Este artículo se publicó hace 13 años.
Contador explota en el Etna y se enfunda la 'maglia' rosa
Alberto Contador (Saxo Bank) incendió el Giro de Italia tras conquistar en solitario la novena etapa disputada entre Messina y Etna, de 169 kilómetros, y enfundarse la 'maglia' rosa en la primera batalla de alta montaña, en la que el español endosó 1.10 minutos a sus principales rivales.
Contador dio otro golpe de autoridad en uno de los santuarios del ciclismo italiano, el segundo consecutivo, con una victoria incontestable que cimentó con un ataque a falta de 8 kilómetros de meta que no obtuvo respuesta en ningún enemigo directo.
Una arrancada que le permitió llegar en solitario a la cima de Etna, donde disparó al aire por primera vez en el Giro, ya que en 2008 ganó la general pero no etapas. Y donde concretó unos destrozos considerables que le permiten erigirse en capo de la general.
El triple vencedor del Tour cruzó la línea de meta con un tiempo de 4h.54.08. A 3 segundos llegó el venezolano José Rujano y a 50 el primer grupo de candidatos, con Stefano Garzelli, Nibali, David Arroyo, Konstantin Sivtsov, y a 59 Igor Antón. Diferencias que hicieron honor a las expectativas de una etapa que se esperaba volcánica.
Vuelco en la general y un líder con pinta sólida, aunque el Giro acaba de empezar. Contador subió al podio a enfundarse una 'maglia' rosa que vistió durante 7 jornadas hace tres años. Podrá disfrutar de la primera jornada de descanso con una renta ya significativa. El bielorruso Sitsov le sigue a 59 segundos y el francés Le Mevel a 1.19.
Los nombres ilustres encajaron el golpe admitiendo la superioridad del líder del Saxo Bank. Nibali está a 1.21, Scarponi a 1.28, David Arroyo a 1.37 y Roman Kreuziger a 1.41. Igor Antón, undécimo se encuentra a 2.21.
"Ha sido una victoria importante y he sacado diferencias. Corro para disfrutar y cuando tengo piernas me gusta dar espectáculo. No quería demostrar nada, solo ganar y distanciar a mis rivales", dijo la nueva 'maglia' rosa.
Una jornada preparada para la fiesta de Nibali, que jugaba en casa, en su "estadio", ante su público, en un escenario mítico de singular belleza y leyenda.
La organización adelantó media hora la salida. La ceremonia tuvo lugar a 200 metros de la videoteca que regenta la familia de Vincenzo Nibali. Había prisa para facilitar el traslado de los corredores a la península e iniciar la jornada de descanso cuanto antes.
El pelotón tomó nota y encendió rápido la mecha, con múltiples intentos de fuga, pero no fue hasta pasado el kilómetro 45, a la altura de Taormina, cuando se gestó una escapada de 9 corredores.
Entonces el Etna ofrecía una fachada majestuosa en el horizonte, con una especie de flequillo blanco rizado por la nieve, aún humeante. Un aspecto que fue cambiando a medida que los corredores rodeaban el volcán hacia la cara sur.
En la expedición al Etna, dos españoles, Joan Horrach (Katusha) y Pablo Lastras. Además se incrustaron Cherel (AG2R), Popovych (RadioShack), Visconti (Farnese), Frank (BMC), Savini (Colnago), Vanotti (Liquigas) y Bakelants (Omega Pharma).
El mejor colocado en la general era Lastras, ya que el "Pencas" estaba séptimo a 22 segundos del líder. El pelotón abrió la mano hasta el límite de 5.15 minutos en el kilómetro 65. Después del largo traslado por carretera hasta San Giovanni, cerca del extremo sur de la península y del cruce en barco del Estrecho de Messina, nada hacía sospechar cansancio en los 193 supervivientes del Giro. En la primera hora, 49 kilómetros.
La avanzadilla empezó el primer ascenso al Etna con 5 minutos de adelanto. Como aperitivo 18 kilómetros al 6,2 de pendiente media. Primera toma de contacto con el "gigante de fuego", por una vertiente algo más amable que la definitiva. Los 9 mantuvieron la renta al paso por la cima (1.631 metros de altitud). Por detrás, el Liquigas de Nibali y el Lampre de Scarponi marcaban el ritmo en el grupo principal.
No daba resultado el trabajo de los equipos italianos. El Lampre tiraba a bloque, pero entre el descenso y el comienzo de la subida definitiva los rebeldes mantuvieron 4 minutos. Lastras, con triunfos en Tour, Giro y Vuelta, era 'maglia' rosa virtual. Detrás, en la otra etapa, Alberto Contador sufrió un pinchazo y hubo de cambiar de bicicleta.
A pie del puerto final el grupo de favoritos pasó a 3 minutos de la fuga, aún unida. Más de 200.000 personas esperaban en sus laderas, a través de 18 kilómetros al 7,2 por ciento. Una especie de estadio abierto que soñaba con la 'maglia' rosa en las espaldas del ídolo local, Vincenzo Nibali.
El Lampre mostró sus cartas tirando del grupo principal. Michele Scarponi advirtió que iba a conquistar el volcán y se puso serio. La fuga inició el declive y solo aguantaban tres a 10 kilómetros de meta: Visconti, Frank y Bakelants, con 2 minutos. Lastras tiró la toalla.
Cuando faltaban 8 kilómetros para la meta, Contador inició las maniobras de despegue. Se acabó la fuga y empezó el recital del madrileño. Al primer zarpazo se quedó solo. Scarponi intentó seguirle, pero enseguida se quemó. Con un segundo demarraje trató de quitarse de encima al venezolano José Rujano, que durante unos kilómetros hizo de "garrapata", sin aportar relevos.
Rujano no quería relevar, así que Contador volvió a cambiar de ritmo. Ya en solitario, apretó los dientes con rabia, hasta la meta, donde le espera la 'maglia' rosa.
Séptima victoria de la temporada para el madrileño, la primera en el Giro y un golpe directo que deja chamuscados a sus enemigos. Ahora a descansar, transición hasta la montaña y en la última semana a defender el liderato en las altas cumbres. El guión le cuadra al campeón español.
Carlos de Torres
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