Este artículo se publicó hace 16 años.
Los concejales del PNV dan la cara por Urkullu
El partido nacionalista sufre la presión de ANV en los pueblos por la moción
PNV, español! ¡PNV, español!". Es el grito más vociferado por las bases de Acción Nacionalista Vasca, aunque no es nuevo. Forma parte de los eslóganes tradicionales de la izquierda abertzale contra el partido nacionalista desde la Transición. Sin embargo, no siempre se oye tan alto, ni con tanta frecuencia. Todo depende de la situación política, del grado de crispación. Y hoy por hoy, sigue in crescendo en los ayuntamientos gobernados por ANV a raíz de la presentación de la moción ética del PNV y del PSE.
"Los partidos que la impulsamos vamos a recibir los palos. ¿Qué es lo positivo de todo esto? No lo veo". En el batzoki de Bergara, el concejal del PNV German Muruamendiaraz hace esta reflexión al repasar los fracasos cosechados por la iniciativa allá donde se ha debatido: Arrasate-Mondragón, Hernani, Bergara y Eskoriatza. La situación actual no es la más deseada por muchos ediles del PNV, sobre todo en Guipúzcoa. Se ven en el brete de tener que defender la moción por "lealtad y disciplina" al partido, pero no por convicción. El giro imprimido el 2 de abril por su presidente, Iñigo Urkullu, sólo un día después de que el líder guipuzcoano, Joseba Egibar, anunciara el rechazo a la moción de censura en Arrasate, pilló contracorriente a más de uno, como quedó patente en el posterior acuerdo de la asamblea regional para trasladar su "disconformidad" a la Ejecutiva.
"Una reflexión"
En una mirada hacia atrás, el presidente del PNV en Bergara, Mikel Lete, recuerda que con "el giro de Urkullu nos quedamos un poco sorprendidos. Luego se nos explicó la decisión, y por disciplina la acatamos, aunque no veíamos claro a dónde nos iba a llevar. Creo, sin embargo, que todo esto no es negativo; nos tiene que llevar a una reflexión".
En la conversación, el concejal German Muruamendiaraz afirma que ya no ve posible una marcha atrás. "Vamos a ver al final la suma de resultados en todos los ayuntamientos", dice, mientras se lamenta: "Otra vez estamos en el punto de mira. Nos están dando caña. El objetivo de la izquierda abertzale es eliminar al PNV, y sin embargo, nosotros queremos incorporarle a la política. Toda la tensión se queda en el Ayuntamiento, en la calle no se percibe".
En el PNV se teme ahora que el encarcelamiento de la alcaldesa de Arrasate-Mondragón, Ino Galparsoro, de ANV, genere más crispación en la calle. El presidente nacionalista en esta localidad, Ixidor Solupe, comienza su análisis asegurando que la decisión del juez Baltasar Garzón es "muy grave y pisotea todos los derechos democráticos en base a la Ley de Partidos, que es como el derecho de pernada, el poder frente a los vasallos".
Solupe hace esta encendida defensa de los "derechos" de Ino Galparsoro, porque es "lo justo y porque es mi alcaldesa". Es una de las paradojas que sufre el PNV en ocasiones: defiende los derechos políticos de ANV o cualquier otra marca de la izquierda abertzale contra la Ley de Partidos, y a aun así padece la presión de los sectores más radicales. "Estamos acostumbrados a esto y no hay que dramatizar. Una cosa es lo que ocurre en el Ayuntamiento, y otra bien distinta lo que pasa en la calle. Esto es un problema político. No lo podemos llevar a la calle y provocar un conflicto civil", asevera, a la vez que quita hierro a las diferencias entre el PNV de Guipúzcoa y Urkullu: "Aceptamos y respetamos su decisión".
La oposición gobernante
A cinco kilómetros de Arrasate, se encuentra Eskoriatza, el caso más paradigmático para quienes defienden que no es posible plantear las mociones por igual en todas las localidades. Con menos de 4.000 habitantes, una peculiaridad de Eskoriatza es que, desde la Transición, el alcalde elegido en las urnas acostumbra a ceder áreas a la oposición para su gestión, al margen del gobierno. Así, el PNV se ha ocupado hasta ahora de Hacienda. "Pero creo que después de haber pedido la dimisión, el alcalde me quitará ese cometido, como es normal", dice el concejal Aitor Urrutia.
Como sus compañeros en otros municipios, también ha percibido un aumento de la "presión" de la izquierda abertzale: "Por desgracia, la política vasca va por ciclos y éste no es el mejor". A Urrutia le tocó defender la moción ética el jueves, convencido de que "con su contenido puede estar de acuerdo cualquiera. Si en lugar de la violencia de ETA, se hablara de la violencia de género, lo firmaría cualquiera".
Otra cuestión es ya su conveniencia: "Se ha pasado un asunto de política general a los ayuntamientos, y esto en los pueblos pequeños puede perjudicar las relaciones entre la gente".
Hernani es el único municipio que en lugar de tratar la moción en pleno lo hizo en la Junta de Portavoces, de acuerdo a la directriz de no tratar asuntos políticos en sesiones plenarias. Allí el edil del PNV Andoni Amonarriz defiende la moción de censura contra ANV, pero no sólo por no condenar el asesinato de Isaías Carrasco: "Ya se lo comenté antes de forma informal a un concejal porque los presupuestos que ha presentado son un vergüenza".
Este edil entiende las mociones de censura dentro del juego democrático y como una opción más que legítima, después de que ANV arrebatara al PNV el gobierno en varios municipios pese a no ser la lista más votada. "En Hernani", cuenta, "al principio pensábamos que con la gente joven de ANV se abría una puerta a la comunicación, pero un año después la realidad no es lo que creíamos".
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