo lugar después de que el miembro del Politbüro de la extinta República Democrática Alemana, Günter Schabowski, leyera el 9 de noviembre de 1989, en rueda de prensa, el comunicado de la RDA por el que quedaron abiertas las fronteras.
Merkel participó en la recreación de ese paseo hacia la libertad, no sólo como jefa de Gobierno de Alemania sino también como una de las miles de personas que esa histórica noche cruzaron al Berlín occidental por la Bornholmer Strasse, en la mayoría de los casos sólo por unas horas.
'Ha sido lo más parecido a lo que ocurrió aquella noche'
La canciller destacó que esta marcha popular ha sido, dentro de los actos con los que hoy se conmemora el vigésimo aniversario de la caída del Muro , 'lo más parecido a lo que ocurrió aquella noche', mucho más que 'los encuentros diplomáticos'. En el paseo participaron Mijail Gorbachov y Lech Walesa.
Ambos fueron protagonistas de la celebración oficial, que tuvo como principales actos la caída del dominó gigante y el concierto de Barenboim. El músico argentino, responsable de abrir la Fiesta de la Libertad con la obertura del Lohengrin de Wagner, sorprendió a los presentes al incluir como invitado al tenor español Plácido Domingo.
Merkel, nacida en Hamburgo y criada en la RDA, no sólo ejerció de maestra de ceremonias y revivió su paso 'al otro lado' sino que además actuó de improvisada periodista, preguntando a los testigos por su experiencia de aquella noche y distribuyendo el turno de palabra, micrófono en mano.
La Cancillería convocó en octubre al acto de hoy y buscó por internet a testigos directos que cruzaron el puesto de la Bornholmer Strasse la noche del 9 de noviembre de 1989, entre los barrios de Prenzlauer Berg (este) y Wedding (oeste) de la capital alemana.
Durante la división de Berlín, que duró de 1961 a 1989, la llamada Franja de la Muerte discurría junto al puente de metal que corona la estación ferroviaria de la Bornholmer Strasse. Menos mediático que la Puerta de Brandeburgo, ese control fronterizo fue, sin embargo, el primero que permitió el paso generalizado, ante la presión popular de las cerca de mil personas que se agolpaban ante su puerta.
Los primeros germano-orientales fueron cruzando el paso con cuentagotas a partir de las 21.30 (hora local) pero, conforme se sucedían los momentos de tensión, los responsables del control decidieron levantar las barreras dos horas después.
En unas horas cruzaron unas 20.000 personas, incluida la canciller, quien luego regresó a su domicilio en el este berlinés
La apertura del puesto de la Bornholmer Strasse, a las 23.20 horas, se considera el inicio de la caída del Muro. En apenas unas horas cruzaron por ese paso unas 20.000 personas, incluida la canciller, quien posteriormente regresó a su domicilio en el este berlinés.
En los otros puestos fronterizos de la capital se repetían la misma situación: miles de personas deseosas de disfrutar de la nueva libertad de viajar y soldados desbordados ante una avalancha humana para la que no estaban realmente preparados (ver fotogalería ).
El anuncio de la apertura de las fronteras que leyó Schabowski ante las cámaras estaba embargado hasta las cuatro de la mañana del día siguiente, un detalle que él no vio y, preguntado por los periodistas, afirmó que ese decreto entraba en vigor de manera inmediata.
Lo que podría haber terminado en un baño de sangre —si los soldados fronterizos hubieran recurrido a las armas ante tal avalancha humana— pasó a la historia sin embargo como la culminación de las ansias de libertad del pueblo germano-oriental.
El centenar de alemanes del Este volvieron a recorrer hoy sus pasos de aquella noche rodeados de un enjambre de periodistas, bajo la lluvia y acompañados de Merkel, quien manifestó que los acontecimientos del 9 de noviembre fueron 'el resultado de una larga lucha contra la falta de libertad'.
Entre los aplausos del público, elogió a los asistentes que 'ayudaron a abrir el camino' a la reunificación de Alemania y sostuvo que hoy no sólo debe ser 'un día festivo' en Alemania, sino también en Europa y en el resto del mundo.
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