Este artículo se publicó hace 11 años.
Dilema en la Iglesia católica: continuidad o renovación
El clero se divide entre quienes predican la esperanza en la renovación y los que confían en que la sucesión se producirá con normalidad y sin tensiones.
A Jaume Aymar, sacerdote de la Archidiócesis de Barcelona y doctor por la Universidad de Barcelona, no le ha sorprendido la dimisión del Papa. Considera que el Pontífice ha dado "una gran lección a la ciudadanía" porque "es muy importante saber cuándo dejar un cargo si ya no lo podemos ejercer con plenitud", explica.
Director de Ràdio Estel, emisora del Arzobispado de Barcelona, y del semanario de cultura religiosa Catalunya Cristiana, Aymar recuerda que el Papa ya había insinuado en otras ocasiones que podía dimitir y considera que ha tomado la decisión acertada. "Si él ya no tiene fuerzas, yo apruebo que lo deje. Hasta hoy ha asumido su tarea de servicio a la Iglesia y ha dicho 'basta', Juan Pablo II quiso que la gente fuera testimonio de sus limitaciones, pero él no", asegura. "En marzo se celebrará el cónclave, que se desarrollará con normalidad", concluye.
Otros sectores de la Iglesia, conocidos por su compromiso con las bases, expresan el deseo de que la renuncia de Benedicto XVI pueda dar paso a una cierta renovación. Josep Taberner, rector de la parroquia de Sant Pere de Figueres, ha reconocido que la renuncia del Papa como "una noticia bomba". Supone que su delicada salud y los recientes conflictos que han tenido lugar en Roma con su secretario personal le deben haber animado a tomar esta decisión. "Ningún papa lo había hecho en los últimos 500 años", ha señalado este sacerdote a Público. "Sus predecesores nunca quisieron dimitir por lo que su dimisión zarandeará a la iglesia en muchos ámbitos", insiste. "Después de Pío XII vino Juan XXIII, ¿quién nos dice que no vendrá otro? Trabajamos con esa esperanza, a pesar de que no tenemos demasiada confianza en que las cosas cambien mucho".
Taberner, que también es copresidente del Coloquio Europeo de Parroquias, recuerda que "el cuerpo de cardenales está formado por gente muy mayor". "La elección del nuevo papa traerá consigo tensiones, la de Benedicto XVI fue fácil porque hubo continuidad. Ahora hay más de una línea", explica.
"Supongo que todo el mundo intentará llevar el agua a su molino. En la iglesia hay más tendencias que en un partido político", señala Taberner, que aun así no cree que "este cuerpo de cardenales esté para muchos cambios". "Si viniera un papa de América del Sur quizás podría haber un signo esperanzador", reconoce. En cualquier caso, el sacerdote indica que la iglesia de base agradecerá el gesto de Benedicto XVI.
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