Este artículo se publicó hace 15 años.
Mainar, leve tras tomar medicamentos en la cárcel
El acusado de matar al alcalde de Fago ingresó de madrugada en un hospital de Zaragoza. Su estado es leve
Santiago Mainar, el único acusado del crimen del alcalde de Fago, cuyo juicio quedó visto para sentencia la semana pasada, ingresó de urgencia la pasada madrugada en el hospital Miguel Servet de Zaragoza. Según las primeras informaciones, Mainar ingirió algún tipo de sustancia medicamentosa en su celda de la prisión de Zuera (Zaragoza).
Fue el compañero de celda de Mainar (un preso de confianza de la dirección, figura que se emplea en las prisiones para colocar a un recluso en la misma celda de otro bajo riesgo de suicidio para controlar sus movimientos) el que dio la voz de alarma a la 1:00 de la madrugada. Este preso dijo a los funcionarios que Mainar estaba "muy mal" y que creía que había "tomado pastillas". El funcionario levantó a Mainar de la cama y le preguntó si había tomado algo. Éste respondió: "Estoy bien, he tomado mi medicación". El acusado del crimen de Fago toma habitualmente una pastilla para dormir.
Fue entonces cuando a Mainar se le sometió a un lavado de estómago en la propia enfermería de la prisión. En el vómito el médico no detectó ningún resto de barbitúrico, pero el paciente presentaba "somnolencia y hablaba con un lenguaje ininteligible", según fuentes penitenciarias, así que se decidió su traslado al hospital. Su estado es leve, según los servicios de salud.
En un posterior registro de su celda sólo se encontró ibuprofeno, paracetamol y una caja vacía de un expectorante para el resfriado. Mainar se encuentra desde el pasado día 26 de noviembre en el protocolo de prevención de suicidios, por lo que la dirección de la prisión no sabe si realmente se ha tratado de un intento de suicidio, de una forma de llamar la atención o de un exceso de celo por parte del compañero de celda.
Frío y distanteDesde que ingresó en la cárcel Santiago Mainar ha mostrado un comportamiento frío y distante pero correcto con los funcionarios y el resto de presos; habla poco y tiene fama de raro. Al principio leía mucho —por lo que se le destinó a la biblioteca de la prisión— pero últimamente la catarata en su ojo ha ido a más y ya no lo hace tanto.
A lo largo del juicio que terminó la semana pasada, Mainar reiteró su inocencia en todo momento. En su alegato final llegó a decir que prefería que le acusasen de "matar a un tirano antes que ampararlo". Durante la vista la defensa presentó varios informes psiquiátricos en los que se afirmaba que Mainar era "paranoico, narcisista y justiciero".
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