Los líderes de los 15 países que componen la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional (SADC) celebran en Johannesburgo una Cumbre extraordinaria sobre las crisis que afectan a dos de sus miembros, la República Democrática del Congo (RDC) y Zimbabue.
La convulsionada región oriental de la RDC ha estallado en un nuevo conflicto bélico que tiene como protagonistas a un grupo rebelde tutsi congolés y a las tropas gubernamentales apoyadas por dos milicias tribales, una local y la otra de origen hutu ruandés.
La crisis en Zimbabue es de carácter político y causada por la falta de acuerdo entre el partido en el Gobierno y la oposición para formar una administración conjunta tras el fracaso de las elecciones presidenciales de este año, que no dieron un claro ganador.
El Presidente sudafricano, Kgalema Motlanthe, titular de turno de la SADC, inauguró la Cumbre haciendo un llamamiento por un inmediato cese de las hostilidades en el este de la RDC a fin de que las organizaciones humanitarias internacionales puedan llevar asistencia de emergencia a los miles de civiles desplazados por el conflicto.
"Con respecto a las cuestiones en el este de la RDC, hacemos un llamamiento para un inmediato alto el fuego a fin de que la asistencia de emergencia llegue a las comunidades desplazadas", dijo Motlanthe, quien puntualizó que la SADC "cree firmemente que no existe una solución militar al problema" congolés.
El conflicto tiene como epicentro la región del Kivu Norte, en el este de la RDC, donde los rebeldes del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) liderados por el general renegado Laurent Nkunda, luchan contra las tropas gubernamentales congoleñas apoyadas por la milicia local Mai-Mai y las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), grupo extremista hutu ruandés.
La Misión de las Naciones Unidas en la RDC (MONUC), que con cerca de 17.000 efectivos es el mayor contingente militar nunca antes desplegado por la organización internacional, no ha podido hasta ahora separar efectivamente a los combatientes pues debe velar primero por la seguridad de los civiles.
"El actual mandato (de la MONUC) limita su capacidad como una verdadera fuerza de paz y brindar una solución duradera", dijo Motlanthe, quien alentó, sin embargo a los "cascos azules" a continuar protegiendo a los civiles.
El presidente sudafricano dijo que el segundo tema en la agenda de esta Cumbre extraordinaria de la SADC es "cómo reactivar las paralizadas negociaciones para la formación de un gobierno de unidad en Zimbabue", cuyos líderes políticos firmaron el pasado 15 de septiembre un acuerdo al respecto.
"Ese acuerdo es la única herramienta (política) que ayudará a Zimbabue a sobreponerse a sus desafíos socioeconómicos. Sin embargo, estamos desilusionados de que a dos meses de la firma del pacto, las partes no hayan sido capaces de concluir sus negociaciones sobre la formación de un gobierno que incluya a todos", añadió Motlanthe.
La SADC ha estado involucrada en la búsqueda de una solución a la crisis de Zimbabue desde el año pasado, cuando designó al predecesor de Motlanthe, Thabo Mbeki, como mediador jefe entre los rivales políticos del país.
En las elecciones presidenciales del 29 de marzo pasado el líder del opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), Morgan Tsvangirai, derrotó al jefe de Estado zimbabuense, Robert Mugabe, pero no obtuvo una mayoría de más del 50 por ciento de los votos, lo que obligó a la celebración de una segunda vuelta de los comicios.
La segunda ronda se llevó a cabo el 27 de junio, pero Mugabe concurrió en solitario debido a que Tsvangirai se retiró una semana antes en protesta por los ataques contra sus seguidores (un centenar de ellos murieron) por parte de la gubernamental Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF).
En las elecciones legislativas, celebradas también el 29 de marzo la ZANU-PF perdió la mayoría en la Asamblea Nacional, por primera vez desde que Zimbabue obtuvo su independencia del Reino Unido en 1980.
En una cumbre extraordinaria celebrada en Egipto, la Unión Africana (UA) admitió que las presidenciales zimbabuenses no eran creíbles y recomendó que, ante la dificultades de un ejecutivo sin apoyo mayoritario en el Parlamento, era aconsejable que los rivales formaran un gobierno de unidad.
Sin embargo, la ZANU-PF pretende quedarse con los ministerios principales, incluidos Finanzas, Interior (que controla la Policía) y Justicia, lo cual dejará al MDC al margen de la toma de decisiones del Gobierno, y tanto Mugabe como Tsvangirai no dan muestras de que puedan llegar a ponerse de acuerdo.
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