Este artículo se publicó hace 16 años.
Los inmigrantes indigentes condenados a la beneficencia debido a la crisis
Responsables de albergues y comedores de Madrid han detectado en los últimos meses que los usuarios inmigrantes tardan más en encontrar empleo y en salir de la indigencia, a pesar de que antes eran los primeros en integrarse laboralmente por su motivación y falta de adicciones.
El director técnico del Albergue de San Juan de Dios, con capacidad para dar cama, desayuno y cena caliente a 140 personas, Andrés Gabaldón, ha explicado a Efe que los usuarios inmigrantes del albergue "empiezan a parecerse a los españoles" porque cada vez se demoran más en encontrar empleo.
Además, en el albergue han registrado un "ligero" aumento de la gente que demanda cama, sobre todo por parte de inmigrantes con tiempo de residencia en España, que han perdido un empleo "que les daba la autonomía suficiente para sobrevivir y no verse obligados a pedir alojamiento", ha señalado Gabaldón.
El perfil mayoritario de los habitantes inmigrantes de San Juan de Dios es el de una persona joven o de mediana edad que ha venido a España con la motivación de encontrar un trabajo.
Por nacionalidades, la mayoría proceden de Europa del Este, África Subshariana y América del Sur, según datos del centro del pasado año.
La responsable del comedor social María Inmaculada, que da servicio a 500 personas, Sor Ramona, ha señalado que cada vez más familias solicitan ayuda a la beneficencia y no descarta que pronto tengan que pedir más recursos para ayudar a la gente.
Se trata mayoritariamente de familias inmigrantes, integradas en la sociedad, que acaban de perder el trabajo y necesitan ayuda hasta que vuelvan a tenerlo, ha informado.
En la cola del comedor, Vanesa de nacionalidad peruana, ha relatado a Efe que pide comida porque su marido ya no tiene trabajo y con dos niños y la hipoteca, no llegan a fin de mes.
"Jamás me hubiera imaginado que iba a pedir en la beneficencia, mi marido ganaba 2.000 euros en la construcción y ahora no encuentra trabajo", ha afirmado.
Después de siete años de estabilidad en España siente que "todo se va a venir abajo" y prefiere no decir a su familia en Perú que se ha visto obligada a "pedir".
Según ha explicado Sor Ramona, el miedo a la crisis que tiene Vanesa se repite en muchos inmigrantes, "nos preguntan si se van a morir de hambre".
También, los inmigrantes del comedor de la calle Canarias de la Comunidad de Madrid, han manifestado su incertidumbre por el futuro, como Fabiola de 23 años y con un hijo, que duda que vaya a encontrar empleo a corto plazo.
Moribo, natural de Costa de Marfil, ha resaltado que en Madrid le han ofrecido asesoramiento laboral y que recibe clases de español e informática, para mejorar su competitividad en el mercado laboral en un "momento difícil".
El director de este centro con capacidad para dar de comer a 500 personas, Javier Hernández, ha explicado que el 70% de las personas del comedor son "chavales" africanos, el resto son familias sobre todo de América Latina y en menor medida hay inmigrantes de Europa del Este, así hasta 52 nacionalidades.
Hernández ha expresado que de momento, no ha detectado un incremento significativo de gente que solicita ayuda y que su sueño sería un centro integral global de atención al inmigrante.
Como mensaje de esperanza para todos los inmigrantes, el responsable del centro ha asegurado que personas sin recursos que hicieron uso del comedor en el pasado, han vuelto más tarde para contar que disfrutan de un trabajo estable y que su situación ha cambiado por completo.
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