Este artículo se publicó hace 13 años.
Así veía el tanque que mató a Couso
Los peritos de la familia del cámara ratifican hoy ante el juez Pedraz el informe que ha preparado con las imágenes tomadas en Irak
La comisión judicial que acompañó al juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz a Irak en enero tenía un objetivo claro: determinar qué veía el tanque estadounidense que disparó contra el Hotel Palestina el 8 de abril de 2003. El proyectil impactó en la habitación 1503, donde una cámara de Reuters rodaba 24 horas al día. Mató a Taras Prostyuk. José Couso grababa la entrada del Ejército estadounidense en Bagdad desde la inmediatamente inferior y también murió.
Hoy el objetivo de la familia Couso y de los abogados que ejercen la acusación en el procedimiento está un poco más cerca. Los profesores titulares de la Facultad de Físicas de la Universidad Complutense de Madrid Julio Serna Galán, de Óptica, y Juan Manuel Rodríguez Parrondo, de Física Aplicada, ratificarán esta mañana ante el juez Pedraz el informe pericial que han realizado a partir de las fotografías tomadas por los letrados y las medidas que recabaron de los objetos que podían servir como punto de referencia.
La conclusión del informe es que las dos fotografías, a las que ha tenido acceso Público, una captada desde el Hotel Palestina y la otra desde el puente Aljurumiya véase la imagen, si son "observadas a un metro de distancia, reproducen fielmente la visión a través de un visor de diez aumentos, que es el máximo de los visores con los que está equipado el carro de combate Abrams M1".
Como se puede apreciar en la fotografía, los soldados estadounidenses que viajaban en el tanque que disparó contra el edificio en el que se alojaba la prensa internacional que cubría la guerra de Irak sabían contra qué disparaban. Pero es más, sabían que había personas. En la imagen se pueden apreciar hasta tres. Dos están en el añadido del edificio que hay sobre las habitaciones y una tercera, asomada en el balcón junto a la terraza en la que Couso resultó herido. Se trata del empleado de la Embajada española en Irak al que el juez Pedraz pidió que permaneciera en la habitación para comprobar si se podía apreciar si había personas.
Ni ojeadores ni francotiradoresLa justificación del disparo por parte del Ejército estadounidense consistió en que en el hotel había francotiradores u ojeadores que informaban a los iraquíes de dónde debían disparar, un extremo negado tajantemente por los periodistas españoles que fueron testigos de la muerte de Couso.
Y es posible que fuera difícil distinguir una cámara de unos prismáticos, pero cualquier disparo realizado desde el hotel habría sido visto por los estadounidenses. Tendría que haberse realizado con un arma de largo alcance, porque un fusil no es suficiente para superar los 1.700 metros que separan el hotel del puente desde el que disparó el carro de combate. Los tanques llevaban horas allí y para llegar habían pasado al otro lado del río Tigris, por la zona situada frente al hotel. Según los testigos, hasta intercambiaron saludos.
Pese a todo aún quedan diligencias por realizar. Las testigos de EEUU citadas para mañana han excusado su presencia. Y el informe pericial encargado por Pedraz con las fotografías que él mismo tomó todavía no está concluido.
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