Este artículo se publicó hace 3 años.
La fractura de ERC con Junts acerca a Catalunya al abismo de la repetición electoral
Esquerra inicia las conversaciones formales con En Comú Podem, que se muestra predispuesta a investir Aragonès, pero los republicanos necesitan el apoyo de mínimos prometido por Junts, que ahora condiciona unos votos imprescindibles sin los cuales el 26 de mayo se convocarían elecciones. ERC no abrirá la puerta a ningún Govern de coalición hasta después de la investidura.
Barcelona-Actualizado a
La tensión política en Catalunya se ha disparado en las últimas horas, a medida que el anuncio del sábado del coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès, de romper las negociaciones con Junts e intentar formar un Govern en solitario, ha ido tomando fuerza. El enfrentamiento dialéctico entre republicanos y juntistas es ya cuerpo a cuerpo y este lunes se ha transitado con dos escenarios sobre la mesa: o Govern de ERC en minoría o repetición de elecciones.
Según ha podido saber Público del propio Aragonès, el objetivo del actual vicepresident en funciones de la Generalitat seria negociar intensamente durante esta semana tanto con En Comú Podem como con Junts, y llevar a cabo la investidura la semana que viene. Con un margen de una semana frente a la fecha límite del día 26.
Pero no se puede olvidar que la convocatoria de la sesión corresponde a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, de Junts. Y que a tenor de la virulencia de la reacción de algunos dirigentes del partido de Carles Puigdemont, el acuerdo de mínimos con Junts no está próximo. Con lo cual, no se puede descartar que Catalunya se asome al abismo de unas nuevas elecciones.
O Govern de ERC en minoría o repetición de elecciones
Con el acuerdo firmado hace semanas con la CUP bajo el brazo, Esquerra ha dedicado las últimas horas todas sus energías a conseguir los apoyos de En Comú Podem, que aun siendo insuficientes, reforzarían un frente de izquierdas a caballo entre los favorables de la autodeterminación y los independentistas.
Pero el concurso de Junts en esta nueva tesitura planteada por Aragonès continua siendo imprescindible, dado el inmovilismo del PSC en su posición de rechazo a investir a un candidato que no sea el socialista Salvador Illa. Ya que aunque por un estrecho margen de votos, el PSC superó a Esquerra en las elecciones del 14 de febrero y ganó las elecciones.
Ahora bien, los cuatro votos afirmativos y la abstención de los 28 diputados y diputadas restantes de Junts que son necesarios para que la aritmética de la investidura sea viable en segunda vuelta de elección por minoría parecen alejarse a pesar de las promesas efectuadas por su secretario general, Jordi Sànchez. Hay que tener en cuenta que en caso de conseguir el apoyo de los Comuns, Aragonès sumaria los 50 votos de ERC (33), CUP (9) y En Comú Podem (8). Mientras que el rechazo a la investidura del PSC (33), Vox (11), Cs (6) y PP (3) sumaria 53.
Jordi Sánchez pone en duda apoyos necesarios
Sánchez ha asegurado este lunes en Catalunya Ràdio que ve "inaudito" que a 16 días para la fecha límite de la investidura, Aragonès haya hecho un "giro de volante brusco" que pone en "riesgo" toda la negociación con JxCat, en referencia a la apuesta de ERC por gobernar en solitario. El dirigente juntista amenaza con el hecho que, sin una "rectificación", la situación puede derivar en un "abismo" que lleve a unas nuevas elecciones. Apuntando que la iniciativa de Aragonès de un Govern en solitario nace de la "tutela" de sectores de ERC que no quieren gobernar con Junts capitaneados por dirigentes como Gabriel Rufián o Joan Tardà. Y a pesar de que la idea de un Govern en solitario de ERC facilitado por Junts, en caso de no llegar a un acuerdo, nace del propio Sánchez, el secretario general juntista este lunes ha matizado sus palabras y ha encendido todas las alarmas: "No es razonable pretender una investidura con 33 diputados ni querer los votos de JxCat gratis".
"Nos sentimos estafados y decepcionados". Así de contundente ha sido la respuesta desde el otro lado de la mesa, en palabras de la secretaria general adjunta de Esquerra, Marta Vilalta. Los republicanos aseguran que el paso de apostar por un Govern en solitario "es firme y no es ningún movimiento táctico". Fruto del hastío que les ha provocado las dilaciones negociadoras de Junts a quien atribuyen nula voluntad para el acuerdo. Por tanto, exigen que se cumpla con el compromiso de Jordi Sànchez y permitan la investidura de Pere Aragonès para evitar "una irresponsable repetición electoral".
Una vez más, el Consell per la República que preside el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont desde Bélgica se ha situado como el principal escollo que ha hecho descarrilar finalmente la negociación, según los republicanos. Aragonès es contundente: "Un organismo que no es representativo del resultado en las urnas no puede tutelar el conjunto del independentismo y en ningún caso al Govern que solo se debe al conjunto de la ciudadanía y al Parlament que los representa".
ERC descarta ninguna coalición hasta después de la investidura
Desde ERC no se cierran a gobernar en coalición en un futuro, pero según diversas fuentes del partido consultadas "en este momento no hay tiempo para abrir esta carpeta con nadie". Esas mismas fuentes aseguran que ERC solo negociará en estos momentos un acuerdo de investidura, tanto con los Comuns como con Junts, y toda negociación para incorporar al Govern a cualquiera de las fuerzas políticas que faciliten la presidencia de Aragonès será a posteriori. No concretan si sería con uno o con otros, ni el plazo o las condiciones. Pero aseguran las fuentes republicanas que las negociaciones actuales, incluso las frustradas, pueden ser la base de una futura conformación de un Govern en coalición por lo cual instan a rehacer los puentes.
Los Comuns y el polo izquierdista frente al Madrid de Ayuso
En cuanto a En Comú Podem, los dirigentes de los socios de Unidas Podemos en Catalunya ven con buenos ojos el nuevo escenario abierto por Aragonès. Con Junts fuera de la ecuación gubernamental, los Comuns se sienten cómodos para dar su apoyo a Esquerra e incluso reivindicar la participación en el Govern con los republicanos. En palabras de la líder de los Comuns en el Parlament, Jessica Albiach: "Es mucho mejor un ejecutivo de 41 diputados que uno de 33 y mejor que sea amplio, fuerte y transversal".
Además, a pesar de que la CUP no se muestra dispuesta a participar en el Govern, desde el espacio morado en Catalunya ponen en valor el hecho de que la entente entre Esquerra, la Cup y En Comú Podem visualiza una clara contraposición de izquierdas a la emergente derecha estatal después de la fuerte victoria del PP de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, y sitúa Catalunya en el liderazgo de un polo de naturaleza izquierdista radical que puede ejercer de contrapeso.
Según fuentes de la negociación, la reunión de este lunes por la tarde entre los dos partidos ha sido positiva, pero habrá que continuar negociando. La previsión es cerrar un acuerdo esta semana basado en un programa de cinco ejes: transición ecológica, salud, economía, feminismo y diálogo. Esquerra esquiva la idea de Govern conjunto expuesta por En Comú Podem, ya que esta opción podría cerrar definitivamente la puerta a los apoyos de mínimos de Junts. Pero se abre a continuar hablando después de la investidura. Los Comuns están abiertos a esta consideración, conscientes de que la primera opción es asegurar un Govern sin el partido de Puigdemont. "No pondremos en riesgo este nuevo escenario", aseguran. Pero exigen garantías a ERC que en ningún caso Junts accederá al Ejecutivo durante la legislatura, ya que se consideran incompatibles.
El PSC mantiene el rechazo y espera pacientemente
El otro gran actor de la política catalana, el PSC, se ha mostrado muy crítico con los ofrecimientos de los Comuns a ERC. Los socialistas se mantienen a la expectativa de los acontecimientos sabedores que de una repetición electoral -que nadie quiere, pero a la que se puede llegar por accidente- ellos son los únicos que pueden sacar partido. Por tres motivos: porque así lo indican todos los sondeos con que trabajan los grandes partidos catalanes; porque la pugna entre independentistas desmovilizará aún más a este votante; y porque la fractura que se puede producir entre ERC y Junts si Aragonès no es investido garantiza vía libre a Salvador Illa para encontrar los apoyos necesarios en un futuro.
En definitiva, se atisban días de muchos nervios y tensiones en la siempre convulsa política catalana. La presión en Junts es máxima y el secretario general, Jordi Sánchez, está recibiendo una fuerte contestación de sectores de su partido que le culpan de la suerte de la negociación. Y sobre todo de haber dado a ERC una pista de aterrizaje con su garantía de investidura a un Govern en solitario de los republicanos. Habrá que ver no solo si Sánchez finalmente cumple su promesa, sino si es capaz de hacerla cumplir. Ya que el compromiso es que las bases de Junts ratifiquen la decisión, y el heterogéneo grupo parlamentario juntista siempre puede dar el susto de algún diputado díscolo. Pero a nadie se le escapa que frustrar la investidura del primer president de la Generalitat de ERC desde la República por parte del espacio postconvergente después de décadas en que Esquerra ha investido a Artur Mas, Carles Puigdemont o Quim Torra supondría un cisma en el independentismo en que ya no se podrá hablar de malas relaciones como en los últimos años, sino directamente de una larga guerra civil irreconciliable.
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