Entrevista a Manuel Sánchez y Alexis Romero"Cada no de Yolanda Díaz es un pequeño paso hacia el sí"
Madrid-
Yolanda Díaz es, sin duda, una de las figuras políticas del momento. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo está llamada a liderar un nuevo sujeto político que aglutine a las izquierdas y más allá. Su carácter embelesa a periodistas y ciudadanos, las encuestas le dan unos datos de aceptación relevantes, todo lo que hace o dice se convierte en noticia, desde sus respuestas a la derecha en el Congreso cada martes en las sesiones de control, hasta los actos políticos que protagoniza.
Por ello, es tan oportuno este libro que escriben los periodistas Manuel Sánchez (Cáceres, 1967) y Alexis Romero (Ponferrada, 1994). Se titula Yolanda Díaz. La dama roja y bucea en el pasado, en las amistades, en la trayectoria política y personal de la gallega para ayudar conocer a quien hoy ya es, pero sobre todo está llamada a ser en el futuro, historia de la política española.
¿Qué desvela el libro 'Yolanda Díaz. La dama roja' sobre ella?
Manu Sánchez: Lo que hemos querido contar es quién es Yolanda Díaz. Entonces, es un libro periodístico. Fundamentalmente un libro que está basado en su vida política. Desde que empezó su vida política en Galicia hasta que ha llegado a vicepresidenta del Gobierno, y donde además se tratan otros aspectos, creo, importantes. Por ejemplo, ¿Qué se opina sobre ella? ¿Cómo se ha hecho el proceso de evolución de cara a que sea la posible candidata de Unidas Podemos?
También se tratan cuestiones muy particulares, cómo es la imagen que tiene Yolanda Díaz, un tema que es objeto de polémica y que está siendo muy atacada por la derecha. Se aborda también un poco su vida personal; y sobre todo se cuenta, creo que de forma muy periodística, su trayectoria. Intentamos contar de forma bastante objetiva quién es Yolanda Díaz.
Alexis Romero: Creo que, por añadir algo y completarlo un poco, Yolanda Díaz está llamada ahora a una tarea que es la reunificación de un espacio político que está en reconfiguración, en una serie de cambios y transformaciones. Es necesario contar el pasado de Yolanda Díaz en Galicia, un territorio menor que el del Estado y distinto porque tiene su idiosincrasia, donde ella tiene una experiencia de reconfiguración de un espacio político.
Fue a través de alianzas de dos espacios que habían discurrido en paralelo después del franquismo, la izquierda independentista gallega, por un lado, y la izquierda de Izquierda Unida, más tradicional, por otro. Contamos cómo fue la experiencia de reunificación y reconfiguración de ese espacio político gallego para, a través de aunar diferentes sensibilidades, conformar un espacio que no era ni una cosa ni la otra, sino una nueva reconfiguración. Creo que es positivo contar que eso ha pasado en Galicia y dar las claves de cómo podría lograrse a nivel estatal.
Siempre habla de lo importante que es su tierra, Galicia, para ella. En el proceso de escritura habéis podido viajar y conocer a gente de su pasado. ¿Es verdad que Galicia marca a Yolanda Díaz o va de farol cuando presume de ello?
M.S: Yo creo que sí. Viajamos a Ferrol, viajamos a A Coruña, hemos entrevistado a su padre, a sus amigos de la infancia, a sus conocidos. Ella está muy apegada a Galicia. De hecho, en la decisión final que tome, creo que Galicia va a tener un peso importante. Es consciente de que tiene que venir a jugar a la Champions, y que eso pasa por Madrid. Pero el apego yo creo que es real.
Aparte, está muy unida también a su padre, a Suso, que es un dirigente histórico de Comisiones Obreras; en el libro también se refleja cómo están ellos dos unidos, lo que piensa uno del otro. Los vínculos con Galicia no los va a perder nunca. Además, tiene ahora el morbo de que si finalmente es candidata, se va a enfrentar a otro gallego como es Alberto Núñez Feijóo, y además se conocen muy bien.
A.R: Yo creo que Galicia marca Yolanda en dos sentidos: en el sentido personal, en la construcción de su persona, y políticamente hablando. En lo personal, Galicia es su tierra; a todos nos marca dónde nacemos y dónde nos criamos y dónde estudiamos, qué entorno tenemos, quién es nuestra familia y qué vínculos tiene. Es indiscutible que Galicia, como otros territorios del Estado, tiene su propia idiosincrasia, tiene su propio idioma, su propia cultura muy marcada además, y yo creo que eso define mucho a Yolanda.
A Yolanda, en el libro, se la define como como esa madre gallega que le gusta juntar mucho a su familia a la mesa y tener grandes comilonas y una sobremesa larguísima. Esa casa que siempre está abierta para todo el mundo para que todo el mundo esté invitado a la mesa, a sentarse con ella, con su familia. En lo personal, eso le marca.
Y luego también tiene esa marca de lo que es la política gallega. Eso ella lo llama la mixtura gallega. En Galicia ha habido pactos y alianzas que en el resto del Estado a mucha gente le pueden extrañar. Es decir, cómo se juntan estos dos espacios políticos, estas organizaciones que parece ser que no tienen nada que ver la una con la otra, que se han estado pegando durante años. En Galicia ha habido pactos que realmente nos parecerían sorprendentes y ha habido alianzas que aquí nos parecen incluso poco naturales, según ha sido el desarrollo histórico de cada organización política. Por eso, creo que tiene esas dos vertientes, tiene la marca personal de ser gallega y también tiene la marca política.
En el libro se cuenta que Yolanda siempre dice de primeras que no a lo que se le ofrece. Por ejemplo, en las grandes decisiones políticas. ¿En esta ocasión va a decir que sí a liderar un nuevo proyecto político y a ser la candidata?
M.S: Están contadas las veces que ha dicho que no Yolanda. Parece que a cada oferta que tenía, decía que no y luego se lo pensaba. Esa ha sido la trayectoria. El libro empieza hablando de cuando Pablo Iglesias le ofreció ser ministra de Trabajo y su primera intención fue decirle que no. Lo que pasa es que Iglesias no dejó que lo dijera con lo de vicepresidenta del Gobierno. También se cuenta en el libro que Iglesias lo anunció sin que ella lo supiera, porque corría el peligro de que, si se lo anunciaba antes, dijera que no. Incluso hubo también un cierto riesgo una vez anunciado que iba a ser vicepresidenta segunda, que iba a sustituirle y que podía liderar el proyecto de unidad. Hubo un cierto riesgo y se cuenta en el libro.
Dicho lo cual, Yolanda es reflexiva, se lo piensa, madura las decisiones que tiene que tomar, y muchos noes de esos se han convertido luego en síes. La pregunta del millón es si convertirá esta duda de si va a liderar el proyecto de la izquierda o este proceso de escucha, si se va a convertir finalmente en candidata. Mi intuición o mi convencimiento es que va a ser que sí. Ahora, yo al 100% no lo aseguraría. Yo creo que Yolanda Díaz todavía tiene que mirar muchas cosas, ver muchas cosas, saber con qué apoyos o no apoyos cuenta. Y aunque es una mujer valiente y creo que se va a atrever, y creo que tiene agua para tirarse a la piscina, yo, ahora mismo, al 100% no aseguraría que Yolanda Díaz fuese la candidata.
A.R: Yo creo también que los noes de Yolanda marcan el inicio de un proceso que ella necesita para asegurar sus decisiones. Es decir, cada no de Yolanda es un pequeño paso hacia el sí, pero un sí de forma segura, minimizando los riesgos, estudiando la jugada que tiene que hacer, estudiando los pros y los contras, lo que tiene que ganar y lo que tiene que perder. Yo creo que el no es un primer pequeño paso hacia sus grandes decisiones políticas. Cuando le han dicho que tiene que ponerse aquí porque es su responsabilidad, que tiene que liderar este proyecto, que tiene que ser más visible, que abanderar esto... Creo que cada no es un pequeñito paso hacia el sí.
Sobre la decisión concreta de si va a decir que sí al hecho de ser candidata… Esto es público, ella quiere liderar y quiere, de alguna manera, abanderar ese proceso de construcción de un proyecto político. Y el ser candidata ella, al menos públicamente, siempre lo ha lo ha subyugado o lo ha puesto como algo secundario. Dice siempre que lo importante no es ser candidata, lo importante es hacer un proyecto que confronte a la ultraderecha y demás.
Aquí yo creo que juegan un papel clave dos factores o elementos. Por un lado, ella siempre que ha dicho que sí, lo ha hecho por responsabilidad, y creo que ahora mismo ella es consciente de que para la izquierda y el espacio que aspira a reconfigurar es necesaria. Por lo tanto, en su entorno, con el que hemos hablado, muchos afirman que por responsable lo va a hacer. Pero por otro lado, creo que si ella ve que hay determinados riesgos, y ve que no puede minimizarlos en ese proceso de estudiar si esto va a tener éxito o no, podría pegarle una patada al caldero y decir que no.
¿Qué piensa el PSOE sobre la eventual candidatura de Yolanda Díaz, que la convertiría en rival electoral directa de Pedro Sánchez?
M.S: El PSOE ha seguido con mucha atención a Yolanda Díaz. En el libro, el capítulo que habla del PSOE se llama Con el corazón partío y yo creo que es así. Por un lado, les gusta que Yolanda pueda liderar este proceso. Creo que en el Gobierno se entienden mejor con Yolanda que con Pablo Iglesias y creo que hay más afinidad y más acercamiento a ella. Por otro lado, hay temores dentro del partido de ver hasta dónde puede crecer Yolanda. Es decir, el corazón partido está en que el PSOE tiene asumido plenamente que para seguir gobernando necesitan unidad a la izquierda, que Unidas Podemos no puede caer electoralmente. Y ahí, Yolanda Díaz puede jugar un factor determinante para que eso no ocurra; no solo para que mantenga los resultados actuales, que por cierto, ninguna encuesta se los da, sino que incluso para que suban.
Ahora, no faltan temores en el PSOE de que Yolanda les pueda quitar votos a ellos. Tienen estudios de que Yolanda cae muy bien en sectores de mujeres y de jóvenes; eso está estudiado, tiene un voto potencial muy importante y ese voto, es voto socialista mayoritariamente. Ahí el PSOE está absolutamente dividido, está absolutamente dividido en esa disyuntiva de no atacar a Yolanda porque les conviene que esté fuerte, pero que no esté demasiado fuerte. Iratxe García cuenta en el libro que ellos están encantados con que Yolanda Díaz pueda ser la candidata de la alternativa de izquierdas, pero que cuando llegue el momento será una adversaria política y habrá que confrontar con ella. Esa es la situación del partido.
¿Creen que Yolanda Díaz puede aglutinar a la izquierda a nivel estatal tras su experiencia en Galicia a la que te has referido?
A.R: Sí, ella tiene esa experiencia de haber reivindicado a la izquierda en Galicia o a las dos izquierdas más importantes de Galicia, a la izquierda institucional que estaba aglutinada en torno al BNG y a esa Esquerda Unida que también sufrió sus propios procesos de reconfiguración, división y demás. Tiene experiencia en salirse un poco de la ortodoxia e incluso de la tradición y hacer procesos de convergencia que al final fueron exitosos.
Aquí quizás la clave no está tanto en si va a ser posible que Yolanda reconfigure una izquierda que tiene una historia reciente marcada por las divisiones, por salidas del partido, por estar bastante desestructurada, sino si de si eso puede durar, si eso puede permanecer en el tiempo. El proceso de la izquierda gallega del que ella es protagonista con Xosé Manuel Beiras, que es el de AGE (Alternativa Galega de Esquerdas), es un pacto histórico, una refundación de la izquierda gallega, unas alianzas que nadie esperaba, pero tiene un final dramático. Un final dramático con divisiones muy importantes, con un espacio que ahora mismo está partido y que es muy difícil que se vuelva a unificar, por lo menos a corto plazo.
La gente con la que hemos hablado en el libro, que fueron protagonistas directos de ese proceso de convergencia, creen que Yolanda tiene la capacidad de aglutinar a todo ese espacio, que tiene las cualidades para hacer entender a todo el mundo que es importante unirse en este momento histórico. Pero saben que no tuvo un buen final y que duró lo que duró en el tiempo, unos cuantos años. Tuvo éxitos electorales sin precedentes, pero acabó como acabó, bastante mal. Y acabó con un escenario de tierra quemada donde hoy en día es muy difícil volver a aglutinar la izquierda.
Creo que es tan clave la capacidad que tiene, o que puede tener, para unificar a la izquierda y reconfigurar un espacio político, como las capacidades que puede tener y hasta dónde puede llegar para que eso se mantenga en el tiempo.
¿Quién les ha desvelado, en el proceso de escritura del libro, la mayor sorpresa sobre Yolanda? ¿Qué es lo que menos esperaban encontrar y han encontrado?
M.S: Me pareció entrañable cuando hablamos con Suso, su padre. Eso me descubrió todo el bagaje ideológico que tiene Yolanda Díaz. Lo que hemos descubierto con la gente que hemos hablado es que es un animal político, ama la política, le gusta. Le gusta una política posibilista, hacer cosas con la gente. Y en eso coincide todo el mundo. Y creo que de ahí viene su capacidad, que también está en el libro, de los 13 acuerdos logrados en el diálogo social. Es una mujer que, sin perder su ideología, quiere llegar a acuerdos y llegar a acuerdos por el bien de la ciudadanía. Y eso, hablando con Unai Sordo, con Pepe Álvarez, con gente del entorno de Izquierda Unida e incluso del PSOE, es algo que se le elogia. Para mí, el descubrimiento es ese, es una mujer que, como dice la prensa de derechas, es una comunista con rabo y cuernos, pero es una mujer que sin perder eso tiene una gran capacidad de llegar a acuerdos. Y eso es lo que más me ha sorprendido al descubrir su perfil político.
A.R: Estoy de acuerdo con Manu. Me sorprende, en lo personal, su padre. La naturalidad con la que lleva en lo que se ha convertido Yolanda. Lo lleva con una naturalidad pasmosa. En el libro, contamos una cosa que nos sorprendió mucho a los dos, que es que cuando ella es ministra, no se lo anuncia a él. Cuando a ti te pasa algo tan importante en la vida como que eres designado ministro o ministra, ¡llamas a tu padre o a tu madre, a tu familia! Y en un principio, cuando nos cuentan que no pasa, nos sorprende. Es decir, nos dicen que Yolanda no le dice a su padre que va a ser ministra y que él se entera por la prensa.
Sorprende. Y piensas, en un primer momento, ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué problema hay en esta relación? Y luego te das cuenta de la relación tan especial que tienen. La naturalidad con la que llevan estas cosas. La naturalidad con la que le opina a su hija de política en general, pero sin meterse en su Ministerio. Un líder sindical de Comisiones Obreras, histórico, que tiene un montón de bagaje… Suso no le dice si tiene que hacer esto o lo otro, o si opina que en la reforma laboral lo mejor hubiera sido otra cosa… Le opina como cualquier persona de la calle y le da su opinión como persona de la calle. A mí, en lo periodístico, me ha sorprendido mucho el capítulo del PSOE y creo que es sorprendente y hay muchas claves en ese corazón partido del que hablaba Manu. Cómo va a sorprender mucho lo que gente del PSOE opina de Yolanda en lo personal y en lo político.
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