Este artículo se publicó hace 16 años.
José Coronado regresará al teatro con "Hamlet" en el Festival de Almagro
José Coronado, que estrena "Todos estamos invitados", ya prepara su regreso a las tablas con "Hamlet" como padre y a las órdenes de Juan Diego Botto en el Festival de Almagro, una vuelta de la que asegura que "tenía mono", porque "el teatro es el medio que realmente diferencia a un buen y un mal actor".
Con los 50 ya cumplidos, parece que la crisis de la madurez de la que se quejan algunos actores no afecta a José Coronado. Habitual de la pequeña y la gran pantalla, el actor confiesa su devoción por el teatro, un medio en que no se prodiga en exceso y al que se enfrentó por última vez hace dos años con "Paseo romántico por la poesía española", en el Festival de Artes Escénicas de Alcalá de Henares.
"El teatro para mí es sin duda la parte más gratificante de mi trabajo, aunque también la más sacrificada. Sin embargo, es donde te sientes más actor, el medio donde sigues aprendiendo cada día y donde se demuestra quién es un buen actor porque no hay ni trampa, ni cartón, como pueda haberlo en la tele", explica a Efe Coronado apenas una semana antes de comenzar los ensayos para el estreno el 15 de julio en Almagro junto a Marta Etura.
Y es que fue precisamente un pequeño papel en la obra de teatro "El público", de Federico García Lorca, el que le sirvió para darse a conocer en la interpretación.
Pero, como él mismo asegura, "un actor del siglo XXI debe ser todo terreno y adaptarse a otros medios que te dan la publicidad suficiente como para que te llamen en otros papeles".
En su caso, papeles televisivos en series como "Hermanos de leche", "Periodistas" o, durante la último año "R.I.S. Científica" dan la réplica a una filmografía que incluye títulos como "Siempre Tuya", "La dama boba", "Lobo" o "Goya en Burdeos", con la que fue candidato al Premio Goya 1999.
Su último trabajo llegará a la cartelera el próximo viernes, de la mano del director Manuel Gutiérrez Aragón. En "Todos estamos invitados", Coronado se convierte en un profesor de universidad vasco amenazado por ETA, dando voz "a toda esa gente que está muerta en vida sólo por decir lo que piensa", explica el actor.
"Los seres humanos somos egoístas, y yo no le había dado la importancia que tiene a este asunto hasta ahora. Lo sientes por las víctimas, pero no te acuerdas de la gente que vive con escolta cada día, ni del 80 por ciento restante que mira para otro lado y que ahora puedo llegar a entender -explica el actor-, yo mismo quizá haría lo mismo si estuviera en peligro mi hija".
A pesar de todo, Coronado se considera "un tío comprometido y defensor de la palabra y la libertad de opinión en cualquier situación", y asegura que, siempre que le llamen, estará "tras una pancarta en contra de la violencia".
Tal es su convicción en la palabra que el actor afirma que "el diálogo no es que sea un derecho, sino el deber de cualquier Gobierno que ejerza como tal, siempre que la maquinaria judicial y policial no pare".
En esta ocasión Coronado comparte protagonismo con Óscar Jaenada, un etarra que pierde la memoria y que se debate entre la violencia y una existencia pacífica.
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