Este artículo se publicó hace 14 años.
Llega el negocio del coche compartido
Respiro ofrece dos modelos de coche. Uno es el mini que se ve en la imagen y otro un Clio Gran Tour para familias o necesidades de pequeños transportes
Casi nadie repara en ello, pero ¿ha pensado alguna vez cuántas horas utiliza su coche y cuántas permanecen aparcado? Basándose en que los vehículos están la mayor parte del día parados al lado de la acera y en la creciente conciencia por cuidar el medioambiente surgió en Europa el movimiento de car sharing (coches compartidos). La práctica en España está casi en pañales y ese fue el nicho de mercado que rápidamente detectaron los tres europeos fundadores de Respiro.
El destino los juntó hace un par de años en Madrid, en las clases del Internacional Executive MBA, del Instituto de Empresa. Philippe Remise, francés, Claus Biernoth, alemán y Ian Paterson, escocés, trabajaban juntos para presentar una idea de negocio con la que completar su formación. "Los tres estamos enamorados de esta ciudad, pero los coches a veces la estropean. Era evidente que en Madrid un negocio así tenía que encajar. Por eso la idea de montar la empresa surgió rápido", explica Phili-ppe Remise.
Lo que no fue tan rápido fue la puesta en marcha. Su primera labor, tras diseñar el plan de empresa, fue comentarle la idea a todas las autoridades públicas con alguna competencia en el tema. Se trataba de un sistema de alquiler de vehículos, que se diferencia de un negocio tradicional en el tiempo de uso y que no hay que ir a recoger el coche a la otra punta de la ciudad. El coche está disponible en un garaje abierto 24 horas cerca de la vivienda del usuario y lo puede alquilar incluso sólo media hora. "El apoyo fue total, sobre todo desde el área de movilidad del ayuntamiento", recuerdan. Hasta tal punto, que ahora los coches compartidos son los únicos que tiene permiso para entrar en las zonas del centro de la ciudad acotadas para residentes.
Más difícil fue conseguir financiación en plena crisis. La puesta en marcha de negocio se retrasó hasta marzo de 2010. La idea, a pesar de ser buena, era poco conocida en Madrid. Respiro sólo tiene, en la actualidad la competencia de la multinacional Hertz. "Al final conseguimos el apoyo de un empresario que, sobre todo, fue crucial para conseguir los contratos de renting de los coches", comenta Remise. La ley les obligaba a iniciar la actividad con 10 vehículos y no con uno o dos como ellos habían previsto.
Otra de las reticencias a las que tuvieron que enfrentarse es que, a diferencia del alquiler sin conductor de toda la vida, este negocio no se nutre de usuarios esporádicos. El compartir coche es una filosofía de vida. Supone decidir utilizar el compartido exclusivamente cuando es necesario para reducir la contaminación en las ciudades. Y eso las empresas del sector lo traducen en una especie de sistema de club. Es decir, para alquilar un vehículo, hay que ser socio de Respiro.
Así, hay que apuntarse al club y pagar 150 euros, de los que 100 son devueltos en caso de darse de baja. Después, cada vez que se utilice el vehículo se pagan 15 céntimos por minuto, con un límite máximo de 200 kilómetros. "El servicio está pensado para gente que necesita el coche para moverse puntualmente por la ciudad; ir a Ikea y esas cosas. Para grandes viajes, está el negocio tradicional", comenta Remise.
De momento, Respiro tiene 20 usuarios por cada uno de sus vehículos, aunque aspira a conseguir la media europea que es de 35 usuarios.
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