Este artículo se publicó hace 15 años.
González ironiza sobre Aznar: "Si acudimos a él nos salvará, y si no quiere, que se lo cuente a Rajoy para que nos salve"
El ex presidente comenta con humor las palabras de su sucesor en el cargo, respecto a que con él no hubiera habido crisis
El ex presidente del Gobierno Felipe González ha ironizado hoy con las palabras de su sucesor en el cargo, José María Aznar, respecto a que con él no hubiera habido esta crisis económica, y, sin citarle expresamente, ha sugerido acudir "a esa persona" para solucionar los problemas actuales.
En una conferencia-coloquio pronunciada en el foro de la feria ExpoManagement, González ha bromeado al señalar: "Si acudimos a esa persona, nos salvará, y si no quiere salvarnos, que se lo cuente a Rajoy para que nos salve".
Ha aprovechado su ponencia para volver a criticar la falta de acierto y de efectividad del G-8 y ha discrepado con aquellos analistas que vaticinan que España lo va a pasar peor que otros países con la crisis."Son los mismos que hace tres años decían que éramos los reyes del mambo", ha dicho, convencido de que la salida de la recesión dependerá, en buena parte, de nosotros mismos y del estado de ánimo de los españoles.
También ha opinado que las reformas estructurales que se requieren para afrontar la crisis no pueden dejarse en manos únicamente de los agentes sociales, porque son problemas que "implican un proyecto de país" y que incumben a "los intereses
"Son los mismos (G-8) que hace tres años decían que éramos los reyes del mambo"González ha argumentado, a este respecto, que condicionar las necesarias reformas a un acuerdo entre agentes sociales "achica" y "estrecha" las posibilidades de pacto entre ellos.
Según su criterio, se trata de reformas que deben permitir incrementar la productividad y añadir valor para mantener el actual modelo de bienestar, por lo que ha requerido que se dialogue con políticos, empresarios, sindicatos e incluso con las instituciones financieras.
Después de recordar que él se vio obligado a llevar a cabo la reconversión industrial, ha admitido que nunca parece ser buen momento para acometer reformas "dolorosas y difíciles", ni en tiempos de bonanza, cuando no parecen necesarias, ni en época de crisis, cuando el estado de ánimo es "depresivo".
Partidario de una reforma del sistema educativo y de la formación profesional, ha apuntado que el vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, debería tener entre sus tareas "reandar el camino" para armonizar "los reglamentos mil" que se han desarrollado en las distintas comunidades autónomas.
Y, al hilo de lo anterior, ha constatado que "se está revelando tozudamente que no es verdad" que los poderes públicos más cercanos al ciudadano sean quienes mejor ejercen las competencias.
Como director del "comité de sabios" creado por el Consejo Europeo, ha criticado duramente el inmovilismo de la UE, que lleva veinte años discutiendo sobre cuestiones "accesorias" como la calidad del queso y del agua o sobre cómo repartir el poder, pero no habla de qué necesita Europa para ser relevante económica o tecnológicamente.
Así las cosas, ha considerado que "Europa tiene que salir de esta situación dramática, en la que lo único que hace es pagar facturas de los que otros destrozan", en alusión a la reciente guerra en la franja de Gaza.
Su diagnóstico es que Europa tiene que "revisarse a si misma", "abrir un periodo de crítica interna" y renovar un gran pacto económico, social y político para el siglo XXI "sin vivir de las glorias" de la segunda mitad del siglo XX.
Igualmente, González ha defendido el plan del Gobierno de ofrecer ordenadores a los escolares asegurando que "es una prioridad sin discusión y es incomprensible que se discuta eso", y también ha apostado por un plan de rescate de la UE al sector del automóvil en el ámbito europeo.
Una idea que le ha conducido a sugerir que, tras las elecciones del 7 de junio, el próximo Parlamento Europeo debería tener como prioridad fomentar un debate crítico sobre la situación europea y promover un gran pacto político, económico y social ante una crisis financiera y económica que "ya se venía venir", según ha dicho, en mayo de 2008.
Además, ha censurado el conflicto de Georgia del verano pasado y ha resumido que obedeció a que el presidente de aquel país creyó que estaba "superprotegido" por sus "amigos de la OTAN".
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