Desde el principio de 2013 y hasta el 18 de agosto se han quemado un total de 26.785 hectáreas de superficie forestal, lo que supone la cifra más baja registrada, durante el mismo periodo, en los últimos diez años. En concreto, supone tres veces menos que la extensión media de los últimos diez años (con 94.513 hectáreas quemadas) y la sexta parte que el área que se vio afectada durante estos ocho meses del año pasado cuando quedaron arrasadas 166.295 hectáreas, según ha informado el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

En relación a la cantidad de conatos (que afectan a menos de una hectárea) y la proporción de éstos que se propagaron hasta formar un incendio (cuando el fuego quema más de una hectárea) el balance también resulta positivo respecto al año anterior y a la media de la década. Así, hasta la fecha, tres cuartas partes de los fuegos iniciados se pudieron reducir antes de que alcanzaran la categoría de fuego, frente al 63%de 2012 y de la media desde 2003.

Además, los ocho grandes incendios registrados en este periodo -que no contabilizan los últimos episodios de Orense y Zamora-, contrastan con los 30 del mismo periodo en la campaña de incendios pasada.

Así, la superficie afectada representa un 0,097% del territorio español, de la que 20.916 hectáreas corresponde a vegetación leñosa y 5.868 hectáreas de pastos y dehesas.

Respecto al ámbito geográfico afectado por los siniestros, el 44% se dieron en el noroeste peninsular, el 33% en las comunidades autónomas del interior de la Península, el 22% en la vertiente mediterránea y el 2% en las Islas Canarias.

El 44% de los incendios de este año se dieron en el noroeste peninsular

Asimismo, la superficie forestal afectada pertenece en un 43% a las comunidades de interior peninsular, en un 37% al noroeste de la Península, en un 19% al Mediterráneo y en un 1% al archipiélago canario.

Finalmente, el mapa de los niveles de riesgo de incendios previstos, elaborado por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), alerta para este lunes de que zonas del tercio occidental de la península, a excepción del extremo norte, pueden tener riesgo extremo por fuegos. Esta situación es especialmente delicada en las provincias de Lugo, Orense y Pontevedra.