Este artículo se publicó hace 13 años.
Aventuras suicidas y 'pisionarios'
El ladrillo, la politización y las inversiones ruinosas explican la caída de la entidad
Todavía ayer, tras su intervención por parte del Banco de España, la web de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) exhibía un anuncio que invitaba a sus clientes a ser "pisionarios": personas "que se adelantan a su tiempo y deciden comprar su piso ahora". Como ya pasó antes con Caja Castilla-La Mancha y Cajasur, las otras dos entidades intervenidas por el supervisor en la actual crisis, el apoyo desmedido al ladrillo en una de las comunidades autónomas que más alentó el boom inmobiliario es uno de los principales factores que explican la caída de la entidad alicantina, que a cierre del primer trimestre tenía una morosidad del 8,7%, que en el sector elevan al 25% si se incluye el crédito dudoso en suelo y promociones. La otra clave que explica la crítica situación de la CAM es una política de inversiones ruinosa, guiada muchas veces por criterios políticos, por más que ayer el coordinador de Economía del PP, Cristóbal Montoro, dijera que su intervención es "un exponente más de la crisis económica".
De hecho, la caja, cuyo consejo estaba dominado por políticos, con clara mayoría para los vocales del PP, estaba presidida hasta ayer y desde junio de 2009 por Modesto Crespo, expresidente de la patronal alicantina, muy próximo al dimitido Francisco Camps y sin experiencia previa en el sector financiero hasta que, en 2007, Camps lo aupó como secretario del Consejo, en plena guerra entre los partidarios del ya expresidente valenciano y su antecesor, Eduardo Zaplana. Por no tener, Crespo, que hizo fortuna con un concesionario de coches en Elche, no tiene ni estudios universitarios.
No obstante, los problemas de la CAM datan de mucho antes de la llegada de Crespo, cuyo poder real en la caja siempre ha sido escaso. El principal responsable del ascenso y caída de la que llegó a ser cuarta caja española es Roberto López, director general desde 2001 hasta noviembre pasado y que hizo posible que, entre 2003 y 2005, en plena fiesta inmobiliaria, la caja duplicase su balance.
Antes de la llegada de López a ese cargo, la entidad se embarcó en la inversión que, probablemente, mejor representa su escaso tino para ciertas aventuras empresariales: el parque temático Terra Mítica, un viejo sueño de Zaplana de su época como alcalde de Benidorm en el que la CAM invirtió, junto a los otros dos socios (la Generalitat y Bancaja) unos 420 millones a finales de los noventa. Hoy, confían en poder venderla, como mucho, por 75 millones. Hay muchos otros ejemplos, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, los estudios cinematográficos Ciudad de la Luz, en Alicante, y participaciones en promotoras inmobiliarias que han suspendido pagos o han estado a punto de hacerlo, como Polaris World, Martinsa, Nozar, Tremon o Habitat. La CAM fue una de las principales financiadoras del Pocero para su ciudad fantasma en Seseña (Toledo).
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