Este artículo se publicó hace 15 años.
Berlusconi firma una tregua con Fini y afianza su poder
El riesgo de escisión en el partido de Il Cavaliere se aleja
Silvio Berlusconi ha conseguido alejar por ahora los fantasmas de una posible escisión en su partido, el Pueblo de la Libertad (PdL). El ex líder de Alianza Nacional y ahora número dos del PdL, Gianfranco Fini, le ha garantizado que no le abandonará para formar una nueva coalición de centro que recoja la llama de la antigua Democracia Cristiana. A cambio de su fidelidad, el primer ministro deberá no sólo consultarle más sus decisiones, sino también dejar de hacer tanto caso al líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, su socio en el Gobierno.
Ambos líderes pactan un nuevo y delicado equilibrio de poder, que debe permitir que los 50 diputados afines a Fini, la mayoría procedentes de la neofascista Alianza Nacional, se mantengan dentro de las filas berlusconianas, pero que a la vez no espante a los 60 diputados de la Liga Norte.
No será tarea fácil, pues Bossi no se quedará con los brazos cruzados y reclamará mantener su posición de privilegio.
Un equilibrio frágilAdemás, las treguas con Fini siempre son inestables, porque no se trata sólo de discutir cuotas de influencia, sino porque el presidente de la Cámara de Diputados también defiende un partido más acorde con la derecha moderada europea, sin tantas concesiones a la Iglesia. Muy pronto podrían llegar nubarrones por la relación con el Vaticano. El Parlamento está tramitando la norma del testamento vital, que para Berlusconi es el vehículo de reconciliación con la siempre influyente Iglesia católica, mientras que Fini defiende mayor autonomía.
Por ahora, sin embargo, ambos parecen empeñados en bajar el tono, tras una conversación de dos horas y media en casa de Gianni Letta, secretario de Presidencia y auténtico apagafuegos de Berlusconi. Letta es quien se encarga de enderezar los entuertos con la Santa Sede, por ahora con éxito, pues el Papa no se ha entrometido prácticamente en la vida privada de Il Cavaliere.
Las treguas con Fini siempre son inestables
Más difícil lo tiene con la Iglesia italiana, que se ha sentido atacada por la espalda a través del periódico del hermano de Berlusconi, il Giornale, y sigue pidiendo "sobriedad" al primer ministro.
A cambio de paz, precisamente Fini también le ha pedido a su jefe de filas que deje de atacarle a través de este diario. Como contrapartida, el presidente de la Cámara se compromete a dejar de meterle el dedo en el ojo al primer ministro cuando surja un nuevo revés judicial.
En estos meses de dificultades políticas, escándalos privados y tensiones con la Iglesia, Berlusconi se ha sentido apoyado por Bossi y atacado por Fini. Los lunes, el primer ministro solía invitar a cenar a Bossi, y de ahí salían fabulosas prebendas hacia la Liga Norte, como la ley de inmigración, que convierte en delincuente a todo inmigrante sin papeles, o la del federalismo fiscal, que dará en el futuro más poder financiero a las regiones. Fini no se ha cansado de criticar estas leyes.
Un primer ministro bajo sospechaEl primer ministro puede enfrentarse pronto a su enésima imputación penal. Según ‘La Repubblica’, el fiscal de Milán Fabio de Pasquale ha concluido que hay “serios elementos para considerar” que hubo “apropiación indebida” de dinero del holding televisivo Mediaset por parte de su propietario, Silvio Berlusconi. En lugar de negociar directamente con Hollywood la cesión de derechos de películas, Mediaset encargaba esa tarea al egipcio Frank Agrama, que cobraba 40 millones de euros anuales. Presuntamente, Agrama desviaba parte de este dinero a cuentas en paraísos fiscales que podrían pertenecer a la familia Berlusconi. A pesar de eso, el fiscal duda en si presentar ahora los cargos o esperar a que la Corte Constitucional dirima acerca de la constitucionalidad de la ley Alfano, que da a Berlusconi inmunidad penal.
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