Este artículo se publicó hace 12 años.
El Gobierno admite que las ayudas a la banca aumentan el déficit público
Montoro presenta el Presupuesto del Estado como "austero" al tiempo que "social". Pero los datos le desmienten: reconoce que los gastos financieros lastran las cuentas públicas y que hay que recortar en casi todo.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se acercó este sábado hasta el Congreso de los Diputados para entregar, como marca la tradición, el proyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado al presidente de la Cámara, Jesús Posada. Y fue allí, en medio de tanto boato, en una rueda de prensa multitudinaria, donde Montoro admitió por primera vez que las ayudas del Estado a la banca aumentan el déficit público.
Tras negarlo muchas veces, Montoro confesó que el déficit de 2011, que estaba en el 8,96%, se elevó al 9,44% por las ayudas a los bancos y que en 2012 se elevará al 7,4%, cuando el objetivo inicial para este año es del 6,3%. Sin embargo, apuntó Montoro, esas ayudas no computan en el procedimiento de déficit excesivo: el titular de Hacienda dijo que ese dinero será devuelto en el futuro a la banca y que por eso no cuenta. El ministro insistió en que el déficit de 2011 será del 8,96%.
Los problemas de la banca española marcan mucho los Presupuestos que presentó Montoro. Las ayudas a los bancos no sólo lastran el déficit público, si no también la deuda pública, que en 2013 se situará en el 90,5% del PIB, récord del último siglo, al tener que avalar el Estado el préstamo de la UE para sanear al sector.
Montoro explicó que el Gobierno está obligado a hacer una estimación del déficit de las administraciones públicas y, por otro lado, de la incidencia de las operaciones financieras puestas en marcha para sanear la banca, pero recordó que las cifras son provisionales y se van a remitir a Eurostat a finales de este mes.
Para el ejercicio actual, el Gobierno también tiene que enviar a Bruselas una estimación provisional que, en este caso, se cifra en el 6,3% para el déficit de las administraciones públicas y en el 1,1% el efecto de las operaciones financieras.
AusteridadEsta alusión al déficit llegó al final de una rueda de prensa de casi dos horas en la que Montoro, flanqueado por sus tres secretarios de Estado, desgranó las grandes líneas de un presupuesto que, según dijo, "coloca a España a las puertas del fin de la recesión". Una cuentas públicas que para Montoro "abrirán el crecimiento en España" y destacan por ser cada vez más sociales. Aunque también tuvo que aceptar el ministro que son una cuentas marcadas por la austeridad.
Porque los datos proporcionados por el Gobierno desmienten a Montoro. Bastan unos cuantos ejemplos: aunque es previsible que el año próximo haya más parados, el Gobierno les bajará las prestaciones un 6,3%; el dinero destinado a las políticas de Igualdad baja un 24%; la inversión en infraestructuras baja un 15%; el presupuesto destinado a la conservación de Parques Naturales baja un 40%; el sueldo de los funcionarios queda congelado; se retrasa otra vez la entrada en vigor de la ampliación del permiso de paternidad.
Los ejemplos son incontables. Montoro reconoció que en el apartado de los gastos, se recorta en todas las partidas menos en la de gastos financieros (pago de los intereses de la deuda), pensiones y becas, aunque aquí la cosa no está tan clara porque las becas de investigación se reducen notablemente. Tampoco en lo tocante a las pensiones quiso precisar si el Gobierno las revalorizará respecto a la subida del IPC.
Montoro prefirió centrarse en destacar que uno de cada cuatro euros que ingresa el Estado va a pagar los intereses de la deuda. Y es que son los gastos financieros los que lastran las cuentas públicas. Montoro dijo que la austeridad es la única vía para salir de la crisis. "Sólo controlando el déficit, habrá crecimiento", dijo el ministro.
Pero entre tanto recorte, nadie ve dónde queda el crecimiento: gran parte de la oposición cree que estos presupuesto son "irreales", sobre todo porque las previsiones del Gobierno sobre la evolución del PIB parecen demasiado optimistas: pronostica una caída del 0,5% del PIB en 2013. Nadie se lo cree, pero Montoro defendió que sus proyecciones son las correctas y que su estimación de ingresos es la correcta. 2013 le dará o le quitará la razón.
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