Este artículo se publicó hace 14 años.
Condenada a 38 años de prisión por matar a dos hijos e intentarlo con otros dos
Al ver que la pensión de divorcio no llegaría para alimentarles, les fue envenenando con zumo de naranja
La sección tercera de la Audiencia Provincial de Navarra ha condenado este miércoles, por acuerdo de las partes, a 38 años de prisión a una mujer, vecina de Mutilva Alta, que en febrero de 2008 mató a dos de sus hijos y lo intentó con los otros dos.
En concreto, se le ha condenado a quince años por cada asesinato y a cuatro por cada una de las tentativas, al tener en cuenta la atenuante muy cualificada de trastorno mental transitorio y la atenuante por reparación de daños ya que en el proceso de divorcio había dado los bienes a sus hijos.
Esta condena, que es firme al haberse llegado al acuerdo antes de la celebración del juicio, es menor a la solicitada por el fiscal, que pedía 19 años de prisión por cada asesinato y 12 años por cada tentativa, al contemplar la circunstancia agravante de parentesco y la atenuante de trastorno mental transitorio.
La acusada había llegado a primeras horas de la mañana al Palacio de Justicia procedente de la cárcel de Pamplona, aunque no llegó a tener lugar el juicio, que el padre de los pequeños, que ejercía la acusación particular, había solicitado que se celebrara a puerta cerrada.
Veneno en el zumoLos hechos ocurrieron en febrero de 2008 en Mutilva Alta, en el domicilio de la mujer, A.J.M., de 40 años en el momento de los hechos, quien convivía con los cuatro hijos que tenía con su marido, con quien se encontraba en un proceso de divorcio en el que mantenían discrepancias sobre la custodia de los menores.
Al pensar que la pensión que se iba a establecer no le llegaría para alimentarles, según el escrito del Fiscal, la mujer decidió terminar con la vida de sus hijos y con la suya propia, para lo que acumuló durante días varias cajas de un medicamento que suministró a los tres mayores con zumo de naranja y al pequeño en el biberón.
Este hecho sin embargo no ocasionó la muerte de los niños y la mujer, al constatarlo, mató a los dos pequeños, de 8 y 3 años, asfixiándolos con un cojín y una almohada, e intentó hacer lo mismo, sin lograrlo, con los otros dos, de 14 y 12 años, utilizando en este caso un cuchillo de cocina.
Tras estos hechos, dejó notas dirigidas a su marido, su familia, sus hijos y su letrada, a quien además envió un correo con una explicación de lo que acababa de hacer, y se dirigió al garaje, donde intentó quitarse la vida inhalando los gases del vehículo en marcha, aunque no lo consiguió.
Como consecuencia de todo ello, los hijos mayores sufrieron una intoxicación por benzodiacepinas y heridas en el cuello, así como un estrés postraumático grave crónico, con secuelas emocionales estables y permanentes.
El fiscal señalaba en su escrito que la acusada padecía en el momento de los hechos "un trastorno de personalidad narcisista, acrecentado por un estrés conyugal y rabia narcisista hacia su marido que afectaba de forma moderada a sus capacidades cognitivas y volitivas".
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