Este artículo se publicó hace 11 años.
La calle grita: "¿Dónde están nuestros sobres?"
El Gobierno sitió policialmente Madrid para evitar la protesta ante la sede del PP, asediado por los supuestos escándalos de corrupción. La movilización, convocada a través de las redes sociales, no fue masiva. No se
Pasaban pocos minutos de las cinco y media de la tarde y tres empleados de la EMT –la empresa pública que gestiona los autobuses urbanos de Madrid– esperaban algo desconcertados órdenes de un grupo de agentes de la Policía que a esa hora ya custodiaban la sede nacional del PP, ubicada en la calle Génova de Madrid. La consigna era clara. Nadie podía acercarse al cuartel general del partido que sustenta al Gobierno, asediado esta semana por supuestos graves casos de corrupción.
A las 18.15 horas la calle Génova ya estaba cortada al tráfico y al tránsito de peatones. Un desproporcionado despliegue policial blindó la zona, lo que incluso forzó a algunos comercios a cerrar antes de lo previsto. Todo para aminorar la convocatoria que, a través de las redes sociales, movimientos populares alternativos habían difundido llamando a la movilización en ese lugar a las 19 horas para mostrar la indignación desatada por el caso las cuentas en Suiza de Luis Bárcenas y el escándalo de los sobresueldos en sobres de dinero negro a altos cargos del PP.
Mariano Rajoy quiso evitar la foto de la indignación del pueblo frente a la sede de su partido y a la delegada del Gobierno en Madrid, la conservadora Cristina Cifuentes, no le tembló la mano para movilizar a centenares de agentes para esquivar esa imagen. Apostados tras las vallas situadas a más de cien metros de la puerta de la sede nacional del PP, los manifestantes censuraban el desproporcionado despliegue con gritos de "¡Basta ya de Estado policial!". Los concentrados también recurrieron al humor para criticar el operativo con consignas como "¡Dejadnos pasar, que nos vamos a afiliar!".
Aunque el escándalo del caso Bárcenas sí tuvo muchas réplicas en redes sociales como Twitter a través de las etiquetas #CorruPPlandia, #CulPPables y #CorruPPción, en la calle, la convocatoria no fue masiva. De hecho, algunos manifestantes comentaban con sarcasmo que casi había más policías que gente protestando.
De las escasa afluencia de público –alrededor de un millar de personas– se quejaron algunos de los manifestantes consultados por este diario. "Lo triste es que no esté aquí todo Madrid", lamentó Jaqueline Velarde, teleoperadora. A su lado, Eduardo Alonso, ingeniero, portaba una pancarta en la que resumía su estado de indignación: "Votar a corruptos es complicidad".
Además de los gritos ya habituales en las movilizaciones promovidas por el 15-M o grupos que giran en su órbita, los concentrados tiraron de ingenio para mostrar su indignación. "¿Dónde está el dinero? ¡Qué salga el tesorero!", "¡Gobierno dimisión por corrupto y por ladrón!" o "¿Dónde están nuestros sobres?" fueron algunas de las consignas más escuchadas. Aunque la movilización tuvo lugar sin incidentes, dos personas fueron retenidas de forma momentánea tras breves encontronazos con la Policía.
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