Este artículo se publicó hace 16 años.
Una exposición homenajea al pintalabios o "lápiz del amor" en su 125 aniversario
Desde Cleopatra a Evita Perón pasando por Marylin Monroe y Madonna, seguramente toda mujer se ha sentado alguna vez delante de un espejo para potenciar su belleza natural y, en esa tarea, el pintalabios ha jugado un papel protagonista.
Una exposición en las Galerías Lafayette de Berlín reúne cerca de 100 lápices labiales propiedad del maquillador de estrellas René Koch como homenaje a la barra de labios, cuya versión moderna celebra este año su 125 cumpleaños.
En la planta baja de estas grandes galerías berlinesas una decena de vitrinas exponen algunas réplicas de las presentadas en 1883 en la Exposición Universal de Amsterdam por dos perfumistas franceses y consideradas el primer pintalabios moderno. Se obtenían a partir de grasa de venado y estaba envuelto en un fino papiro de seda.
La estrellas de la colección de Koch son ejemplares con diamantes incrustados y el lujoso pintalabios de Evita Perón, amén de los últimos modelos del mercado, que llevan hasta un espejo y una linterna integrados.
Estos modelos conviven en la exposición junto a viejos lápices labiales de la extinta República Democrática Alemana (RDA) y otros surgidos de la moderna cosmética.
Sarah Bernhardt (1844-1923), una de las más grandes actrices de la historia, calificó el invento como el "bolígrafo del amor", si bien éste no fue bien recibido por la alta sociedad, que entendía -como la propia reina Victoria de Inglaterra declaró en 1860- que el maquillaje era símbolo de la vulgaridad propia de las clases bajas, del espectáculo y de la prostitución.
Sin embargo, el deseo de ser más bella viene de lejos; ya en Mesopotamia las mujeres se maquillaban con joyas semi-preciosas trituradas colocadas en torno a la boca y Cleopatra se aplicaba su pintura labial hecha con una base de hormigas y escarabajos carmín, que contenían un fuerte pigmento rojo.
Ese mismo color se convirtió a comienzos del siglo pasado en uno de los símbolos del movimiento feminista a favor de los derechos de la mujer, algo que, para muchas otras, fue todo lo contrario y supuso una condena a la búsqueda infinita de la belleza exterior.
Durante la Segunda Guerra Mundial la revista "Vogue" se preguntaba si era "patriótico" dedicar la atención a "la imagen" mientras la mayoría de los hombres luchaba en el frente de batalla, y la barra de labios volvió a estar en el punto de mira de los más puritanos.
Pasado el conflicto bélico, la respuesta no tardaría en llegar cuando el ministerio estadounidense de Economía determinó que las mujeres que trabajaran para la industria armamentística lucirían carmín para incrementar la productividad.
Uno de los más estrechos colaboradores de la barra labial ha sido desde siempre el cine y algunas de sus grandes estrellas como Marylin Monroe conquistaron la pantalla con la fuerza de sus labios.
Y si para gustos están los colores, el lápiz labial también ha sabido sacarse partido al máximo y se presenta en el mercado con toda su rica gama de tonalidades, que van desde el rojo -el más deseado- hasta el negro, pasando por tonos más pasteles o simplemente transparentes.
Koch, maquillador de Claudia Schiffer y Jodie Foster -entre otras famosas- e impulsor de esta inusual exposición, tiene previsto abrir el primer museo dedicado al pintalabios para seguir rindiendo tributo a uno de sus más valiosos utensilios de trabajo.
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