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Gowex somos todos

Carlos Molina*
Director de Proyectos en Best Relations

Qué fácil es verlo con perspectiva. El pasado 1 de julio, un demoledor informe de la misteriosa firma de inversiones Gotham City Research puso contra las cuerdas a la compañía española Gowex, especializada en la provisión de acceso a internet vía WiFi a entidades públicas. Tras las primeras 24 horas de sorpresa y la posibilidad de que se tratara de un ataque infundado para tumbar el precio de la acción y especular con él a la baja, surgieron las primeras dudas, las primeras preguntas y los primeros 'ya me olía yo que aquí había cosas que no eran normales'.

Repito: qué fácil es verlo con perspectiva. En los últimos días, hemos podido ver lo que es hacer una labor profesional de primera categoría y lo que es subirse al carro de los agoreros, de los que sonríen de medio lado mirándonos al resto poniendo en cuestión que no hubiéramos sido capaces de sumar 2 más 2 como parece que ya habían hecho ellos. La pregunta, en ese caso, es: ¿por qué nadie se atrevió a decir nada antes? La pregunta es retórica, por supuesto.

Gowex somos todos. No, no me refiero a que seamos unos estafadores o unos engañabobos. Me refiero a que el éxito de una compañía como ésta, cuyas cuentas de los últimos 4 años han sido falseadas como reconoció su ya dimitido presidente, Jenaro García, nos necesitaba a unos y otros de colaboradores necesarios, cada uno a nuestro nivel, para triunfar.

Necesitaba auditorías que vendieran unas cuentas saneadas a los inversores (y necesitaba auditores que hicieran dichas cuentas). Necesitaba a inversores apasionados que desearan que un negocio como éste fuera no sólo cierto y rentable, sino también imparable. Necesitaba a medios de comunicación y periodistas capaces de aceptar la historia de éxito de la compañía tal y como se la presentaban, probablemente convencidos por la solidez del discurso y la longevidad de la empresa más que por la estabilidad del modelo de negocio. Necesitaba del concurso de los usuarios (si eran capaces de serlo, porque el disfrute a pie de calle de los servicios de Gowex a veces era quimérico) y de los que no lo eran pero se convencían de su importancia a base de ver carteles en quioscos y autobuses urbanos de Madrid. Necesitaba, finalmente, de los que estamos en el 'lado oscuro', de expertos en comunicación que definieran la sólida estrategia de relaciones públicas y marketing que sostuvo, hasta el pasado fin de semana, lo que se ha revelado como un endeble chiringuito que se ha ventilado mucho dinero de fondos públicos y los ahorros de pequeños y medianos inversores. Sí, no dice mucho de nosotros, los PR, que podamos trabajar amparando negocios como éste, apuntalando reputaciones a base de storytelling y preocupados sólo por las muescas en la culata del clipping. Para eso no estamos y se nos deben pedir explicaciones.

Entre unos y otros, unidos por las ganas de ver proyectos que funcionan, que sí pueden ser exitosos y que tienen delante a tipos con marchamo de emprendedor como Jenaro, hemos empujado para no ser capaces de ver que esto era una aldea Potemkin. Ahora llega el momento del bajón y del fin de la fiesta. Aunque las empresas empezaron a huir del MAB, tampoco debemos pensar que es el estallido de una segunda burbuja tecnológica y que surgirán más casos como éste. Confío en que no sea así. Por cierto: a Jenaro lo vimos muchos sobrevivir a la primera burbuja, al frente del germen de Gowex: Iber-X. Qué ironía.

Me quiero quedar con lo bueno. Y lo hay. Para empezar, con alguien a quien aprecio mucho: Miguel Ángel Uriondo, de Actualidad Económica. No le dolieron prendas en reconocer que pudo haberse dejado embaucar por lo que Gowex parecía ser cuando hasta hace poco creía en el modelo de negocio que se le contó. Durante los últimos días, junto a otros profesionales de la prensa, no ha dejado de investigar y analizar los datos disponibles, cuestionando y respondiendo todos los puntos del informe de Gotham City. Éste es el trabajo que uno espera de los periodistas; ésta es la labor que da todo el sentido al periodismo. Si alguien pone robots para emitir informes mecánicos estará bien empleada la inversión si ello significa que los medios liberan tiempo a los periodistas para investigar más Gowex o, al contrario, para reconocer el trabajo bien hecho cuando uno se lo encuentra de cara.

Gotham City también merece su aplauso. A modo de Wikileaks, ha hecho la labor que se esperaba que hicieran no sólo otras firmas en España, sino el propio regulador del mercado, es decir, el MAB. Pero voy más allá: hizo lo que deberían haber hecho medios de comunicación. ¿Cuánto tiempo podría haber seguido la farsa si no hubiera aparecido el informe del 1de julio?

No coincido al 100% con Miquel Roig cuando dice que hacen falta más Gothams: junto a esos Gothams, hacen falta más periodistas a los que se permita ejercer su oficio, y no que esperen a confirmar las informaciones que emiten terceros.

Confío en que los medios tomen buena nota y, sobre todo, que aprovechen la oportunidad de hacer periodismo. No sólo es necesario: es que encima lo estamos demandando.

*Carlos Molina (@molinaguerrero) es director de Marketing y Proyectos en la consultora de comunicación Best Relations. Colabora como profesor de Relaciones Públicas y Comunicación Digital en diferentes universidades y escuelas de negocio, además de escribir sobre periodismo y comunicación en su blog, Mr. Pessimist.

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