Este artículo se publicó hace 15 años.
"La guerra dejó una generación perdida"
Verónica Sierra, investigadora de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), ha recuperado en su libro reciente Palabras Huérfanas (Editorial Taurus) la memoria de los niños exiliad
Daniel Bernabé
No siempre que se recuerda la Guerra Civil se tiene lo bastante en cuenta a quienes sorprendió en la infancia. A los 30.000 niños evacuados de la II República, a los que no pudieron huir de los bombardeos, a los que el desenlace en favor de los sublevados, hace 70 años, dejó a la intemperie. Verónica Sierra, investigadora de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), ha recuperado en su libro reciente Palabras Huérfanas (Editorial Taurus) la memoria de los niños a través de cartas que enviaron desde Rusia, Francia o Inglaterra y que, en muchos casos, no llegaron a sus padres.
¿Cómo gestionó el franquismo la vuelta de los niños de la guerra?
No gestionó de ninguna manera las relaciones de los padres con los hijos. En cuanto tomó el poder, interceptó todas las comunicaciones. Las cartas de los niños que estaban en el exterior fueron censuradas para fines represivos contra esas familias. Las organizaciones como Cruz Roja y la prensa tuvieron un papel esencial para el reencuentro.
El libro describe la propaganda que Franco desarrolló con las repatriaciones.
Hubo dos políticas paralelas. La República alejaba a los niños del peligro del fascismo y trató de que no volvieran. A la vez, el franquismo emprendía la propaganda del retorno de los niños robados por el comunismo. Eso sí, Franco no lo hizo a través de un organismo gubernamental, sino que fue la propia Falange la que se encargó de intentar que los niños volvieran.
Su libro cuenta un caso en el que las organizaciones extranjeras sospechan de las peticiones.
Franco vendió el regreso de los niños como una obra suya. Venían en tren, con pancartas que decían que su vuelta era "obra del Caudillo". El caso del libro es el de un cuidador de una de las colonias en Francia, al que se le enciende la luz al ver que las cartas de los supuestos padres reclamando la vuelta de sus hijos están manipuladas. El servicio exterior de Falange llegó incluso a inventarse cartas de padres muertos para que los niños volvieran.
¿Qué pasó con esos niños que volvían?
Cuando la solicitud era real, volvían con sus familias, y en el resto de los casos, se encargaba el Auxilio Social. Hay niños que cambiaron de identidad a raíz de secuestros.
¿La guerra fortaleció a toda esa generación?
La mayoría se define como una generación perdida. Traumatizados porque no tuvieron nada que ver y lo perdieron todo. La condición de exiliado les acompaña durante toda su vida. Vuelvan o no, siempre tienen problemas de identidad.
Algunos niños de la guerra trataron de volver a España décadas después.
Y se produjeron muchos casos de matrimonios entre niños evacuados entre los que se quedaron en el exilio. Algunos intentaron volver, pero les hicieron la vida imposible. Les interrogaban, les controlaban, no encontraban trabajo... Incluso llegan a escribir a otros niños diciéndoles: "No vengáis, porque estos es un infierno".
¿Han recibido un tratamiento justo?
En mi opinión, los Gobiernos han sido injustos. No han tenido reconocimiento como víctimas, que era lo mínimo que les debería haber devuelto la sociedad. Algunos volvieron y acabaron solos en residencias de ancianos.
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