Este artículo se publicó hace 16 años.
Llega a Barcelona una exposición que actualiza la imagen de la civilización etrusca
Un trono de bronce, los grandes frisos de Tarquinia y una amplia muestra de joyas son algunas de las 170 obras que se exhiben a partir de hoy en CaixaFórum en la exposición inédita "Príncipes etruscos. Entre Oriente y Occidente", en la que se actualiza la imagen de la enigmática civilización etrusca.
La italiana Anna Mura Sommella, que ha comisariado la muestra, ha señalado hoy en rueda de prensa que se ha centrado principalmente en la época de máximo esplendor de este pueblo, que se desarrolló entre los siglos VIII a.C y I.a.C, en lo que hoy es la Italia central.
Algunas de las piezas que se exhiben ahora en Barcelona, y que posteriormente viajarán, a lo largo de un año, hasta Palma de Mallorca y Madrid, nunca antes habían salido de Italia.
Las obras expuestas provienen de los museos del Louvre de París, del Gregoriano Etrusco de la Ciudad del Vaticano; los Musei Capitolini y el Museo Nazionale Etrusco di Vila Giulia de Roma; el Museo Archeologico Nazionale de Florencia; la Soprintendenza per Beni Archeologici della Toscana y la Soprintendenza Archeologica per l'Etruria Meridionale.
La exposición está articulada en tres grandes sectores: el período de formación, representado por dos tumbas con ajuares significativos, pertenecientes a un guerrero y a una dama de alto rango; el mundo de las familias aristocráticas y la época de los príncipes, entre la segunda mitad del siglo VIII a.C y el IV a.C y acaba con el desarrollo de la civilización urbana.
En este apartado se evidencian, por ejemplo, desde aspectos relativos a la arquitectura sacra, la producción artística, la religión y los usos funerarios.
Asentados en la denominada Etruria, un amplio territorio de la Italia central, delimitado por los ríos Tíber y Arno, entre la Roma y la Florencia actuales, el pueblo etrusco ha sido considerado hasta hace muy poco como un "enigma", debido a sus peculiaridades etnográficas, lingüísticas, religiosas, políticas y culturales.
Anna Mura ha restado importancia, sin embargo, al misterio que envuelve a esta civilización, que ha calificado como una de las más importantes de la antigua Italia, y que tuvo importantes relaciones comerciales con los pueblos de la península ibérica, como el emplazamiento de Empúries (Girona).
Respecto de los últimos descubrimientos relacionados con esta civilización, Mura ha indicado que hasta hoy "todo lo que sabíamos se debía a las tumbas encontradas desde hace unos 200 años, mientras que ahora hemos empezado a encontrar restos de ciudades, de las que esperamos nuevos resultados".
Las excavaciones en áreas como la de Bello son más complejas, ha proseguido la experta, pero "ofrecen resultados extraordinarios, que permiten reconstruir la historia de este pueblo y conocer que las mujeres de clase alta tenían la misma paridad de estatus que los hombres".
Difícil, en cambio, será estudiar más en profundidad el idioma que hablaban, puesto que no han dejado ninguna documentación literaria, sólo breves inscripciones fúnebres, cortas dedicatorias o inscripciones de carácter religioso.
Precisamente, a la pregunta de qué objeto es el más importante de los que se exponen en la capital catalana, Mura no ha querido destacar ninguno en especial, porque todos tienen sus particularidades, pero ha citado una pequeña tablilla de marfil con uno de los dos alfabetos etruscos, que permite ver el tipo de signos empleados, que escribían de derecha a izquierda.
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