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La marca que reina en la papelería

ENRI nació en 1939 en una fábrica de Barcelona, con un negocio artesanal de transformación de papel en cuadernos

ANA REQUENA

Si por algo es conocida la empresa ENRI es por los cuadernos que cada año miles de escolares utilizan para sus clases. De colores, tapa dura o blanda, cuadriculados o con renglones, hasta los más modernos, que incluyen separadores interiores o reglas. Pero también carpetas, archivadores, agendas... Los productos escolares y de oficina han sido siempre la especialidad de ENRI, que se ha esforzado por adaptarse a las nuevas tecnologías lanzando productos informáticos.

La marca cumple este año su 70 aniversario: en 1939, Enrique Grebler comenzó en una fábrica de Barcelona con un negocio muy artesanal de transformación de papel en cuadernos. El nombre de ENRI procede de las cuatro primeras letras del nombre de su fundador. La empresa era cliente del grupo papelero Torras, que a finales de los sesenta compró ENRI para controlar todo el proceso de fabricación, transformación y distribución de productos escolares y de oficina. Con la incorporación a Torras llegó maquinaria moderna y se construyó una fábrica nueva en Flaçà (Girona).

En los noventa, el grupo europeo Hamelin, líder europeo del mercado del papel, se hizo con ella, lo que permitió a la empresa española pasar de una presencia en el mercado del sector del cuaderno de entre el 10 y el 14% al 32%. Desde entonces, la compañía pertenece a la división Books & Pads de Hamelin.

'Hace cinco años se buscó una marca paraguas para toda Europa, Oxford, que comercializa ENRI y que es la única marca de cuadernos que ha hecho publicidad en televisión', explica el director general de la compañia, Santiago Oset. La apuesta por la publicidad parece haber dado resultado: 'Los estudios de notoriedad de marca han situado a Oxford como la primera marca conocida por el usuario', dice.

La diferencia en el grosor del papel es lo que caracteriza a cada marca de cuadernos comercializada por ENRI: la más gruesa es Oxford, con 90 gramos, para evitar que la tinta traspase, frente a los 70 de Status y los 60 de la propia ENRI. Diferentes marcas para diferentes clientes y necesidades.

Fue también en 2004 cuando la empresa se planteó un nuevo reto: la escritura digital. Un bolígrafo acompañado de un soporte digital específico con una cama de lectura que reconoce la escritura, la almacena en el ordenador y la pone a disposición del usuario es el Easybook. O la apuesta más reciente y sorprendente, el Papershow: con una tecnología parecida a la del Easybook, incluye además un USB con el que se pueden hacer presentaciones de negocios o estudios y que permite que el usuario pueda visualizar y modificar la información al momento. 'Es un producto con muchas posibilidades, ha empezado a funcionar bien', afirma Oset.

Esa vía de innovación es con la que la compañía afronta esta etapa de crisis, pero sin dejar de apostar por sus productos de siempre, 'en los que también se puede innovar', para no perder su identidad. 'Una marca tarda muchos años en construirse y muy poco en echarse abajo', subraya Oset.

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