Este artículo se publicó hace 15 años.
La banca idea nuevas fórmulas para disfrazar la morosidad
Las entidades ofrecen opciones a sus clientes para evitar el impago de tres cuotas consecutivas de un crédito. De no hacerlo, tienen que dotar provisiones por él, lo que reduce sus beneficios
La morosidad es el verdadero problema de los bancos y cajas españoles. Con la crisis financiera internacional estuvieron al borde del abismo contagiados por sus competidores internacionales, pero su verdadera lacra, la que les va a hacer pasar un 2010 realmente difícil, es el elevado grado de impagos que afrontan cada día.
El sector es consciente y sabe que tiene que poner freno a esta sangría sea como sea porque, de lo contrario, la morosidad puede llevarse por medio sus beneficios y también su capital, que es lo que les sostiene en pie. Lo primero que hicieron fue ponerse manos a la obra para que les pagaran cuantos créditos fuera posible. Pero, al final, se han dado cuenta de que no es suficiente y que es más útil idear fórmulas que les permitan que no aflore la morosidad, aunque esté ahí.
Los clientes se benefician porque logran solución a sus dificultades de pago
Es una forma de disfrazar la realidad que les facilita la subsistencia y que también beneficia a los clientes en un primer momento porque consiguen salidas a su incapacidad de pago. El objetivo de las entidades es evitar que se acumulen tres cuotas del crédito sin pagar pues en ese momento tienen que darlo de alta como moroso y empezar a dotar provisiones que reducen sus beneficios.
A tal punto han llegado las estrategias, que las entidades están dispuestas, y en muchos casos lo hacen, a condonar parte de la deuda a cambio de que les sigan pagando determinadas cuotas todos los meses. Lo hacen con las promotoras, en las tarjetas de crédito y, en ocasiones, también con empresas ajenas al ladrillo y en algunas hipotecas.
"El Banco de España ya vio que esta situación iba de mal en peor y les dio un balón de oxígeno, suavizando la normativa de provisiones, pero no ha sido suficiente", asegura Robert Tornabell, profesor de Finanzas y ex decano de Esade. Con las nuevas exigencias, pueden hacer menos dotaciones a la hucha de las provisiones, pero aun así son excesivas para el mal momento del negocio. Al ritmo actual, a mediados de 2010 la mayoría de las entidades españolas, salvo tres o cuatro excepciones, habrá agotado sus provisiones genéricas (las guardadas en tiempos de bonanza para afrontar los malos tiempos) y tendrán que hacer todas sus dotaciones con cargo a beneficios. Por eso, cuanta menos morosidad aflore, menos tendrá que llenar la hucha y más beneficios podrán presentar.
El Banco de España suavizó la normativa de provisiones, pero no ha sido suficiente
Con estas tácticas de nuevo cuño (ver información en página 27) y gracias al respiro que ha dado el Euribor y, momentáneamente, el paro, la tasa de morosidad global se ha contenido ligeramente en los últimos meses. Incluso en junio llegó a bajar testimonialmente. Al cierre de julio (los últimos datos facilitados por el Banco de España), se situó en el 4,73%. Sin las fórmulas de dilación, podría rondar ahora el 7%, que es la cifra que auguraban los expertos para final de año.
Con o sin aplazamiento, el sector financiero español no podrá evitar siempre este problema y tendrá que hacerle frente. "La crisis financiera de verdad todavía no ha llegado a España. Viene ahora, con el aumento de la morosidad, del paro y de las dotaciones de provisiones con cargo a beneficios", explica Tornabell, quien en todo caso recuerda que los bancos y cajas podrían asumir tasas de morosidad del 9%.
Los momentos de crisis agudizan la imaginación y las entidades españolas lo están demostrando. Falta por ver si es la estrategia adecuada o sólo una patada hacia delante.
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