Los fondos de alto riesgo, más conocidos como hedge funds, han comenzado el año con la misma rabia con la que actúa un jabalí herido y han descargado su venganza en la última debilidad de Grecia. Apuestan a un doble juego peligroso en el que están comprando bonos griegos en un momento en el que aún no se ha despejado el riesgo de impago para ganar poder en las negociaciones entre Atenas y sus principales acreedores. Además, en paralelo, están adquiriendo seguros que cubren esos bonos para especular y ganar dinero.
El año 2011 fue uno de los peores de su historia, en el que las pérdidas del sector ascendieron al 4,8%. Sólo 2008, el año de la quiebra de Lehman Brothers, fue peor para ellos. Con esta rabieta en el cuerpo y con el ansia de compensar esa mala racha, comenzaron el año escudriñando el mercado en busca de debilidades a las que hincarles el diente. En ese primer rastreo una fecha llamó su atención: el 20 de marzo de 2012.
Ese día Grecia debe afrontar el pago de 14.400 millones en vencimientos de su deuda. El Gobierno heleno sólo podrá cumplir con sus compromisos financieros si antes la Unión Europea y el FMI dan vía libre a los 130.000 millones del segundo plan de rescate. La condición indispensable para que eso ocurra es que Atenas llegue a un acuerdo con sus acreedores privados (bancos, fondos de inversión y hedge funds) para definir cómo articular la aportación voluntaria pactada en octubre.
Los fondos hacen una doble apuesta con los bonos y los seguros o CDS
No hay nada más suculento que una negociación contra reloj para hacer que los hedge funds se froten las manos, por eso se han lanzado como fieras a sacar el máximo beneficio de la situación.
El acuerdo europeo establecía que los propietarios privados de bonos griegos se comprometían a una reducción en el nominal de esos títulos del 50%, mientras que el resto de la deuda sería canjeable por títulos de nueva emisión. 'Eso es lo que se está negociando ahora. El plazo exacto de esos nuevos bonos y el tipo de interés que recibirán por ellos. Y ahí es donde los hedge funds han visto la posibilidad de influir', explica Miguel Ángel Rodríguez, analista asociado de XTB Brokers.
En la mesa de negociación están, a un lado, el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que representa a 400 acreedores privados; al otro, el Gobierno griego. En medio, los rescatadores de Grecia: la Unión Europea y el FMI, que son los que, en última instancia, tienen que poner el dinero de las ayudas y quieren que el tipo de interés que Grecia pacte con los acreedores sea lo más bajo posible.
Identificado el objetivo, los hedge funds se apresuraron a aplicar una estrategia de alto riesgo. Esa que sólo se pueden permitir estas instituciones financieras, la mayoría radicadas en paraísos fiscales donde la regulación sobre sus actividades es de total laxitud y donde sólo se les pide obtener el máximo beneficio posible. 'Han comprado deuda griega durante todo el mes de enero a un precio casi de saldo. Eso les permite ganar peso como propietarios privados de la deuda griega y presionar para que el cupón de los nuevos bonos griegos sea lo más alto posible', explica el experto financiero independiente Antonio Iruzubieta.
Grecia necesita recibir el segundo rescate para pagar sus deudas
Cualquiera podría pensar que comprar deuda griega, cuando los mercados ya están descontando que habrá impago, es una locura. Lo es. De hecho, esa es la razón por la que los grandes bancos europeos como BNP Paribas, Société Generalé, Commerzbank o ING, cargados de deuda helena, están intentando deshacerse de esos títulos, aunque sea a costa de venderlos por debajo de su valor nominal.
Los depredadores financieros, expertos en jugar al límite, se los compran. El pasado 17 de enero, cuando estaban lanzando esta estrategia, Bruce
Richard, director ejecutivo de Marathon Asset Management, uno de los hedge funds implicados indirectamente en las negociaciones, aseguraba en declaraciones a Bloomberg Businessweek que 'no tenía ninguna duda en que se iba a conseguir un acuerdo' .
'En el caso de que eso sea así, los que han comprado en enero habrán pagado por los bonos en torno a un 10% de su valor facial. Por lo que, incluso con un descuento final de un 70%, podrían obtener beneficios', explica Miguel Ángel Rodríguez.
Además, el tiempo corre a favor de los propietarios de los bonos. A medida que se acerque la fecha de vencimiento de su deuda, Atenas estará más dispuesta a pagar tipos de interés más altos, como el 4% que están demandando los acreedores, para llegar al acuerdo y que el dinero de su segundo rescate sea liberado.
Mientras, los responsables políticos internacionales presionan para que el tipo de interés de los nuevos bonos no supere el 3,5%. El acuerdo cuantitativo es fundamental para que la solución sea definitiva y Grecia pueda recuperar el aliento económico o, simplemente, sea un parche más.
Pero, en estas negociaciones, hay otro aspecto cualitativo que se ha convertido en la baza más arriesgada con la que están jugando los hedge funds: la premisa de que los acreedores acceden voluntariamente a esa pérdida de valor de sus títulos.
El valor de los CDS griegos subió un 3,45% en dos semanas
En caso de no existir esa voluntariedad, la International Swaps & Derivatives Asociation (ISDA), la organización que regula los seguros de cobertura (conocidos como CDS), debería autorizar el pago de estos seguros. 'Si hay acuerdo, independientemente de las condiciones, no saltarán los CDS', explica Rodríguez, es decir, esos seguros no tendrán que pagar el valor de esos bonos, que es lo que cubren.
La decisión final debe ser tomada por acuerdo de, al menos, ocho miembros de un comité de 15 expertos, sobre el que los hedge funds más agresivos se han propuesto influir. 'Quieren forzar una jugada doble. Además de comprar bonos a un precio muy por debajo de su valor nominal, han comprado también CDS a pesar de su alto precio', dice Iruzubieta. De hecho, el valor de los seguros que cubren un impago de Grecia ha subido un 3,45% en los últimos 15 días, rompiendo la tendencia bajista iniciada en septiembre.
El riesgo es máximo, porque no parece probable que, si hay un acuerdo, la ISDA declare la necesidad de pagar esos seguros. 'Pero si finalmente esa organización decide que no hay voluntariedad y que los CDS deben ser pagados, estos fondos se llevarán el total del valor nominal del bono aunque los hayan adquirido a precios mucho menores', explica Iruzubieta.
Ellos ganarían su apuesta, pero pueden poner en jaque al sistema financiero mundial, como ya ocurrió con las hipotecas subprime. A su favor juega el miedo de la comunidad financiera mundial a que una quiebra desordenada de Grecia haga saltar los CDS y estos desencadenen una catástrofe similar a la ocurrida tras la quiebra de Lehman Brothers. Sobre todo porque Grecia es sólo la primera de las fichas del dominó de los países con problemas de deuda.
Los fondos de alto riesgo pueden volver a poner en jaque al sistema financiero
Los grandes emisores de estos seguros son los bancos de inversión estadounidenses: Goldman Sachs, JPMorgan, Citibank, Bank of America y algunos europeos como HSBC y Deutsche Bank. Serían ellos quienes tendrían que abonar la cuantía de esas coberturas. Pero, como ya hicieran con las subprime, ese riesgo lo tienen troceado en pequeños paquetes comercializados por todo el planeta. Una práctica que, como ya se vio en 2008, puede desencadenar una reacción en cadena, cuyas consecuencias finales se desconocen, ya que estos productos se mueven en un mercado opaco cuyas cifras reales nadie conoce. Lo más cercano es la aproximación que hace cada año el Banco Internacional de Basilea (BIS), según el cual a noviembre de 2011 había 32 billones de dólares (24 billones de euros) emitidos en CDS para cubrir un riesgo real de apenas 1,3 billones de dólares (0,9 billones de euros).
El porcentaje de los mismos que afectaría a Grecia sería mínimo, según los expertos financieros. La deuda griega en manos de los acreedores privados supera los 205.000 millones de euros (269.000 millones de dólares).
El Financial Times, la biblia financiera de los mercados y el altavoz en muchas ocasiones de los hedge funds, quitaba importancia el pasado 16 de febrero a este temor. 'Es falso que si saltan los CDS haya un contagio financiero. El mercado es muy pequeño. Declarar un impago voluntario sólo tiene como objetivo penalizar a los especuladores', decía.
Quienes decidieron en 2008 dejar quebrar a Lehman Brothers, tal vez, tampoco pensaron que las consecuencias fueran tan graves, pero cuatro años después todavía estamos inmersos en la crisis que aquel evento provocó. 'La lógica de los especuladores sólo piensa en recaudar beneficios sin mirar las consecuencias. Y eso ocurre porque llevamos más de diez años permitiendo que esta gente campe a sus anchas sin ningún control', comenta Antonio Iruzubieta.
Sin duda el miedo al contagio existe. La deuda portuguesa está siendo atacada de nuevo. Desde la prensa anglosajona se relanzó la idea de que Portugal va a necesitar un segundo rescate. La prima de riesgo lusa ha subido un 7% sólo en la última semana. Ese miedo al contagio influye también en las negociaciones para evitar que Grecia quiebre. La lógica de esta presión es que si los europeos quieren llegar a ese acuerdo voluntario deberán pagar un mayor tipo de interés por bono para convencer a los acreedores. ¿Suficiente para compensar el alto coste de esos CDS que no van a tener que pagar los bonos en caso de que se declare oficialmente un impago? Probablemente eso nunca se sabrá.
Ante la duda de la solución final, muchos expertos han visto en la última actuación de la Reserva Federal de EEUU la intención de poner una venda antes de la herida. 'Está dispuesta a lanzar una nueva ronda de liquidez si es necesario pese a que, según explicaron, su economía mejora. Y eso es para cubrir posibles necesidades de sus bancos', explica el analista independiente Juan Carlos Costa. La pista hizo que muchos de los hedge funds que no compraron CDS estén intentando desde el miércoles vender sus bonos en un mercado casi seco.
El año 2011 no fue bueno para los fondos de inversión de alto riesgo, ya que acumularon pérdidas del 4,8%, frente a las ganancias del 10,25% del año anterior, según los datos facilitados por Hedge Fund Research. Los problemas derivados en los mercados financieros desde el mes de agosto, cuando EEUU perdió la máxima calificación de su deuda, y las continuas injerencias en los mercados de las autoridades políticas (decisiones claves en cumbres europeas) han provocado el descontrol en sus estrategias de inversión.
Este es el tercer año que la industria de los fondos de alto riesgo cierra en negativo desde 1990, año en que HFR comenzó a dar información. Pero está lejos de la catástrofe que vivieron en 2008, con pérdidas del 19,03%. Entre los más afectados está el famoso John Paulson, cuyo fondo perdió cerca de un 50% el último año.
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