A José Coy le gusta definirse a sí mismo como un sindicalista ciudadano. Considera, de hecho, que las diferentes luchas ciudadanas confluirán en lo que él llama un sindicalismo ciudadano del siglo XXI, un sindicalismo de la metrópolis, de las ciudades, los barrios... Un ejemplo, explica, es el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), que aunque nació en un ámbito rural, ya 'casi es urbano'. Coy, sin embargo, prefiere ser presentado como un miembro más de la Mesa Estatal del Frente Cívico. Este murciano de 50 años es, además, uno de los impulsores de las Marchas de la Dignidad que este sábado llegarán a Madrid desde diferentes partes del Estado.
La posibilidad de promover una gran marcha a Madrid, recuerda Coy, se remonta al mes de julio de 2013. Entonces, en una reunión en Córdoba, a la que acudían, entre otros, el portavoz nacional del SAT, Diego Cañamero, el fundador del Frente Cívico, Julio Anguita, y el propio Coy, se planteó la opción de organizar una gran manifestación hacia Madrid con puntos de salida situados en distintas ciudades. 'Era una idea difícil, pero fantástica', apunta Coy, que añade: 'Estábamos preocupados por la falta de un calendario de movilizaciones, de la excesiva paz social que se vivía... Notábamos además una creciente resignación en la sociedad frente a la imposibilidad de conseguir cosas'.
La idea se concretó en un encuentro posterior el 3 de septiembre, en el que se decidió iniciar un periodo de consulta para que otros grupos y movimientos pudiesen pronunciar su opinión al respecto. Finalmente, el 18 de septiembre se fijó el 22 de marzo como el día en que las diferentes marchas debían alcanzar Madrid. Carlos Martínez, de ATTAC, propuso que la movilización se apellidase Dignidad, al igual que el extremeño Campamento Dignidad. 'Nos pusimos de acuerdo en eso porque la crisis también consiste en eso, en quitarnos la dignidad, y somos nosotros los que tenemos que recuperarla', afirma el activista murciano. 'No vale de nada levantarse por la mañana, tomar el ansiolítico, luego ir a pasear, después comer y por último ponerse a ver la televisión. Hay que luchar'.
Es jueves, 20 de marzo, y Coy aprovecha para descansar unos pies con ampollas que caminan sobre el asfalto desde el 9 de marzo, cuando salió desde Murcia. Se queda en casa de su compañero del Frente Cívico Leopoldo Pelayo, en Aluche. Está en Madrid porque por la tarde tiene una reunión de la Coordinadora Estatal de las marchas para organizar la llegada, pero este viernes estará ya de vuelta en la carretera y mañana partirá desde la columna de Rivas. Pese a los dolores corporales y las heridas en los pies, lo lleva bien. 'Es una cosa muy emotiva, escuchar a los coches que te pitan, los comerciantes que salen a aplaudirnos, los vecinos desde los balcones... Todo eso ayuda a combatir los dolores'.
'Los testimonios que nos contamos entre nosotros nos producen mucha emoción' Las marchas están formadas, según sus estimaciones, por 1.500 personas, quizás 2.000. 'En un principio pensamos que la convivencia de tanta gente de diversa procedencia sería difícil, pero funciona bien, a través de reuniones, grupos de trabajo, asambleas...', explica. No obstante, ninguna de las marchas podría comprenderse, dice, 'sin el apoyo de los vecinos y vecinas que nos han dado alimentos a nuestro paso, soporte logístico, etcétera'.
Lo que empezó como una columna de parados, cuenta, se ha convertido ahora en una fábrica de sentimientos y emociones. 'Los testimonios que nos contamos los unos a los otros nos producen mucha emoción. Aquí, ahora, somos parados, afectados por las hipotecas, por la crisis... Participa gente que vive una situación de precarización extrema, personas que no esperaban pasar por esto: han perdido su vivienda, tienen los frigoríficos vacíos, dependen de la abuela, del abuelo, de los servicios sociales...'. Todas ellas forman lo que para Coy es ya la marcha de los invisibles, de las personas de las que no se habla 'porque solo se discute sobre macroeconomía, no sobre microeconomía'. Respecto a la emoción, al sentimiento, Coy cree que no se puede tratar de cambiar las cosas 'si no es emocionando e ilusionando a la gente'.
En Murcia, José Coy es posiblemente la cara más conocida de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). La creó, junto con otras personas paradas, en su pueblo, Molina del Segura. De alguna forma les había llegado el teléfono de la PAH de Barcelona y Coy llamó. Habló con Ada Colau, que les explicó de qué forma y por dónde podrían comenzar su labor. Constituyeron la PAH en Murcia en mayo de 2010, con la ayuda de Facua, Foro Social y demás colectivos.
El propio Coy fue un afectado por la hipoteca. El murciano, después de un periodo trabajando en conservas, ejercía de comercial en lo textil como autónomo. Las cosas le iban bien hasta que, cuenta, en 2002, la Organización Mundial del Comercio liberalizó los mercados y 'permitió la entrada sin impedimentos de productos de Asia'. Ahí empezó su crisis, 'antes que esta'. 'La puntilla la tuve cuando más adelante los bancos cerraron el grifo. No podía pagar las pólizas y la línea de financiación que teníamos muchos autónomos se perdió de la noche a la mañana'.
Y llegó la carta de desahucio. 'Al principio te quitan el teléfono, no puedes pagarlo, después la luz, tampoco puedes pagarla... Y luego ya van directamente a por la vivienda. Yo tenía parte de la mía hipotecada para financiar mi negocio'. El proceso de embargo duró tres años y medio. En 2010, Coy inició una huelga de hambre para evitar la subasta de su casa. Estuvo sin comer durante cinco días y consiguió paralizar el proceso. Dos años después, en 2012, fue a su entidad a tratar de negociar un arreglo, pero la única respuesta que obtuvo fue la de una nueva fecha de subasta: el 31 de octubre de 2012. Y volvió a iniciar una huelga de hambre, esta vez durante 15 días que le llevaron al hospital. Tras mucha pelea, logró la condonación de parte de su deuda: 'Yo debía 85.000 euros, pero con los intereses de demora eran ya 161.000 euros. Con la condonación se quedó en 35.200 euros. Mi vivienda es de nuevo de mi propiedad'.
'Si hay amnistías fiscales por qué no una hipotecaria' Actualmente, opina que hay que situar en la agenda el tema de la condonación: 'Si hay amnistías fiscales por qué no una hipotecaria. Así las personas tendrían derecho a comenzar de nuevo, a reinsertarse y a no seguir viviendo en una clandestinidad en la que ni siquiera puedes tener un teléfono'.
Participante activo también en el 15-M, Coy carga sobre su espalda años de combate. En los años 80 y 90, era secretario comarcal de Comisiones Obreras (CCOO) y participó en comités de huelga de más de 20.000 y 30.000 trabajadores. Eran tiempos en los que se sorprendía al comprobar que en las asambleas de trabajadores del campo, las mujeres hablaban de sus jefes como 'sus amos'. En su pueblo existía todavía la chorrá (trabajar media hora más al día de forma gratuita) y la pasarela (una persona chillando a los trabajadores sin descanso), no se pagaba la seguridad social, no se cumplían los convenios. 'Luchando conseguimos que todo esto cambiara', recuerda. Participó también en la lucha por los derechos de los migrantes, en una época en la que Rajoy era ministro del Interior. 'Nuestra lucha consiguió que mucha personas consiguieran papeles'.
Su hijo, de 20 años y en búsqueda de primer empleo, piensa que todas estas movilizaciones no sirven para nada. No tiene memoria, destaca Coy. 'La gente de su generación cree que siempre hemos vivido así, pero no es cierto, mi mujer y yo nos acordamos todavía de un tiempo en el que teníamos muchos derechos, derechos que habíamos logrado luchando'. En su opinión, la sociedad se encamina a una 'predictadura' en la que es necesario 'un plan de lucha, de conflicto social de muy alta intensidad'.
Desde hace 17 años ya no pertenece a CCOO. Echa en falta, de hecho, que los aparatos de los grandes sindicatos hagan algo. 'Antes, por mucho menos que esto nos lanzábamos a la carretera, pero ahora han cometido dejación de funciones', denuncia.
'Antes, por mucho menos que esto nos lanzábamos a la carretera'
Del 15M lamenta que se haya hecho el hara-kiri por sus 'teorías del no tener rostro ni estructura'. Es posible, entiende, que exista un movimiento horizontal y asambleario que no esté en contra de la operatividad y la delegación, siempre y cuando tenga el poder revocatorio. 'El 22M está basado en esto, es transversal pero tiene una estructura propia. Es un movimiento de movimientos que respeta la autonomía de cada uno de ellos'. Piensa, de todos modos, que el 15M sigue vivo, representado por ejemplo en muchas PAH.
Con las referencias del movimiento piquetero en Argentina y del Movimiento dos Trabalhadores Sem Terra (MST) brasileño, Coy apuesta por una evolución natural de la PAH que debe facilitar, 'a partir de la base social que tiene, la creación de otro movimiento contra el paro y la precariedad'.
A corto plazo, sin embargo, tiene en mente las acciones de estos días: la manifestación del 22, la asamblea del 23 en alguna plaza de Madrid, el rodea la Bolsa del 24 y la marcha a distintos Ministerios emblemáticos, y la última asamblea en Vallecas el 25. 'A partir de ahí trabajaremos ya en un calendario de movimientos'.
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