Este artículo se publicó hace 16 años.
Estados Unidos celebra un "supermartes" no apto para cardíacos
Estados Unidos, desde Alaska hasta Nueva York, celebra hoy un "supermartes" no apto para cardíacos, una jornada de elecciones primarias en la que los demócratas están virtualmente empatados y los republicanos luchan por despegar.
Un total de 24 estados, entre ellos California, por su tamaño el "gran premio" de la jornada, expresa hoy sus preferencias entre un abanico de posibilidades que, realmente, ya se circunscribe a la lucha entre dos demócratas y dos republicanos.
Los senadores demócratas Hillary Clinton y Barack Obama, que desde el comienzo de la campaña de primarias libran un cuerpo a cuerpo sin precedentes en la historia electoral de este país, llegan a la jornada de hoy con las espadas más en alto que nunca y, según las encuestas, en un "empate técnico".
El último sondeo de CNN demuestra que Obama ha conseguido erosionar el apoyo que Hillary tenía en todo el país e, incluso, superar a la senadora neoyorquina en intención de voto, pues tiene un 49 por ciento frente a un 46 de Hillary, en un recuento que prevé un margen de error del 4,5 por ciento.
Por tanto, es difícil aventurar quién será el ganador y, dado que las reglas demócratas marcan que el reparto de delegados debe ser proporcional al número de votos, es previsible que los 1.681 delegados demócratas que hoy se votan terminen muy repartidos.
Habrá que esperar a que se complete, o al menos a que avance más el proceso de primarias y caucus en todo el país para tener más claro quién será el candidato demócrata a la Casa Blanca en 2008.
El propio Obama lo ha dejado muy claro: "No importa lo que pase, creo que la de hoy será una decisión muy repartida".
Y tanto Obama como Hillary utilizan sus mejores armas para captar los votos indecisos. Él, con Ted Kennedy y Robert de Niro al lado, vende que el "cambio es posible", mientras la senadora, que rentabilizó sus lágrimas hasta la victoria en Nuevo Hampshire, volvió a emocionarse el lunes en Yale, su alma máter en Connecticut.
No obstante, su emoción recibió en esta ocasión menos atención mediática.
La pugna es tal que algunos analistas hablan, incluso, de la posibilidad de que la Convención Demócrata de Denver, a finales de agosto, se convierta en una "Convención abierta", es decir, en una reunión en la que no se proclama al candidato, sino en la que se decide quién es el aspirante, algo que ocurrió por última vez en 1952.
Los menos agoreros, que saben que históricamente este sistema no ha dado buenos resultados a quienes así han elegido sus candidatos -el republicano Thomas Dewey en 1948 y el demócrata Adlai Stevenson en 1952, perdieron- insisten en que aún queda mucha campaña por delante y las cosas se aclararán.
Aclararse, precisamente, es lo que podría hacer hoy el panorama republicano, ya que el senador John McCain parte como claro favorito en las encuestas.
El sondeo de CNN indica que McCain tiene un 45 por ciento de la intención de voto, mientras que el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney alcanza el 24 por ciento.
Los otros dos republicanos en campaña, el ex gobernador de Arkansas Mike Huckabee y el congresista texano Ron Paul, tienen el 18 y el 6 por ciento, respectivamente, y hoy podrían desaparecer del escenario electoral.
A pesar del claro despegue de McCain en todo el país durante los últimos días, Romney no se da por vencido y se ha multiplicado en intervenciones desde California a Tennessee, presentándose a sí mismo como un exitoso hombre de negocios capaz de devolver a EE.UU. a la buena senda económica.
McCain, por su parte, insiste en los "constantes" cambios de opinión de Romney y ambos se disputan el amparo de la sombra de Ronald Reagan, el 40 presidente de EE.UU. cuyo legado está siendo muy elogiado por los republicanos en estos días de difícil campaña.
Los republicanos se juegan hoy más de mil delegados de los 2.380 que se sentarán en septiembre en la Convención de Minesota.
Si se cumplen los pronósticos y gracias al sistema que los republicanos tienen en muchos estados donde "el ganador se lo lleva todo", McCain parece fuerte en su estado, Arizona, así como en Nueva York, Nueva Jersey, Delaware, Connecticut y, sobre todo, California.
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