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Marian Mitrita, un inmigrante que trató de encontrar fortuna en España

EFE

Marian Mitrita, fallecido el pasado 19 de septiembre en Valencia tras inmolarse "a lo bonzo", era uno de cientos de miles de emigrantes rumanos que salieron de su país en búsqueda de un futuro mejor.

Nacido hace 44 años en el empobrecido barrio gitano de Prepeleac en la ciudad de Targoviste, a unos 100 kilómetros al noroeste de Bucarest, Marian pudo al menos terminar la educación primaria, obligatoria durante el régimen comunista.

No así sus hijos, Izabela, de 17, y Dragos de 3, que debido al elevado costo económico que supone desde el fin del comunismo la escolarización no tuvieron ese privilegio, según relató a Efe una de las tres hermanas de Marian.

De profesión pintor de brocha gorda, Marian sobrevivió durante los años de la transición económica y política en Rumanía gracias a trabajos precarios en la construcción y también realizando transportes con su carreta a caballo.

Solía recoger chatarra, botellas de plástico y cartones para luego venderlos por unos pocos lei, la moneda local rumana.

Ante la desesperación, la miseria y el hambre, Marian decidió hace cuatro meses viajar con su familia a España, destino ya antes de cientos de miles de sus compatriotas, en búsqueda de un trabajo estable y una vida mejor.

Para ello, vendió su caballo, la carreta y todas sus pertenencias, dejando atrás sólo una cama y una mesa en su chabola en la llamada "calle de las frutas" de Prepeleac, un barrio que aloja a unas 750 familias gitanas que malviven mediante actividades en la economía sumergida.

Marian falleció en el Hospital de la Fe en Valencia tras rociarse con gasolina y prenderse fuego el 4 de septiembre ante la subdelegación del Gobierno en Castellón, para protestar porque no podía encontrar un empleo estable en España ni podía regresar a casa por falta de dinero.

Con quemaduras de primer grado sobre el 70 por ciento del cuerpo, pasó en estado crítico 15 días en la Unidad de Grandes Quemados antes de morir.

El hombre, que no tenía permiso de residencia ni empleo en España, se quejó de unos compatriotas que le prometieron un lugar de trabajo legal España antes de recurrir al gesto extremo.

Asimismo, dijo que le había sido robado el último dinero recogido para pagar el viaje de vuelta a Rumanía para él y su familia.

Su cadáver fue repatriado esta semana a Targoviste, donde la policía tuvo que intervenir para impedir que su esposa Ionela fuera linchada por sus parientes, que la acusan de no haber hecho todo lo necesario para impedir la trágica muerte de su marido.

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