Este artículo se publicó hace 14 años.
El inmenso patrimonio del proxeneta de los anuncios
La Policía localiza decenas de inmuebles propiedad del presunto cabecilla de la última red de prostitución desmantelada
Para la Seguridad Social era un "autónomo". Para sus amigos, el propietario de un restaurante de comida árabe situado en el centro de Madrid. Para las 350 chicas que explotaba sexualmente, simplemente "don Andrés". Y para los agentes del Grupo V de la Brigada Provincial de Extranjería que lo detuvieron, el dueño de un inmenso fortuna amasada durante los 15 años que presuntamente se dedicó a dirigir redes de prostitución.
K. S. A., de 50 años, el ciudadano saudí nacionalizado español que fue detenido el pasado 19 de julio en la Operación Afrodita como presunto responsable de la red de prostitución que copaba la mitad de los anuncios de contactos en los periódicos con esta publicidad, atesoraba un inmenso patrimonio que incluía decenas de inmuebles en Madrid y Marbella (Málaga).
En ocasiones, K. S. A. recogía en persona la recaudación en los prostíbulos
La policia aún no ha podido concluir el inventario de todas sus propiedades y que en su mayor parte aparecen en los registros a nombre de alguna de las 15 empresas que la trama utilizaba supuestamente para blanquear sus beneficios. No obstante, un detalle da muestra de su número: gracias al análisis de sólo las cinco primeras compañías ya se han localizado 40 inmuebles.
Fuentes conocedoras del caso destacan a Público de todas ellas, K. S. A, sólo tenía a su nombre un chalé en la calle López Pozas y un edificio entero en la calle Estrella, ambos en la capital. En los dos inmuebles tenía montado sendos prostíbulos. En el resto de propiedades que se le adjudican aparecen como propietario alguna de las empresas de su trama. Entre ellas, el chalé de lujo de la calle Siguero, en la exclusiva zona de Puerta de Hierro en Madrid, donde residía y donde fue arrestado.
Inmobiliarias y peluqueríasNi siquiera las empresas cuyas actividades declaradas iban desde la gestión de inmuebles a la peluquería o la docencia estaban a nombre del cabecilla de la trama. En 14 de ellas figuraban como administradores y apoderados algunos de sus más de cien empleados, a los que por ceder su nombre compensaba con cantidades que oscilaban entre los 200 y los 500 euros mensuales. La única compañía en la que el ciudadano saudí aparecía como propietario era la que le servía para regentar el restaurante que poseía en el madrileño Paseo de Recoletos, "su único negocio legal", recalcan las fuentes consultas.
A su nombre, sólo aparecían dos inmuebles y una empresa
Ello no impedía a K. S. A. ejercer un fuerte control diario sobre las actividades de todas ellas. "Empezaba tarde a trabajar, sobre las once de la mañana, pero lo primero que hacía era llamar por teléfono a las dos oficinas que había montado para gestionar los 13 prostíbulos y las empresas que le servían de pantalla. Daba instrucciones y preguntaba por la recaudación del día anterior", resaltan las fuentes consultadas. Más adelante, recibía por correo electrónico un detallado estracto de todos los movimientos registrados.
De hecho, la trama de K. S. A. tenía montado un complejo trama para ingresar los beneficios diarios de su prostíbulos de lujo. Cada día, las encargadas de lo que en la red denominaban "centros" telefoneaba para preguntar en qué cuenta corriente debía ingresar la recaudación de ese día. Luego, la trama movía el dinero por medio de transferencias de una a otro empresa para que nunca se acumulase cifras demasiado elevadas en ninguna de ellas.
Sin embargo, en ocasiones las responsables de los chalés debían guardar los billetes en las cajas fuertes que había en cada uno de ellos a la espera de que el propio K. S. A. pasase a recogerlo. Sólo él tenía la llave para abrirlas. "Acudía, hablaba con las encargadas, recogía el dinero y se iba en su coche, sin ningún tipo de protección", destacan fuentes policiales que resaltan que él nunca trataba directamente con las chicas que explotaba . "Eso era el trabajo de sus lugartenientes", añaden. De hecho, las mujeres no lo conocían. Simplemente sabía que trabajan en "las casas de Andrés".
Vivía a todo lujo, con frecuentes viajes a Marbella, Ibiza y Rusia
Los que sí conocían con detalle a todas las chicas eran sus hombres de confianza. En una de las dos "bases administrativas" que la policía desmanteló, la trama contaba con archivos en los que aparecían las fichas de cada una de ellas, así como una fotocopia de su pasaporte. Incluso, elaboraban estadillos periódicos para saber cuántas mujeres se prostituían para ellos, cuántas se incorporaban y cuántas dejaban la red. En el momento de la desarticulación de la trama, la última relación registraba 350 nombres de chicas de 13 nacionalidades. Estaba fechada el 30 de junio de 2010.
Intensa vida socialSin embargo, lo que más llamó la atención de los investigadores durante los siete meses de investigación fue la intensa vida social que desplegaba K. S. A. "Raro era el día que no tenía una comida o una cena en un buen restaurante", añaden. Durante los seguimientos se le vio compartir mesa y mantel con directivos de banco, embajadores e, incluso, un ex ministro. Además, también viajaba con frecuencia, sobre todo a Marbella (donde ya se han localizado un chalé de lujo en la zona de Puerto Banús, un local y un apartamento de su propiedad), Ibiza y Rusia.
Divorciado y con una hija, vivía rodeado de lujo. En el chalé en el que residía, la policía encontró una auténtica "colección" de corbatas de seda, zapatos y trajes de las mejores marcas. Además, tenía un completo gimnasio y conducía cuatro coches de alta gama: un Porsche, un Jaguar, un BMW y un Audi A-8. "Cuando quería impresionar a alguien, incluso hacía que le acompañara un chófer", añaden las fuentes consultadas.
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