Este artículo se publicó hace 13 años.
Las Fallas de 2011 "plantan" 167 puestos de churros y buñuelos en Valencia
El Ayuntamiento de Valencia ha otorgado este año 167 licencias para instalar puestos de masa frita en los que se vende la repostería popular de las fiestas falleras, los churros y buñuelos, para deleite gustativo de los valencianos y turistas que acuden a la capital valenciana en las Fallas.
Según han informado a EFE fuentes municipales, el número de solicitudes recibidas este año ascendió a 184, de las que se han autorizado a fecha de ayer un total de 167, una menos que en 2010.
Esta cifra de autorizaciones concedidas para ocupar la vía pública con puestos de buñuelos y masas fritas "es provisional", puesto que quedan tres instalaciones pendientes del informe de la Policía Local, dos en el distrito de Marítimo y uno en el de Transits.
Por distritos, el que más ha conseguido es el de Ruzafa (con 40), seguido por Ciutat Vella (35), Abastos (30), Marítimo (19), Transits y Patraix (16) y Exposición (11).
Entre los requisitos recogidos en el Bando de las Fallas 2011, el Ayuntamiento contempla que pueden instalar puestos de churros y buñuelos todos aquellos que cuenten con licencia municipal, tales como titulares de bares, cafeterías o similares, y los "casales falleros", en cuya demarcación podrá instalarse un solo puesto.
Las instalaciones, que no podrán exceder los ocho metros de largo por tres de ancho, deberán estar limpios y desinfectados, disponer de campana extractora con filtros adecuados para eliminar olores y humos y, además, las zonas de manipulación deberán estar aisladas de la vía pública y los productos protegidos por vitrinas expositoras.
Sin embargo, la Unión de Consumidores de la Comunitat ha detectado "pequeñas irregularidades" en los puestos de buñuelos instalados este año, entre las que una de las más comunes era la ausencia de campana extractora.
Por su parte, varios encargados de puestos de masa frita en Valencia han afirmado hoy cumplir todos los requisitos para la venta de estos alimentos en la calle, aunque han destacado la "dureza" de los controles en la ciudad sobre este tipo de puestos.
"No importa cuánto cuesta la masa sino cuánto se paga por el sitio en el que estás", ha apuntado el trabajador de un puesto cercano a la Estación del Norte, quien ha explicado que los "churreros que no son valencianos" pagan el precio que estipula el establecimiento más cercano al punto donde se quiere ubicar la churrería.
Según ha afirmado Laura, cuyo puesto se localiza en la calle de la falla ganadora, Convento Jerusalén-Matemático Marzal, "se llega a pagar hasta 6.000 euros por la semana de Fallas al bar que tengas al lado", algo que, en su opinión, es "excesivo" y les dificulta sacar beneficios.
En cuanto a los turistas que se acercan a estos puestos a deleitarse con los churros y buñuelos típicos de estas fiestas, Laura ha afirmado que las Fallas "siempre han sido un pelotazo, pero este año es lo peor"; y es que a su juicio está siendo "el peor año de todos" en cuanto a caída de las ventas, ya que "mucha gente pasa" por delante de los puestos, "pero no se para".
Para Raquel, una trabajadora de la churrería "La Madrileña", ubicada frente a la céntrica iglesia de San Agustín, también está siendo un año malo, en el que sí han notado un notable descenso de los ingresos respecto a las Fallas de 2010.
La meteorología de los primeros días de la semana "grande" tampoco ha ayudado demasiado, según Herminia, una churrera de la calle de Cirilio Amorós, quien ha destacado que hoy el buen tiempo había acompañado a mejorar las ventas, aunque "poco".
La mayoría de churreros procede de Madrid, desde donde se acercan cada año a intentar explotar la concentración de gente que se vive en la semana fallera; según exclama Herminia con orgullo, en Valencia "¡se comen churros madrileños!".
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