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El Gobierno no tiene margen para recortar el gasto público

Los expertos coinciden en que sin tocar los compromisos sociales el Ejecutivo está maniatado para meter la tijera a los presupuestos. Economía tendrá que repasar euro a euro cada partida.

BELÉN CARREÑO

En la sede del Ministerio de Economía, los técnicos en presupuestos trabajan frenéticamente para estrechar un traje ya muy ajustado. El anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero de que reducirá el gasto público sin tocar las partidas sociales ha puesto la lupa sobre el diseño presupuestario. Del Sudoku del ex ministro Pedro Solbes, al Tetris de la actual titular Elena Salgado.

Sin embargo, los expertos coinciden en que prácticamente ya no hay margen para recortar gastos que no compremetan el área social. Ángel Laborda, director del gabinete de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros, recuerda que a la postre, la Administración central apenas gestiona un 20% del gasto de los presupuestos.

El resto se va en transferencias a las comunidades autónomas y ayuntamientos. Por eso, en su opinión, el primer paso para una contención del gasto sería pedir un compromiso de austeridad a las autonomías con un pacto político, que implicara a todas las administraciones.

El Gobierno apenas gestiona un 20% del gasto total de los presupuestos

Laborda pide eliminar gastos en subvenciones y fundaciones, idea que comparten a grandes rasgos el resto de expertos consultados. Sin embargo, la mayoría reconoce que la supresión de uno de los nuevos ministerios, como Vivienda o Igualdad, apenas tendría impacto.

Uno de los grandes gastos que corre a cuenta del Gobierno es el sueldo de los funcionarios, partida que se llevó el año pasado el 13% de las cuentas.

La posibilidad de congelar los salarios de los empleados públicos ha sido una de las opciones más barajadas, pero se ha eliminado de la ecuación después de que el Gobierno prometiera esta semana mantener su poder adquisitivo los próximos tres años.

La promesa puede ocultar una congelación salarial para 2010, con una recuperación acumulada del poder adquisitivo en los siguientes años, pero parece que una subida en el entorno del 0,5% podría ser aceptada por todas las partes.

La principal partida, los salarios públicos, no se va a recortar

Teniendo en cuenta que en 2009 la masa salarial del personal público subió un 3,9%, un alza de medio punto en un entorno de recuperación del PIB (el Gobierno espera que en el segundo semestre de 2010 la economía crezca), sería, de facto, una reducción del gasto en salarios.

Sin embargo, muchos ven este movimiento muy tímido. Por ejemplo, Carlos Berzosa, rector de la Universidad Complutense, pese a ser funcionario cree que la gravedad de la situación exige un sacrificio por parte de los empleados públicos con una congelación salarial a la vez que exige al Gobierno una política 'más socialdemócrata'.

Por otro lado, Berzosa es partidario de recortar el gasto militar, con la retirada de las tropas de Afganistán. También el director de la Fundación Ideas, Carlos Mulas-Granados, cree que el presupuesto de Defensa es uno de los más susceptibles de ser recortado, al igual que se hará un ejercicio de contención en la Ayuda al Desarrollo. 'Sólo el ministerio de Fomento y el de Educación verán posiblemente crecer sus presupuestos', asegura.

Las subvenciones y fundaciones sí podrían ser reducidas

El profesor de la Universidad de Duke (EEUU) y asesor de la Reserva Federal, Juan Rubio-Ramírez echa un jarro de agua fría al recordar que el gasto militar español es muy bajo, casi la mitad que el resto de los miembros de la OTAN, por lo que un recorte supondría poco oxígeno. Además, cree que aún menos se podrá rebañar del gasto corriente, el que se utiliza para comprar materiales, etc..., que el año pasado apenas supuso un 1,5% del gasto total. 'Va a ser muy difícil cumplir la promesa del presidente de recortar el gasto', concluye.

De la misma opinión es Juan Carlos Martínez-Lázaro, profesor de Economía de la Escuela de Negocios del IE, que cree que la salida es reorientar partidas como el cheque de los 400 euros o el cheque bebé. En todo caso, el mínimo margen de recorte, hace que el ajuste se reduzca al final a una 'operación de maquillaje', asegura el economista Juan Francisco Martín Seco.

Hay quién cree que en lugar de intentar raspar de las actuales partidas se debe aumentar la inversión productiva 'como mejor gasto social', como propone Salvador Marín, economista del Consejo General de Colegios de Economistas de España.

Pero también la inversión en infraestructuras tiene detractores. El catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Santiago de Compostela, Luis Caramés, ve en la crisis una buena oportunidad para replantearse los gastos en inversión en presupuestos. 'No es necesario tapizar España de autovías', dice, a la vez que pide una reflexión general sobre el gasto del Estado.

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