Estoy cansada de que jueguen con mi dinero y cualquier día me digan que ha desaparecido. El lingote no te lo manipula nadie y se acabó', aseguraba Ángela a las puertas de un establecimiento Compro Oro en el centro de Madrid.
No es la única que piensa así. En España, aunque no existen datos oficiales, la opinión generalizada de los comercios especializados en compraventa de oro es que se ha duplicado la demanda respecto al año 2009.
La demanda mundial subió un 9% en 2009, hasta las 3.812 toneladas
Esta tendencia en un país tradicionalmente vendedor de oro en alhajas y sumido en plena crisis financiera y laboral es sólo uno de los síntomas de alarma de que detrás de esta fiebre del oro puede estar fraguándose la próxima burbuja.
La actitud de los españoles es sólo un reflejo de lo que está ocurriendo en el mundo. La demanda de oro en lingotes se disparó el año pasado un 56%, frente a una llamativa caída de la inversión en otros vehículos de inversión estrictamente financieros como los ETF, contratos de futuros, etc., que disminuyeron un 45%. En total, según los datos de World Gold Council, la demanda de oro en el mundo (joyas, uso industrial e inversión) subió en 2010 un 9%, hasta las 3.812 toneladas tasadas en 150.085 millones de dólares (unos 110.000 millones de euros), el valor más alto de la historia.
El famoso especulador George Soros ya alertó en septiembre de 2010 de que en torno al oro se estaba gestando 'una burbuja definitiva', porque 'el precio seguirá subiendo, pero no es un valor seguro en absoluto y no va durar siempre', comentó.
Los bancos centrales han vuelto a comprar el metal precioso por primera vez en 21 años
La escalada, casi imparable, del precio del oro desató las alarmas. En 2010 subió un 26%, frente a un ascenso del 14% de la Bolsa alemana o la caída del 18% de la española. El precio de la onza llegó el viernes a 1.409 dólares, cerca del máximo histórico de 1.423 dólares. Los nuevos ricos de Asia tienen gran parte de culpa. 'En países como India, China o Rusia se ha disparado el gusto por el metal precioso para joyería, lo que ha disparado la demanda mundial un 17%, pero también para inversión personal en lingotes. Sólo en India, la subida fue del 69%', explica Corinna Heilmann, portavoz de Oro Direct.
Los empresarios del sector no quieren ni oír hablar de burbuja. Una buena muestra de ello es que la empresa suiza Ex Oriente Lux AG está sembrando el mundo de máquinas de vending que expenden lingotes de oro como si fueran Coca Colas. Una de las primeras (tienen 21 en todo el mundo) fue la que instalaron a principios de año en el Hotel Palace de Madrid. Aunque se niegan a dar datos precisos, aseguran que 'están muy contentos con su funcionamiento' y son muy optimistas para 2011. 'Hay mucha demanda de nuestras máquinas en España y en el resto del mundo', aseguran.
Aun así, esto es sólo la punta del iceberg del mercado del oro. Su precio, a diferencia de lo que ocurre en otras materias primas, no responde estrictamente a la ecuación oferta y demanda. Es un activo refugio y como tal está actuando desde que estalló la crisis financiera. 'Ahora, con los problemas del petróleo, su atractivo es doble: refugio ante la inestabilidad geopolítica y un seguro ante una posible subida de precios que debilite el precio de las divisas internacionales', explica Francisco López Ollé, analista de XTB. El estallido de los problemas ha trastocado las previsiones. Cuando XTB y la mayoría de analistas auguraban que el oro había tocado techo, este ha recuperado la tendencia alcista. El experto en materias primas de Credit Suisse Tom Kendal no descarta que el año termine con la onza en 1.630 dólares. Si es así, Ángela estaría de enhorabuena, porque su lingote se habría revalorizado en un año cerca de un 15% y en caso de querer venderlo podría conseguir una buena plusvalía.
El oro bajará cuando se defina una cesta de divisas que supla al dólar, según los expertos
¿Pero qué ocurriría si pincha la burbuja? 'El oro es muy ilíquido. Nadie va a comprarlo por encima de su valor real. Si baja la onza, nadie pagará lo que se está pagando ahora', advierte Juan Laborda, profesor de la Universidad Carlos III y del Instituto de Estudios Bursátiles. Claro que, según Laborda, eso no ocurrirá hasta que los políticos sean capaces de ponerse de acuerdo en cómo sustituir al dólar como moneda de referencia en el mundo. El oro se ha convertido en algo así como la casilla de espera de los grandes capitales mundiales. Incluso los bancos centrales (no el español) han vuelto a comprar oro por primera vez en 21 años.
El estallido de la crisis financiera mundial debilitó la fuerza del dólar como moneda de referencia mundial. Desde entonces, Oriente y Occidente pujan en foros como el G-20 por encontrar una entente cordial que, según Laborda, pasará necesariamente por una cesta de monedas. 'Lo que nadie es capaz de predecir es cuándo serán los políticos capaces de llegar a un acuerdo. En ese momento, la tendencia alcista del oro habrá terminado', advierte Laborda.
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