María Castro (Vigo, 1981) está feliz con su premio Ondas a la mejor intérprete de ficción nacional. 'Me quedé en estado de shock cuando me enteré', explica animadamente esta joven actriz, cuya presencia en la serie Sin tetas no hay paraíso (Telecinco) se ha ido asentando temporada tras temporada de la mano de un personaje de gran carisma, Jessica.

'Cogí el papel con muchísimas ganas porque es una persona muy diferente a mí; por eso intenté crear algo que no tuviera nada que ver conmigo, que fuera una mujer dura pero a la vez creíble', afirma Castro, quien se siente satisfecha de haber logrado que el público empatice con Jessica, porque 'podría haber sido odiada'.

La clave de esa conexión directa está, para Castro, en que los espectadores no sólo observan el lado más frío de esta buscavidas, sino que también la ven llorar y padecer. 'Su parte humana es la que reblandece a la gente y a mí lo que más me gusta de ella es su capacidad de lucha, que yo también tengo pero de manera más legal, y su corazón, aunque lo saca muy pocas veces', confiesa. Así, Jessi sigue siendo uno de los reclamos de Sin tetas no hay paraíso, que afronta su tercera temporada con buena salud gracias a una audiencia que se mantiene fiel a sus tramas y sus personajes, que según Castro 'tienen mucha vida interior'.

Castro abandona hoy su rol de mujer fatal para acudir al concurso Pasapalabra, que celebra su programa 700. En este tipo de platós se encuentra cómoda, tanto que no descarta llegar a presentar un programa. 'Hoy empiezo a estudiar el segundo ciclo de Periodismo. Quiero aprender y no fomentar el intrusismo', concluye.