Este artículo se publicó hace 16 años.
Los jóvenes creen que el uso de drogas es peligroso pero normal y controlable
Las mayoría de los jóvenes españoles cree que el uso de las drogas -tanto legales como ilegales- es algo "arriesgado y peligroso", pero considera que su consumo es "normal" a su edad y que los beneficios superan a los riesgos.
Estas son algunas de las conclusiones de una investigación de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) que ha entrevistado a 1.200 jóvenes de entre 15 y 24 años, que consideran que los riesgos son algo inevitable en la vida y que el consumo de drogas se puede hacer de forma "controlada".
El estudio también ha puesto de manifiesto el cambio de discurso de los jóvenes, que en entrevistas individuales realizadas en privado destacan los peligros del consumo, pero los relativizan y justifican cuando son entrevistados en grupo.
Estas apreciaciones son prueba de que las campañas de información que enfatizan los peligros del consumo de droga "no funcionan todo lo bien que deberían funcionar", ha explicado el director técnico de FAD, Eusebio Megías.
Para ser más efectivas, las campañas deberían cuestionar los supuestos beneficios del consumo y abordar la capacidad de influencia del grupo y cómo hacerle frente.
Así, el estudio "La lectura juvenil de los riesgos de las drogas: del estereotipo a la complejidad", refleja que los jóvenes aseguran conocer el riesgo de consumir drogas y sus posibles consecuencias, pero que esto no es un factor disuasorio.
"Creen que las drogas tienen riesgo, como cualquier cosa que merezca la pena en la vida, y las usan para sentirse integrados en el grupo, porque el riesgo es asumible y porque es lo normal a su edad", ha subrayado Megías.
Para los jóvenes el riesgo a corto plazo del uso habitual de las drogas no es disuasorio porque el único riesgo de este tipo que ven es la muerte por accidente o sobredosis, algo que consideran una posibilidad remota y una "lotería" que no les va a tocar a ellos.
En cuanto al riesgo a largo plazo, sólo se concibe si hay hábito o adicción y el consumo propio se imagina siempre experimental; el tradicional "pero yo controlo".
Por contra, los beneficios son evidentes e inmediatos: "sentirse integrado, divertirse, estar más animado y aguantar más".
El estudio también revela que las actitudes tendentes a relativizar este tipo de riesgo son más frecuentes en hombres, de unos 22 a 24 años, sin creencias religiosas, que se definen de izquierdas, viven solos o con amigos, tienen un nivel menor de estudios para su edad y disponen de más dinero para los fines de semana.
Según sus posturas ante el riesgo, los jóvenes se dividen en cuatro tipos: los "retraídos" o cautos que rechazan el riesgo; los "integrados" que apuestan por la experimentación, pero dentro de un orden.
Los "experimentadores" que consideran que "en la vida hay que probar de todo" y, finalmente, los "contradictorios, que rechazan el riesgo aunque no consideran arriesgadas las drogas".EFE
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