Este artículo se publicó hace 16 años.
ERC libra al tripartito de su crisis
Las consecuencias internas por el mal resultado del domingo no se hicieron esperar en Esquerra. Ante la negativa del presidente del partido, Josep-Lluís Carod-Rovira, a tomar alguna medida en caliente fue el secretario general, Joan Puigcercós, quien movió ficha la madrugada del lunes y asumió las responsabilidades. En una reunión con sus afines en la sede electoral, Puigcercós decidió dejar el gobierno catalán, donde aterrizó hace poco más de un año como conseller de Gobernación y Administraciones Públicas. Lo hizo con un triple objetivo: tener las manos libres para dar la batalla interna a Carod ganando una posición de ventaja entre la militancia ante el vicepresidente, que no está dispuesto a retirarse; acelerar el proceso, adelantando el congreso de otoño a junio y, finalmente, asegurarse de que la lucha por el liderazgo de ERC no desestabilice al tripartito con PSC e ICV.
Carod, descolocado
Con la propuesta cocinada horas antes se presentaron Puigcercós y los suyos a primera hora de la mañana en la sede de Esquerra. La reunión de la permanente (el órgano más reducido) fue tensa y acabó sin acuerdo.
En la posterior ejecutiva -donde los afines al secretario general son mayoría- Puigcercós invitó a votar sus medidas, pero no se hizo porque los de Carod, descolocados y en minoría, las asumieron resignados. Ante la maniobra del secretario general, que espera ganar puntos ante una militancia insatisfecha y recelosa de la "gubernamentalización" del partido, a Carod le queda sacar rédito de su posición institucional como número dos de la Generalitat. Puigcercós goza de mayor apoyo entre los cuadros territoriales.
Puigcercós, que ya se planteó dejar el gobierno catalán después del pobre resultado de las municipales de mayo, afirmó que para él es priorirario dar "un golpe de timón" al partido y "pilotar un buen proceso congresual". Con todo ello, además, se "reforzará" el gobierno catalán gracias a una "decisión colectiva para dividir funciones". Que uno de los dos líderes no forme parte del gobierno era una petición formulada en su día por los correosos sectores críticos, que a punto estuvieron el pasado octubre de forzar a la dirección a renegociar el pacto con Montilla. Ayer no les valía el gesto del secretario general.
Carod y Puigcercós han cohabitado en bicefalia formal (ya venía de antes) los cuatro últimos años. Ahora se lanzan a una guerra abierta, pese a que uno y otro defienden acuerdos con el PSC y están lejanos a CiU. El tripartito es una sangría electoral para Esquerra, que el domingo perdió votos por los dos extremos: por una parte, los descontentos por pactar con los socialistas y, por otra, los que han optado por apoyar al PSC ante un PP "extremista".
Carod apelaba a la necesidad de fortalecer Esquerra como "partido sólido y de gobierno" y a no actuar sin "espíritu constructivo". Y situó de nuevo la pelota de la responsabilidad en la mejora de la financiación autonómica con un PSC "decisivo en Madrid después de sus resultados".
Ausàs nuevo conseller
Joan Ridao, tocado por los malos resultados, confirmó que, pese a que se le tentó para sustituir a Puigcercós -con quien se alinea- en la conselleria, tomará camino a Madrid. A Puigcercós lo relevará Jordi Ausàs, hasta ahora alcalde de la Seu d'Urgell y cabeza de lista de ERC por Lleida.
PERFIL DE JOAN PUIGCERCÓSUn táctico curtido en mil batallasJoan Puigcercós, como muchos políticos que no hicieron la Transición, no conoce otro ámbito que el del partido. El secretario general de Esquerra, un político de raza, domina la táctica y está bregado en mil batallas internas. Éstas han sido una constante en la vida interna de Esquerra, que se resiste a abandonar su modelo asambleario. Puigcercós (Ripoll, 1966) entró en las juventudes de ERC y a los 26 años era diputado autonómico. La vida de partido es su pasión y le ha hecho muy próximo a la militancia. Estuvo entre los que, a finales de los 80, desalojaron a Joan Hortalà de la dirección y, con Carod, derrotó a otro secretario general, Àngel Colom, en 1996. Él y Carod, que siempre han guardado las distancias, han llevado a ERC a sus mejores resultados normalizando el independentismo. Ahora cree llegado el momento de dar un paso al frente. Puigcercós negoció el primer y el segundo tripartito con PSC e ICV. En Madrid, como portavoz de Esquerra, forjó los acuerdos para investir a Zapatero pero acabó desilusionado con el Estatut. En el Congreso se granjeó fama de político hábil y cultivó una buena relación con Alfredo Pérez Rubalcaba y José Montilla.
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