Este artículo se publicó hace 15 años.
El golpe pone al país en la vía de la bancarrota
Sin petróleo barato ni apoyo internacional, la crisis es inevitable
Honduras, un país que ha lidiado constantemente contra la pobreza, entrará inevitable en bancarrota en los próximos meses, de continuar en el poder el Gobierno de facto de Roberto Micheletti.
Académicos y ministros del Gobierno legítimo de Manuel Zelaya advierten, desde la clandestinidad, de que el aislamiento impuesto por la comunidad internacional, las políticas económicas improvisadas y la corrupción del Gobierno golpista tirarán por la borda el proceso de recuperación económica en el cual se encontraba el país en los últimos meses.
Tras el golpe, la comunidad internacional ha manifestado su repudio y ha anunciado al Gobierno de facto que suspenderá el apoyo de toda índole, entre ellos el financiero, hasta que Zelaya ocupe nuevamente el poder.
Gabriela Núñez, ministra de Michelleti, ha salido al paso y ha asegurado que Honduras "cuenta con suficientes recursos" para soportar los próximos seis meses, hasta que, según ella, asuma las riendas de la nación un nuevo presidente electo en los comicios de noviembre próximo.
Pero Nelson García Lobo, analista económico del Foro Social para la Deuda Externa de Honduras (Fosdeh), subraya que "difícilmente podrán evitar una crisis. Va a haber consecuencias muy graves".
Un presupuesto dependienteRecurrir a las reservas internacionales para sostener la economía "es un error" que podría pagar caro Honduras. "El presupuesto nacional depende en un 30% de las donaciones y préstamos que hacen organismos de crédito como el Banco Interamericano, el Banco Mundial y el Banco Centroamericano", dijo a Público García Lobo.
Hasta diciembre de 2005, Honduras registraba una deuda externa de 5.000 millones de dólares. Tras lograr el punto de culminación dentro de la Iniciativa de los Países Pobres Altamente Endeudados, los últimos dos gobiernos lograron la condonación del 75%.
Con la incertidumbre imperando en el Gobierno de Micheletti, analistas como Lobo, quien también es catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, advierte que el país nuevamente podría encontrarse con una deuda externa impagable, tal como sucedió en décadas anteriores después de los golpes de Estado ejecutados por los militares.
Dentro de poco, antes de que llegue el día de las nuevas elecciones, los hondureños, particularmente la clase media y baja, comenzarán a sentir los efectos nefastos del golpe, al observar incremento en los precios de los derivados del petróleo y, en consecuencia, los productos de consumo.
Tomás Vaquero, secretario de Recursos Naturales del Gobierno legítimo de Zelaya, dijo a Público que "si el petróleo sube en el mercado internacional, en Honduras ahora se sentirá más el impacto. En el gobierno de Manuel Zelaya había mecanismos para atenuar y contábamos con precios preferenciales por medio del acuerdo Petrocaribe", una iniciativa del presidente venezolano, Hugo Chávez, para ayudar a los países pobres del área.
El Gobierno venezolano ha suspendido el suministro de combustible y no lo reanudará hasta que retorne al poder Zelaya. Por no gozar de las preferencias de Petrocaribe, el Gobierno golpista tendrá que importar derivados del petróleo a precios altos y no podrá instaurar subsidios porque carecerá de financiación externa e interna.
Desde la clandestinidad, Fredy Cerrato, secretario de Industria y Comercio, dijo a Público que aunque la empresa privada financie al Gobierno, "difícilmente se evitará una crisis económica".
A Honduras, con una escasa oferta y básica oferta de exportación, basada en el café, banano, maquila y azúcar, le podrían suspender las preferencias arancelarias logradas con el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos.
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