Por Amy Norton
Los niños con una forma rarade leucemia infantil tratados con Gleevec verían retrasado sucrecimiento, por lo menos si empiezan a tomar el fármaco antesde la pubertad, sugiere un nuevo estudio.
Los resultados, publicados en Journal of Pediatrics,confirman hallazgos previos sobre los efectos del Gleevec, quese utiliza para tratar la leucemia mielógena crónica o LMC.
Pero también sugieren que los efectos se limitarían a losniños que aun no llegaron a la pubertad y que algunos chicosalcanzarían el crecimiento normal en la pubertad.
La LMC es un cáncer que comienza en las células que formanla sangre de la médula ósea. En Estados Unidos, se lesdiagnostica a unas 4.600 personas por año, sobre todo a adultosmayores. Rara vez afecta a los niños (un 2 a un 4 por ciento delos casos).
Gleevec (imatinib) es la terapia de primera elección parala LMC desde el 2001. No cura el cáncer, pero inhibe unaproteína específica que promueve el crecimiento y ladiseminación de la LMC. Los pacientes toman el fármacoindefinidamente para prevenir su avance.
Los efectos potenciales de Gleevec en el crecimientoinfantil no modificarán su lugar como tratamiento de primeraelección para la LMC, según la doctora Sonali Smith, profesoraasociada de la University of Chicago que no participó delestudio.
"Es una terapia estandarizada para niños y adultos conLMC", dijo Smith, experta en linfomas e integrante de laComisión de Comunicaciones de la Sociedad Estadounidense deOncología Clínica.
Pero agregó: "Los padres deberían por lo menos saber quesus hijos podrían sufrir de un retraso del crecimiento y quepodrían superarlo en la pubertad".
El fabricante del fármaco, Novartis, agregó en el 2010 lalista de efectos potenciales en el crecimiento infantil en lainformación que acompaña al producto.
Dado que Gleevec está disponible desde no hace mucho y quela LMC es rara en los niños, no hay demasiada información sobreposibles efectos a largo plazo en pediatría.
El equipo de Haruko Shima, de la Universidad de Keio, enTokio, analizó las historias clínicas de 48 niños con LMC.
Todos los pacientes habían comenzado a tomar el fármacocomo terapia de primera línea entre el 2001 y el 2006. Lamayoría tuvo algún grado de desaceleración del crecimiento conel uso de la medicación.
Los autores les midieron la altura a los niños antes decomenzar el fármaco y a diario durante el tratamiento. Luego,calcularon cuánto se desviaba cada niño del valor promedio parala edad y el sexo.
En general, una altura superior a 2 "desviacionesestándares" por debajo del valor promedio sería considerada"alterada", según la Organización Mundial de la Salud.
La mitad de los usuarios de Gleevec estaba alrededor de 0,5desviaciones estándares por debajo del valor promedio para laedad y el sexo, incluido un tercio que estaba más de 1desviación estándar bajo esa cifra.
Luego, el equipo halló que el efecto en la altura estabalimitado a los 27 niños que habían comenzado a utilizar Gleevecantes de la pubertad. Y hubo algunos signos de que, cuando losniños pasaban por esa etapa, los efectos en el crecimientodesaparecían.
De los ocho niños que los autores pudieron seguir por mástiempo, cuatro compensaron el crecimiento en la pubertad aunqueseguían tomando Gleevec.
Ese resultado, según Smith, ofrece "alguna confirmación",aunque la autora recordó que se trata de una cantidad pequeñade niños y aun significa que la mitad no tuvo un crecimientocompensado.
Se desconoce por qué Gleevec alteraría el crecimientoinfantil; una posibilidad, según el equipo, es que afecta lasplacas de crecimiento en los huesos. Durante la pubertad,cuando el crecimiento depende de las hormonas sexuales, elfármaco tendría bajo impacto.
Existen dos nuevos medicamentos de la misma clase queGleevec, conocida como inhibidores de la tirosina quinasa, queinhiben enzimas específicas de las células de la LMC quepermiten que el cáncer crezca.
Esas dos medicinas, dasatinib (Sprycel) y nilotinib(Tasigna), son más potentes que su primo mayor y, durantevarios años, se utilizaron en pacientes en los que el cáncerdeja de responder al Gleevec. Recientemente, se los aprobó comotratamientos de primera línea.
FUENTE: Journal of Pediatrics, online 18 de mayo del 2011
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