Este artículo se publicó hace 17 años.
La ingesta de alcohol del chófer de Diana no es "necesariamente relevante"
Las pruebas que demuestran que el chófer que conducía el Mercedes en el que falleció la princesa Diana había estado bebiendo no son "necesariamente relevantes" para explicar la causa de la muerte, según indicó hoy un experto en accidentes.
El especialista en accidentes, John Searle, contratado por el millonario Mohamed Al Fayed, padre de Dodi, quien también murió junto a lady Di, prestó hoy declaración ante el jurado encargado de la investigación judicial sobre lo ocurrido en París el 31 de agosto de 1997.
Según Searle, haber bebido una cantidad igual a la atribuida al conductor galo que doblara el límite de alcohol permitido legalmente para conducir en el Reino Unido, tan sólo hubiera ocasionado un "pequeño riesgo" de accidente.
Si bien concedió que de haber estado bebiendo el chófer francés Henri-Paul, se hubieran incrementado las oportunidades de sufrir un accidente, la probabilidad de que éste se produjese sería de "una entre mil".
El conductor galo también perdió la vida cuando el Mercedes que transportaba a Diana y a Dodi, perseguido por varios paparazzi, se empotró contra un pilar de un túnel parisino, cercano al puente de Alma hace más de diez años.
En la tragedia, tan sólo se salvó el guardaespaldas de lady Di, Trevor Rees-Jones.
Pruebas médicas confirmaron que Paul había ingerido más del doble de la cantidad de alcohol permitida para conducir en Reino Unido, según escuchó el jurado encargado del caso.
Sin embargo, el padre de Dodi, que sostiene que hubo una conspiración para provocar la muerte de Diana y de su hijo, cree que el chófer no se encontraba borracho en el momento de lo ocurrido y que los resultados de los test que se practicaron en su cuerpo pudieron haber sido cambiados.
Por otro lado, los abogados de Al Fayed han solicitado que se revise la decisión del juez encargado del caso de admitir que se testifique por escrito.
La petición de los representantes legales del multimillonario de origen egipcio se produce después de que el juez Scott Baker determinara la pasada semana que las transcripciones de las entrevistas que la policía hizo a los paparazzi, que ahora se niegan a testificar, puedan ser empleadas como prueba.
El juez también confirmó el pasado martes la negativa de las autoridades francesas a obligar a estos "paparazzi" a prestar declaración en la investigación judicial sobre su muerte.
La mayor parte de los fotógrafos, testigos cruciales, retiraron su cooperación después de que el motorista Stephane Darmon, quien conducía la moto en la que viajaba el fotógrafo Romuald Rat la noche en la que murió la princesa, fuera sometido a un nuevo interrogatorio exhaustivo y supuestamente agresivo en una vista de Londres celebrada el pasado octubre.
El letrado Michael Mansfield, que representa a Al Fayed, alega que si no se fuerza a estos fotógrafos a testificar, otros testigos franceses, incluyendo a expertos que podrían resultar clave en la pesquisa, podrían negarse a prestar declaración.
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