Este artículo se publicó hace 16 años.
Barcelona no encuentra un espacio para dedicar a Salvador Dalí
Salvador Dalí, quizás el artista catalán más universal junto a Joan Miró, no cuenta en Barcelona con ninguna calle, plaza o jardín que recuerden su figura casi 20 años después de su muerte, un olvido poco comprensible teniendo en cuenta que cada año se "bautizan" en la ciudad unos 50 espacios públicos.
La ausencia de Dalí del nomenclátor barcelonés, que cuenta con cerca de 4.750 calles, plazas y jardines, es tanto más sorprendente cuanto que la ciudad de Madrid y hasta 33 municipios de la comunidad madrileña, como Getafe, Móstoles o Parla, tienen alguna calle o plaza dedicada al genial pintor ampurdanés.
El vacío hecho a la figura Dalí, fallecido en enero de 1989, contrasta, igualmente, con la relevancia que otorga Barcelona a Miró, a quién dedicó en 1984, sólo unos meses después de su muerte, un gran parque de casi cinco hectáreas en pleno Eixample, mientras en 1992 le otorgó una calle en la Villa Olímpica, en el distrito de Sant Martí.
Por su parte, otro de los genios de la pintura vinculado a la ciudad, Pablo Picasso, que vivió durante su juventud en Barcelona, dispone de un Paseo junto al Parque de la Ciutadella. Tanto Miró como Picasso dan nombre, además, a dos de los museos más importantes de la ciudad, centrados en sus respectivas obras.
Pilar Serrano, secretaria de la ponencia del nomenclátor del Ayuntamiento de Barcelona, la comisión que estudia y da curso a las propuestas para dar nombre a las vías de la ciudad, dijo a EFE que Dalí "en principio, parece que tiene un espacio reservado, lo que pasa es que aún no se ha encontrado".
Serrano explicó que, cuando ella entró a formar parte de la ponencia, en 2005, el tema "ya estaba tratado y la idea es que (Dalí) esté presente, evidentemente, y en un futuro tendrá un espacio importante".
No obstante, la secretaria del nomenclátor reconoció que el asunto "no está concretado aún", y que para ubicar el espacio dedicado a Dalí "se tiene que pensar en la reurbanización importante que se está haciendo por la Sagrera. Esta era la idea, aunque no es oficial, ni mucho menos".
Pilar Serrano especificó en este sentido que aún "no se ha iniciado el trámite porque toda aquella zona esta en obras, y se están haciendo muchas obras de reurbanización".
Serrano también justificó la ausencia en el callejero barcelonés de Dalí, y de algunas personalidades destacadas de otros países, en que "los personajes grandes a veces van quedando un poco relegados, esperando si sale una gran plaza, un gran jardín o un gran parque, pero esto, a veces, es difícil".
Este argumento parecería más comprensible si no se comparara con la incorporación al nomenclátor de Barcelona, desde hace ya varios años, de algunas personalidades o personajes barceloneses y catalanes fallecidos en la misma época o incluso con bastante posterioridad al deceso de Dalí.
Así, al que fuera presidente de la Generalitat Josep Tarradellas, muerto en 1988, sólo unos meses antes que Dalí, se le dedicó en 1995 una de las grandes avenidas de la ciudad por la vía de sustituir el nombre anterior (Infanta Carlota).
También obtuvieron su reconocimiento en el nomenclátor de la ciudad el político barcelonés Ramon Trias Fargas, fallecido en 1989, unos meses después de Dalí, al aprobarse en 1995 su correspondiente calle junto a la Villa Olímpica, mientras la escritora y concejal Maria Aurelia Campmany, fallecida en 1991, da nombre a una calle de Ciutat Vella desde 1996.
Igualmente, al cantante valenciano Ovidi Montllor, finado en 1995, se le recuerda en una plaza del distrito de Sants-Montjuic desde 2002, y al humorista Jaume Perich, muerto el mismo año, se le dedicaron unos jardines en un patio interior del Eixample en 2003.
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