Este artículo se publicó hace 16 años.
Maliki rechaza el diálogo mientras continúan los choques entre la milicia y Ejército iraquí
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ha mostrado hoy su rechazo a dialogar con la milicia del "Ejército del Mahdi", fiel al clérigo chií Muqtada Al Sadr, que se enfrentan desde el lunes con el Ejército iraquí en Bagdad y en varias poblaciones del sur del país, como Basora.
Al Maliki ordenó hoy a los responsables de las operaciones de seguridad en el país "tratar con determinación" a los insurgentes y ha advertido de que todo aquel que no cumpla el toque de queda -que entró en vigor ayer y se mantendrá hasta el domingo-, se convertirá en un "objetivo".
Según un comunicado de la dirección del plan de seguridad, entre las principales medidas que ordenó tomar Al Maliki figura la de "tratar con determinación y fuerza a las organizaciones armadas, sin negociaciones ni treguas".
Las declaraciones de Al Maliki se produjeron después de una sesión parlamentaria convocada con carácter extraordinario para resolver esta crisis, que ya ha dejado más de 140 muertos.
Sin embargo, en la sesión, en la que se apreciaron notables ausencias, los legisladores se limitaron a acordar la formación de una comisión de investigación.
Fuentes parlamentarias han afirmado que las conversaciones continuarán, previsiblemente esta noche, en casa del ex primer ministro iraquí Ibrahim Yafari para intentar encontrar una salida a los enfrentamientos, que estallaron el pasado lunes entre el "Ejército del Mahdi" y el Ejército iraquí.
El "Ejército del Mahdi" fue creado por Muqtada Al Sadr en 2004 en respuesta a una gran ofensiva estadounidense contra sus seguidores.
Ese mismo año, la milicia, todavía con escasos recursos, libró violentas batallas contra las tropas de EEUU en Nayaf, sur de Irak, y en Ciudad Sadr, la populosa barriada de Bagdad que sirve de feudo a los fieles al clérigo.
Este grupo también cuenta con una importante presencia en el Parlamento donde cuenta con 30 escaños y en el Gobierno, donde contaba con seis ministros, uno de ellos el de Sanidad, antes de retirarse por su oposición a la política de Al Maliki.
La actividad de sus milicias es tal que el anuncio unilateral de una tregua realizado por Al Sadr el año pasado y renovado el pasado febrero se considera una de las principales causas del retroceso de la violencia en el país.
Sus detractores, acusan al "Ejército del Mahdi" de ser responsable de la violencia sectaria que colocó al país al borde de la guerra civil tras el atentado de febrero de 2006 contra un mausoleo chií en la ciudad de Samarra, 125 kilómetros al norte de Bagdad.
El hecho de que el grupo haya retomado las armas hace temer a muchos que se desborden los acontecimientos.
Mientras, por un lado, las milicias han instado al diálogo, apoyadas por Irán, que ha pedido un alto el fuego y el comienzo de las negociaciones, por otro, Al Maliki parece que ha decidido llegar hasta el final en esta lucha.
Para ello cuenta con el apoyo del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que hoy calificó la ofensiva iraquí en Basora de "momento definitivo" para el Gobierno de Al Maliki.
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