Este artículo se publicó hace 13 años.
Humala y Fujimori buscan captar a los indecisos tras un debate sin sorpresas
Con las encuestas arrojando un empate técnico entre los candidatos y a una semana de las elecciones presidenciales peruanas, Ollanta Humala y Keiko Fujimori protagonizaron un debate sin sorpresas en el que intentaron captar el voto indeciso que puede definir los comicios.
Con el hotel Marriot de Lima como escenario, el último debate, celebrado el domingo y transmitido por radio y televisión, permitió ver la desenvoltura de ambos candidatos frente a las cámaras, antes de los últimos cuatro días de mítines en plazas públicas.
A falta de anuncios novedosos, lo más interesante del debate fueron los ataques que se lanzaron uno y otro candidato con el objetivo de resaltar las debilidades de su oponente.
Fujimori, que acudió a la cita con chaqueta y pantalones oscuros y la cruz de plata al cuello que ya mostró en el anterior debate, criticó los "cinco planes de gobierno" presentados por Humala durante la campaña y la incertidumbre que pueden generar los proyectos del nacionalista de cambiar la Constitución y algunos tratados económicos.
Por su parte, Humala, que también vistió un traje negro acompañado de una corbata azul, centró sus ataques en recordar los casos de corrupción y de violación de derechos humanos que se registraron durante el gobierno de Alberto Fujimori, con su hija Keiko como primera dama.
Las encuestas que hoy fueron publicadas por última vez antes de la contienda, según manda la ley, sitúan en menos de un punto porcentual la distancia entre Fujimori y Humala, y añaden que un 20% de la población aún no tenía decidido su voto hace solo unos días.
En este escenario, la campaña mediática que desde hace ya semanas mantienen los medios afines a uno y otro candidato también se va tornando cada vez más aguda, con "destapes" que cuestionan los grandes puntos débiles de los contrincantes.
El desarrollo del debate, en el que se vieron ataques en una y otra dirección, muestra el esfuerzo que ambos candidatos realizan por paliar sus puntos débiles.
Así, Fujimori trató de distanciarse de, según sus propias palabras, los "errores" que se cometieron durante el gobierno de su padre, condenado a 25 años de cárcel por violación de derechos humanos y delitos de corrupción, y en cuyo última etapa de gobierno ejerció de primera dama.
Además, insistió ante su rival en que su padre no es quien dirige su campaña. "No trate de confundir a la población. Yo soy quien toma las decisiones en mi campaña. Si quiere debatir con Alberto Fujimori vaya a visitar a Alberto Fujimori", afirmó la candidata de Fuerza 2011.
Humala, por su parte, trató de disipar la incertidumbre que su eventual gobierno podría generar en el medio económico, algo que puntualizó en varias ocasiones su rival, y se definió como una persona capaz de concertar y atraer técnicos como los que en las últimas semanas se han sumado a su propuesta.
En cuanto a las medidas concretas, los dos candidatos coincidieron en muchas de sus propuestas, mientras que la falta de sorpresas o grandes golpes de efecto hace dudar sobre la capacidad que este último debate tendrá para atraer a uno y otro bando al electorado indeciso.
Con la prohibición de la publicación de nuevas encuestas ya vigente, los cuatro días que restan de campaña electoral deberán continuar a partir de mañana a ciegas y sin conocer si este último debate logró influir en la voluntad del electorado peruano.
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