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El barrio de Cristiano Ronaldo, uno de los más afectados por las inundaciones en Madeira

EFE

La tempestad que asoló la isla portuguesa de Madeira ha afectado gravemente el escarpado barrio de Santo Antonio en Funchal, cuna del futbolista Cristiano Ronaldo y donde las riadas se han cobrado la vida de al menos quince personas.

El Laranjal, enclavado en el punto más elevado del barrio, es un doloroso retrato de la fuerza incontrolable del agua, que provocó el derrumbe de una grúa de enormes dimensiones sobre una casa que alojaba al menos a cuatro miembros de una misma familia, a los que se les considera fallecidos.

En declaraciones a Efe, José Camacho, dueño de un taller de automóviles situado a escasos metros de la tragedia y que conocía a las personas sepultadas, recuerda las dramáticas horas del sábado, cuando la lluvia arrasó con lo que se encontró a su paso.

"Estaba muy próximo al lugar donde cayó la grúa, que parapetó a muchos árboles y basura que se arrastraban de un deslizamiento de tierras", relata apesadumbrado Camacho, quien, no obstante, se siente afortunado por no haber asistido al momento del desplome.

Durante la mañana de hoy, el área del aparatoso accidente era un trasiego intenso de trabajadores de dos grandes empresas constructoras lusas -Somague y Mota Engil- que se afanaban por mitigar lo más rápido posible los efectos de la riada.

A pesar de los cuantiosos daños materiales a los que se enfrenta -el sótano de su local quedó completamente inundado- el dueño del taller apuesta por "subirse las mangas y trabajar", con el objetivo de "intentar poner las cosas a funcionar".

En el punto más alto de la barriada, donde el suministro de agua se recupera de forma paulatina, Dona Enriqueta explica a Efe que la desgracia tuvo proporciones trágicas por culpa de las casas levantadas en plena ladera y junto a cauces de agua.

"Es una terrible pena", se lamenta la mujer, quien conocía a la familia sobre la que se abatió una desgracia de la que quizá ella se libró por que era sábado y no salió a la calle temprano.

Unos kilómetros más abajo de las escarpadas calles de Laranjal está Quinta Falcao, donde el astro del Real Madrid Cristiano Ronaldo correteó con un balón pegado al pie hasta que a los once años emigró a Lisboa para ingresar en las filas del Sporting.

La modesta barriada de Cristiano Ronaldo, cuyo antiguo domicilio fue sustituido por un pequeño estacionamiento, registra visibles daños materiales, sobre todo en el bar donde el crack merengue pasaba las tardes mientras soñaba con convertirse en el mejor futbolista del planeta.

En la parte aneja a este establecimiento, regentado por un amigo del extremo luso, un muro cedió por el agua y parte de la calle también se desmoronó hacia la ribera.

"Cuando sentí la casa estremecerse, salí a ver qué ocurría en la ribera y había coches deslizándose hacia abajo y gente cayendo", cuenta a Efe la vecina Ana Pereira, quien describe lo sucedido el sábado como "un infierno".

Según varios de sus moradores, en Quinta Falcao no se han registrado víctimas, aunque el miedo aún se palpa en los ocupantes de sus humildes casas.

Sólo los niños -algunos ataviados con camisetas alusivas al nueve del Real Madrid- mantienen la alegría y juegan con un balón a ser su héroe madeirense.

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