Este artículo se publicó hace 17 años.
Sólo Coalición Canaria y Partido Andalucista apoyan al PP en la FEMP
Un trámite y ya. El PSOE está a punto de hacerse con la presidencia de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y coronar rey a Pedro Castro, alcalde de Getafe. Sólo había que ojear los desnudos y anchurosos pasillos del Palacio Municipal de Congresos de Madrid, donde desde el viernes se celebra la IX Asamblea General del órgano común de pueblos y ciudades de España. Nada de corrillos. Cero expectación. Todo lo contrario al hervidero de 2003.
Que se tejiera una candidatura de consenso PP-PSOE era todo un espejismo. No hubo reunión. Ni intención: a primera hora los dos partidos habían pedido a la mesa de la asamblea tiempo para defender en la tribuna –lo nunca visto en la FEMP– cada una de las listas.
Así las cosas, novedades, pocas. Sólo la confirmación de quiénes se sumarán a la trinchera del PP: Coalición Canaria y Partido Andalucista. Los únicos compañeros de viaje de los populares en la FEMP, como anunció la secretaria de Política Local del partido, Soraya Sáenz de Santamaría. Ambas formaciones aportan 355 votos raspados a los 10.900 del PP. Poco que hacer ante el rodillo de la otra trinchera, la del PSOE (14.096 sufragios por sí mismo) y CiU, IU, Partido Aragonés, ERC y BNG.
Pese a los números, Génova insiste en que debe respetarse la “regla no escrita” de que el partido ganador de las municipales dirija la FEMP. Y advierte que nada está cerrado en el plenario de hoy. Su hálito de esperanza se centra en que la mesa resuelva a su favor algo improbable: que anule las acreditaciones de asistentes al congreso entregadas el viernes fuera de plazo. Improbable porque quienes votan son los 154 delegados con derecho a sufragio inscritos antes del comienzo de la asamblea.
PSOE: "Son un partido marginal y radical"
La segunda (agria) polémica se envolvió en la enseña nacional. Regina Otaola, la regidora de Lizartza y presidenciable de la FEMP, defendió una moción para exigir el cumplimiento de la Ley de Banderas de 1981. Fue rechazada en comisión, aunque hoy será discutida en el plenario. Pero el PP podía haber ganado la votación: había acreditado a 448 personas (el PSOE, a 279), más que en ninguna ponencia. Acudieron sólo 40, incapaces de vencer al bloque opositor (61 votos).
Otaola juzgó “asombroso” que los socialistas no suscribiesen la moción. “No soy el gendarme de los sentimientos. Defiendo la ejecución de la ley”. Patxi Lazcoz, regidor de Vitoria, le replicó: “Éste no es el foro, ni la forma, ni el momento. Los símbolos no se imponen. Debe hacerse un ejercicio de convicción permanente, persuadir de que son de todos”. “Que el PP deje de ser un partido marginal y radical”, zanjó Cuesta. Y Otaola: “¿La ley se cumple por seducción?”.
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