Este artículo se publicó hace 15 años.
Franco, honrado en casa de "don Manuel"
Este año se recordó con nostalgia en la fiestas de Vilalba a la figura del "generalísimo", a quien el pregonero llamó "don Francisco Franco Bahamonde"
Podría ser un pregón más. Es decir, el inicio discreto de las fiestas de San Ramón que Vilalba (Lugo) celebra a caballo entre agosto y septiembre. Podría ser el discurso interminable de casi todos los años, en el moderno auditorio poblado por vecinos vestidos de domingo que cuchichean sobre la idoneidad de tal o cuál dama de honor. Podría ser el discurso lleno de "recuerdo cuando" o "antes, cuando era joven". El homenaje a las tradiciones e historia local que siempre se le encarga a alguien famoso que nació en el pueblo pero emigró, curiosamente sin regresar muy a menudo a su tierra. Siempre con Manuel Fraga, "don Manuel", el alcalde y algún miembro de la Xunta presentes, luchando tanto como los miembros de la sufrida banda de música por permanecer despiertos.
Sin embargo, este año se recordó con una nostalgia inaudita a la figura del "generalísimo", a quien el pregonero, el periodista Antonio Domínguez Olano, llama "don Francisco Franco Bahamonde". El encargado de inaugurar las fiestas del pueblo de Fraga o Rouco Varela no tuvo reparos en acordarse públicamente de los "paseos" o de las placas en honor al dictador. Ni se despeinó al referirse al dictador por los términos impuestos por el régimen. Todo ello en un discurso caótico y difícil de seguir que dejó en un segundo plano las anécdotas sobre su juventud en el pueblo.
Los medios locales optaron por silenciar el homenaje público y se limitaron a sumarse a los continuos elogios de Domínguez Olano a Fraga, con quien Vilalba y España están para él en deuda. Tampoco faltaron en el discurso los elogios al antiguo presidente del Parlamento de Galicia (también vilalbés, también del PP), su hijo (concejal de Cultura), el alcalde (que logró otra mayoría absoluta más para el mismo partido en las últimas elecciones) o el cardenal de Madrid.
Algunos de los habituales a la cita pusieron mala cara. "Creo que nunca se hicieron referencias a Franco en estos términos", me comentó a la salida uno de ellos. "Es una pena que se estropee el inicio de las fiestas de esta manera y que no pase nada", lamentaba otro. No obstante, la elección del pregonero, prerrogativa del gobierno municipal, produjo también muchas sonrisas nostálgicas y algún que otro aplauso espontáneo.
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