Público
Público

El Batracio cumple 15 años con el "honor" de ser la revista con más querellas

EFE

Después de quince años de vida, veinte querellas y varios intentos de coacción a sus patrocinadores, el editor de la revista El Batracio Amarillo, Javier Martín, recuerda cómo su padrino artístico, Chumy Chúmez, le reconoció "el extraño honor de tener la revista más querellada de la historia de España".

El Batracio Amarillo -o la "Revista de humor serio para un país de risa"- nació en la Universidad de Granada en octubre de 1994 con una tirada de 91 ejemplares, fotocopiados "ilegalmente" en las copisterías, con el objetivo de protestar por una subida de tasas universitarias y por la aprobación de contratos basura.

"El Batracio era la mejor manera de dar rienda suelta a nuestras incansables ganas de protestar y cuestionar lo establecido", manifiesta Martín a Efe, y añade que, "mientras, a otros les da por estudiar y dejarse de tonterías aunque acaben poniendo tapas en un bar de carretera".

Precisamente, sus ganas de protestar llevaron a Javier Martín y a Antonio José Martín a tener varios problemas con la Justicia, aunque de las veinte querellas que les han interpuesto sólo han sido condenados en tres.

"Si se tratase de un partido de fútbol habríamos ganado por goleada", dice Martín, y explica que mientras ellos pagaban su defensa "los otros se defendían con el dinero de las instituciones".

Entre las denuncias a El Batracio, que tiene una periodicidad mensual, se encuentra la que puso un ex alcalde de Motril y su secretario personal por haber sido calificados en la revista como "quisquillosos y esmayaos".

Sin embargo, Martín recuerda cómo el juez entendió su explicación: "Son típicas y conocidas las quisquillas de Motril, por lo que alguien que se gasta 300.000 pesetas en un almuerzo a base de quisquillas puede etimológicamente ser tildado de quisquilloso y, visto el importe del almuerzo, también se puede decir que estaban 'esmayaos'", es decir, desmayados de hambre.

"Allí se rió todo el mundo, tapándose la cara, claro. Un juicio es algo muy serio y los jueces son unas personas con un limitado sentido del humor", sostiene.

Entre las "simpáticas" anécdotas de coacción de la historia de la revista relata cómo el representante de un sindicato de correos de Granada invitó a los anunciantes de la publicación a que dejaran de patrocinarla porque habían hecho un chiste en el que aparecía un caracol ilustrando el símbolo de Correos y Telégrafos de España.

Sobre sus anunciantes, el editor de la revista subraya que gracias a ellos y a los colaboradores soportan con comodidad "el asunto ese de la crisis", y considera que "se anuncian por compromiso con la provincia porque sienten que es el único medio capaz de enfrentarse al poder y salir vivo de tan descompensada batalla".

Martín reseña el "fuerte compromiso social" de la publicación, que reivindica "la libertad, la paz, el humor y hablar de las tropelías de nuestros políticos locales", así como "que la gente no sea incapaz de soportar el peso de la libertad".

Explica también que El Batracio Amarillo -que tiene una tirada anual de 100.000 ejemplares y 700 suscriptores en Europa y América- debe su nombre a una especie de rana sudamericana "que cuando se siente atacada le salen unas pintitas negras y escupe al que la amenaza. Si el escupitajo te alcanza puedes llegar a quedarte calvo".

En cuanto al adjetivo del animal "es un homenaje al color favorito de los supersticiosos", explica Martín, que reconoce que la revista le ha servido de trampolín para conseguir otros trabajos "que sí nos proporcionan los alimentos y nutrientes necesarios para vivir sin enfermedades".

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias