Este artículo se publicó hace 14 años.
Los guardias civiles dicen que Portu y Sarasola se hirieron en el arresto
La fiscalía pide condenas para diez de los 15 agentes imputados por torturas
Los guardias civiles acusados de maltratar a los miembros de ETA Igor Portu y Mattin Sarasola tras su arresto, el 6 de enero de 2008, negaron ayer haberles torturado. En la primera jornada del juicio, en la Audiencia de Guipúzcoa, ratificaron su declaración en la instrucción del caso y mantuvieron que las lesiones sufridas por ambos pudieron producirse en los forcejeos por "intentar huir".
El juicio, con 15 guardias civiles en el banquillo, resulta excepcional, ya que en España la mayor parte de las denuncias por torturas son archivadas. En esta ocasión, sin embargo, a la acusación particular, que ejercen Portu y Sarasola condenados a 1.040 años de cárcel cada uno como autores del atentado de la T-4, que significó el final de la anterior tregua de ETA y causó la muerte a dos personas, se suma la fiscalía de Guipúzcoa.
El ministerio público pide penas de dos a tres años de cárcel para cuatro de los encausados y una pena menor diez años de localización permanente para otros seis guardias civiles que presuntamente presenciaron las torturas sin impedirlas. En el caso de los otros cinco agentes, no aprecia indicios de delito. La acusación particular, por su parte, solicita penas para los 15 imputados que van de los 6 hasta los 17 años de prisión.
En la primera jornada del juicio, los 15 guardias civiles se negaron a responder a la acusación particular, de modo que el relato de los hechos se reconstruyó a preguntas del fiscal y su defensa. El abogado del Estado rehusó intervenir. El primero llamado a declarar fue J.J.C.G., el sargento que estaba al mando del Grupo de Acción Rápida (GAR), que detuvo a Portu y Sarasola.
El intento de huida
Según su relato y el de otros agentes que testificaron, los miembros de ETA intentaron huir. El propio sargento y otro miembro del GAR habrían perseguido a Portu hasta echársele encima. "Hubo una violencia desmesurada por parte suya", dijo este mando para justificar el forcejeo que habría causado las graves lesiones que sufrió el miembro de ETA.
Sarasola, según los dos agentes que le interceptaron, también se habría resistido, incluso tras caer derribado al suelo "boca abajo". Todos los agentes que testificaron negaron que hubiesen golpeado o presenciado maltratos en los traslados de los dos miembros de ETA a Intxaurrondo, Lesaka, San Sebastián y, en el caso de Sarasola, a Madrid. También rechazaron que les hubieran tapado la cabeza o llevado a algún lugar para torturarles y amenazarles de muerte, como recoge el informe de la fiscalía.
El fiscal insistió en su intervención en diversos aspectos. Por ejemplo, les preguntó a los agentes si habían apreciado heridas en los rostros de Portu y Sarasola. En el caso del primero, pese a que tenía un ojo amoratado en el hospital, todos los agentes salvo uno negaron haber apreciado marcas. "No le miré a la cara", llegó a contestar uno de ellos. Ninguno de los guardias civiles dijo haberle visto tampoco en mal estado, pese a que ingresó en el hospital con fracturas en dos costillas, un neumotórax y una contusión pulmonar, entre otras lesiones, según el parte médico.
En el caso de Sarasola, varios agentes admitieron que tenía un ojo "sonrosado" o "morado clarito". El fiscal también preguntó a los agentes por el estado de la ropa de los dos etarras. Después de declarar que los dos forcejearon con gran violencia, ninguno de los agentes dijo haber apreciado sus ropas rotas. El fiscal también cuestionó la versión del sargento cuando dijo que Portu, estando boca abajo, fue capaz de darse la vuelta con dos agentes encima. Hoy testificarán los dos miembros de ETA.
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