Tener miedo a lo diferente es muy habitual. Lo que no lo es tanto es que los partidos políticos españoles lo exploten con el fin de sacar más votos. En el PP saben bien que en varias encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), hay un 60% de españoles que considera que hay 'demasiados inmigrantes'. En total, los extranjeros (y ahí entra tanto el que vuela en primera clase como el arribado en cayuco) que han venido a trabajar a este país representan el 9,94% de los 45 millones que forman la población.
Pero una cosa es la realidad y otra muy diferente la percepción que se tiene de ella. Así, cuando se pregunta a los españoles cuál es el porcentaje de población extranjera que hay en este país, la respuesta es 'un 20%'. Es decir, prácticamente el doble de la cifra real.
Esta distorsión es la que aprovecha el PP para sustentar su visado por puntos para los inmigrantes que quieran residir legalmente más de un año en españa. Los argumentos para subrayar lo diferentes que son los extranjeros de algunos países se han reducido a dos: la práctica de la ablación del clítoris y la poligamia. Como si no estuvieran ya contemplados como delito en el Código Penal. A última hora del jueves se añadió la necesidad de regular el velo islámico. El argumento de que la futura norma debería adaptarse a las diferentes comunidades ya ha dejado fuera a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Argumentos como que dejan sin trabajo al parado, copan las ayudas sociales o las plazas escolares en los colegios públicos y que están detrás del aumento de la delincuencia son las mentiras más habituales. Las cifras son incontestables. Ni reciben más de lo que producen ni los problemas de integración son la tónica general. La mayoría sólo quiere adaptarse a una nueva cultura. La que desean para sus hijos.
Pero no sólo el PP ha caído en la tentación de rascar votos con el miedo al extranjero. En el cartel de precampaña, bajo la foto del candidato de CiU al Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, reza 'La gente no se va de su país por ganas sino por hambre. Pero en Catalunya no cabe todo el mundo'.
A SOS Racismo no le ha convencido el tono presuntamente comprensivo que desprende la primera parte de la frase y acusa a CiU de dar 'el pistoletazo de salida al uso de la xenofobia'. Por eso, el cartel presentado frente a la sede de la coalición catalana fue un tablero de ajedrez con piezas de diversos colores.
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