Este artículo se publicó hace 16 años.
La denominación de Macedonia sigue siendo un obstáculo para su entrada en la OTAN
Grecia reiteró hoy su disposición a vetar la entrada de Macedonia en la OTAN, "si no se llega antes a un acuerdo para modificar su nombre", según ha declarado la ministra de Asuntos Exteriores griega, Dora Bakoyannis.
Grecia se opone a la designación del país vecino como Macedonia por entender que ésta podría reflejar pretensiones territoriales hacia una región del norte griego con el mismo nombre.
Esta disputa ha sido uno de los temas tratados hoy en Bruselas en la reunión de Ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN, y como refleja la posición griega no existe unanimidad entre los aliados sobre la invitación de Macedonia a la organización.
"Hemos apoyado a Grecia, pero queremos un acuerdo entre los dos países", ha afirmado el ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, quien también ha destacado que su homóloga griega "se mostró abierta a una solución".
Asimismo, la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, ha subrayado que "todas las partes ganarían con un acuerdo", y se ha declarado "optimista" sobre la posibilidad de que éste llegue antes de la cumbre de Bucarest.
En esa cumbre, que se celebrará del 2 al 4 de abril, se espera que la OTAN invite formalmente a Macedonia (si hay acuerdo sobre el nombre), Croacia y Albania a ingresar en la alianza.
La ministra griega, por su parte, ha insistido en su disposición a vetar la entrada de Macedonia, "si no se produce antes una reunión entre las dos partes en la que se resuelva el problema".
Bakoyannis ha acusado a Macedonia de "emprender acciones de lógica nacionalista relativas a la denominación del país, que impiden que Grecia apoye su invitación a la OTAN".
"El veto es algo que no le gusta a nadie, pero no tenemos otra opción ante las acusaciones ofensivas de Macedonia y su actitud no constructiva", ha afirmado Bakoyannis.
Aunque la ministra griega ha admitido que su veto podría dificultar la estabilización de los Balcanes, ha puntualizado que este proceso se debe construir "sobre una base sólida de unanimidad".
Según Bakoyannis, Grecia y Macedonia "lograron un acuerdo válido para ambos hace 17 años, y por tanto es posible volver a una denominación neutral y aceptable".
La aprobación griega pasa por que la denominación del país vecino incluya el nombre de "Macedonia", pero acompañado de "Antigua República Yugoslava" -bajo el cual la ONU reconoció al país en 1993- u otro adjetivo "que haga referencia a su particularidad histórica o geográfica", precisó la ministra.
Algunas de las alternativas que se barajan al respecto es el nombre de "Nueva Macedonia" o de "Macedonia del Norte".
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