Este artículo se publicó hace 15 años.
La chica marroquí secuestrada por su familia se niega a declarar en su contra
La joven marroquí a quien su familia mantuvo presuntamente secuestrada para evitar que se fugara con su novio español se ha negado hoy a declarar en contra de sus padres y de su hermano, lo que ha privado al tribunal de una prueba clave para enjuiciar el caso.
En el banquillo de la sección 21ª de la Audiencia de Barcelona se sentaban hoy los padres y el hermano de la joven marroquí, para quien la fiscal pide cinco años de prisión por un delito de detención ilegal por haber retenido durante varios días en 2006 a Fátima B. para evitar que escapara con su novio.
En su escrito de acusación, basado en las declaraciones previas de la chica ante la policía y en el juzgado, la Fiscalía mantiene que la familia de la joven se oponía a que mantuviera relaciones con un chico español y, a finales de 2006, la obligó a viajar a Marruecos para casarse con un primo en un matrimonio concertado.
Al regresar a Barcelona, los padres y el hermano de la chica le prohibieron que acudiera a su trabajo de camarera, en un bar de un club de tenis de Castelldefels (Barcelona) pero, tras permanecer una semana retenida en casa contra su voluntad, la joven consiguió huir de casa con la excusa de firmar el finiquito, según la fiscal.
Tras unos días fuera del domicilio familiar, Fátima Z., con la mediación de su cuñada, quedó para verse con su padre y su hermano que, mantiene el ministerio público, la metieron a la fuerza en un coche y se la llevaron a casa, donde la tuvieron varios días encerrada en su habitación.
La chica aprovechó el saldo que le quedaba en su móvil para bombardear de mensajes a un cliente del bar donde trabajaba, a quien conocía desde hacía años y que avisó a la policía, tras recibir una veintena de "sms" en los que Fátima B. le pedía que la rescatara.
El relato que recoge la fiscalía, no obstante, se ha desdibujado hoy ante los magistrados que deben juzgar el caso, después de que Fátima B. se acogiera a su derecho a no declarar en contra de sus familiares.
Protegida por una mampara de la mirada de su familia, la chica, con tejanos ajustados y gorra de béisbol que contrastaban con el pañuelo que cubría la cabeza de su madre, ha estado dudando en silencio, durante un minuto interminable, para concluir finalmente: "no quiero declarar, estaba muy nerviosa cuando llegó la policía".
El único resquicio que quedaba entonces al tribunal para confirmar la veracidad de la denuncia también se ha desvanecido, puesto que, por una cadena de descuidos, sus declaraciones previas ante la policía y el juzgado de instrucción número 4 de Gavà (Barcelona) no son válidas al no haber sido informada de su derecho a no declarar.
En el juicio, los padres y el hermano de la chica han negado con rotundidad que mantuvieran a la chica encerrada en casa y sólo han admitido que, descontentos con el horario que hacía en el bar, le pidieron que dejara su empleo como camarera porque no veían bien que regresara a casa de madrugada.
"Ella tenía toda la libertad del mundo", según el hermano, que ha reconocido que, aunque no se le prohibía salir de casa, su familia le sugirió que se quedara con ellos porque allí "no le faltaría de nada".
La familia de Fátima Z. sostiene también que la joven se casó voluntariamente con el primo de Marruecos e incluso viajó sola en avión para acudir a la ceremonia. "Era una boda normal y corriente, ella estaba feliz", ha añadido el hermano.
Tras ser rescatada por la policía en su propia casa, la chica marroquí se fue a vivir a un centro de acogida y no ha vuelto a encontrarse con su familia desde entonces.
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